Pacientes de Psiquiatría muestran su lado íntimo en fotografías y cuadros
'ARTerias con locura' se expone en el vestíbulo del Hospital Río Hortega hasta el 17 de octubre
SOFÍA FERNÁNDEZ
Domingo, 15 de septiembre 2013, 19:05
Expresión en estado puro. Sin palabras, sin gestos, sin sonidos, ¿cómo es posible? Por una razón muy sencilla, el mensaje sale directo del corazón, del estado de ánimo, de los sentimientos.
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Fotografías y pinturas son el resultado de la exposición 'ARTerias con locura' realizada por las personas atendidas en el Centro de Intervención Comunitaria (CIC), dependiente del Servicio de Psiquiatría del Hospital Río Hortega. Unos diecisiete pacientes han mostrado su realidad a través del objetivo de una cámara o mediante los trazos de un pincel. Y el resultado -que estará hasta el 17 de octubre en el vestíbulo del hospital- es, cuanto menos, sorprendente.
Una muestra con más de cuarenta fotografías y seis cuadros que intentan lanzar diferentes mensajes. La mayoría de las obras reflejan la soledad, la angustia y el aislamiento que viven estas personas a la sombra de la sociedad, la misma sociedad que se empeña en ocultarlas.
Aunque las personas atendidas en este centro no se quedan con lo malo, tratan de superarse día a día y aprovechan las artes plásticas para sacar lo mejor de todos, no solo de ellos mismos. Con esta exposición mandan un mensaje moral importante. Un cartel en el que se puede leer: «Se ofrece: optimismo, futuro, esperanza, compañerismo, cariño...» Una oda a las buenas intenciones de estos pacientes, que padecen trastornos mentales graves, pero que son más que eso. Mucho más. Son personas.
Eso es lo que intentan explicar desde este centro de intervención, más que un centro, una 'comunidad', como les gusta llamarse.
Siguiendo con las obras, en otras composiciones se pueden ver las ansias de libertad que tienen estas personas, que van más allá de las paredes o las verjas de un hospital. Como explica la responsable de la entidad, Laura Martín López- Andrade, «una parte de la exposición expresa lo que significa para ellos la psiquiatría o la salud mental. Y otra muestra la libertad que sienten cuando están fuera del medio sanitario».
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La exposición se va a llevar al Palacio de Congresos Conde Ansúrez el 18 y el 19 de octubre. «Después puede que lo llevemos a alguna biblioteca, aún tenemos que pensarlo. No nos habíamos planteado vender las obras, pero si alguien está interesado les serviría como estímulo, ya que la sociedad se niega a darles trabajo; lo tienen difícil».
'ARTerias con locura' es un proyecto educativo que consta de talleres semanales. Las personas que han creado estas obras se han aplicado para que el resultado final fuese de nivel. Varias horas a las semana, durante meses, en los que no solo han salido a la calle para captar momentos e imágenes con significado.
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Esta experiencia también les ayuda a crear un sentimiento de unidad y pertenencia al grupo, algo que para muchos de ellos es complicado. Juntos debatían cada semana la temática que tendrían durante esa jornada las fotografías y ya, en la calle, reflejaban en una imagen sus sentimientos, su experiencia, su vida.
Muchos puntos de vista
Para la mayoría era la primera vez que cogía una cámara y salía en busca de una buena instantánea. Una de las autoras de estas obras con mensaje explicaba su satisfacción ante el resultado final. «Como cada persona se fija en una cosa que tiene significado, hay muchos puntos de vista, después los juntamos todos y así se han expuesto», señala. En otras palabras, tolerancia.
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Pero este proyecto no se queda aquí. Todavía tienen por delante un trimestre en el que están debatiendo si realizar actividades para hacer vídeos o centrarse en la escultura, porque aquí, el arte es libre. Lo que sí tienen claro es que, entre todos, comenzarán dentro de poco un taller de radio con la colaboración de RNE y Onda Verde. La inquietud es lo que les lleva a renovarse en los proyectos.
No son disminuidos intelectuales, no son minusválidos, no son impedidos. «Son personas con una forma de ser diferente, con un experiencia de la vida distinta, no se trata de normalizar ni cambiar a nadie siempre que estén bien con su vida, ¿quiénes somos nosotros para cambiarla?», comenta Martínez. La sociedad siempre ha tratado de esconderles, ahora llega el turno de que se hagan bien visibles, que se relacionen, que se expresen, que se muestren.
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Esta comunidad, como les gusta llamarse, lleva desde el 1 de enero abierta a todas las personas que necesiten de la asistencia psiquiátrica, psicológica o terapéutica. «Este es un centro único, no existe otro igual».
Desde que se inauguró, los ocho profesionales que atienden a estas personas se han dado cuenta del extenso trabajo que queda por hacer. «Somos un equipo que trabaja como apoyo al programa de gestión de casos, hasta aquí vienen las personas con patologías más graves», explican. Pero no hay que confundirse, no están ingresadas. Acuden al centro para pasarlo bien, relacionarse, tomar un café, charlar, lee el periódico, ver la tele o, simplemente, a escuchar.
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Desde esta comunidad tratan de ayudar a los pacientes que necesitan de una atención intensiva. «La sociedad tiende a estigmatizar a estas personas», se lamenta Laura Martín. La armonía se hace patente en cada sala. «Se trata de que nos conozcan y podamos conocerlos, que se sientan bien aquí», añade. Ninguna persona está ingresada, todos vienen de forma voluntaria, cuando quieren, ellos eligen.
En la cocina, el 'chef' de un restaurante de la ciudad colabora y les enseña cómo hacer algunos platos. Unos ricos canapés de cangrejo en la mesa común y que cada uno coja lo que quiera.
Un café a media mañana, hablar o leer una revista. Contar cuentos a los niños que están ingresados en el hospital para hacerles la estancia más llevadera. En definitiva, el centro neurálgico de reunión en el que son algo más que pacientes, son amigos. Tienen talleres de cocina, salas para reunirse y charlar, terapias con la familia y, cada viernes, quedan todos para hablar de lo que se puede mejorar. Porque aún queda mucho por hacer. No reciben ayudas, ni colaboración, aunque la Concejalía de Cultura se comprometió a donarles unas cámaras de vídeo. Por eso, están abiertos a todo tipo de colaboración. «Si alguien quiere ayudarnos de alguna manera estaríamos encantados», apunta Martín.
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Este centro de intervención comunitaria es como una segunda casa para ellos. Bien claro lo deja el felpudo: 'Bienvenido a la república independiente de tu casa'. Laura Martín explica que la filosofía de 'este hogar' pretende huir de la doctrina ortodoxa de la psiquiatría, como algo meramente biológico, quieren que se traspase esa barrera e ir más allá de lo meramente farmacológico. «Para nosotros la medicación es algo secundario», señala de forma contundente la psiquiatra. Se basan en una clínica que devuelva el valor a la escucha, al acompañamiento y por consiguiente, a la recuperación. Porque el perfil de estas personas es muy joven, «aún les queda mucho por vivir, no pueden estar aislados».
Y así, unos con otros, escuchando y expresando sus opiniones y sus sentimientos quieren poco a poco mejorar, que al fin y al cabo es de lo que se trata, de superarse y ponerse una y otra vez, metas en la vida.
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Una vida que para ellos, en muchas ocasiones, no es fácil.
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