Victoria, en las alturas
EMILIANO ALLENDE
Miércoles, 21 de agosto 2013, 23:21
La presencia de The Tallis Scholars en la segunda edición de Abvlensis, otorga al ciclo un salto de calidad y está consiguiendo además muy buena respuesta, no solo por la presencia de público, que abarrotaba ayer la Iglesia del Monasterio de Santo Tomás, sino por la cantidad de alumnos apuntados a las clases magistrales impartidas por su director Peter Philips. A Victoria, por fin le ha llegado la hora de que en su ciudad natal se le pueda estudiar y reconocer con la misma profundidad y respeto que en el resto del mundo. The Tallis Scholars, que maravilla de grupo, tienen la calidad necesaria para cantar a Victoria con todos sus valores que se plasman en un estilo único, basado en la claridad de los textos, utilizando líneas melódicas cristalinas, no exentas de cromatismos, algo prohibido en la época. Victoria admite también dinámicas extremas, buscando contrastes que anuncian el barroco, pero Peter Phlips, prefiere a Victoria en estado puro. Su técnica es de una claridad, austera y exacta. Sus manos son flexibles y se extienden con sabio equilibrio entre la medida y la intención expresiva. Abrazan con elegancia el discurso que nace en unas voces, a las que les costó encontrar la afinación en la obra de Juan Gutiérrez Padilla que abrió el concierto. Eso nos da idea de la dificultad de su propuesta. Ya mejor en 'Alma redemtoris' de Victoria, las voces alcanzaron una emisión mucho más flexible en el 'Credo de la Misa', en el que sonaron con afinación inmaculada. La claridad alcanzó el zenit en las 'Lamentaciones del sábado santo', en las que entradas y salidas de cada voz fueron reguladas con altísimo grado de matiz. La facilidad con que Victoria utiliza el modo menor dio gravedad al oscuro texto de esta obra que tuvo momentos sublimes en la repetición final del 'Jerusalem, Jerusalem'. En el 'Versa est in luctum', la disonancia tomó cuerpo mostrándonos un Victoria insólito y moderno. Después de la rica armonía funcional del 'Usquequo Domine', de Guerrero, llegó el final con uno de los 'Magnificat', de Sebastián de Vivanco, todo un detalle del director para otro abulense ilustre y olvidado. Fuera de programa interpretaron 'Versa est in luctum' del sevillano Alonso Lobo, que puso fin a un concierto extraordinario que pone a Victoria muy cerca del cielo.
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