Los atriles no tienen sexo
Cada vez son más las compositoras que estrenan en un sector donde se va agotando la calificación de «primera mujer que...»
VICTORIA M. NIÑO
Domingo, 16 de junio 2013, 19:58
La música es una de las artes donde aún «ser la primera mujer que...» es noticia con excepcional frecuencia. Sabine Meyer fue la primera clarinetista y segunda mujer de la Filarmónica de Berlín (1982), Pilar Jurado, la primera compositora que estrenó una ópera en el Teatro Real (2011), Nathalie Stutzmann será la primera directora en el podio de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (2014). Sin embargo, ni el racial rostro de Jurado, ni la seguridad de la saga de la alemana, ni la oportunidad sinfónica otorgada a una especialista en música camerística, asisten a la mayor parte de las creadoras. Las compositoras contemporáneas españolas, y pasan del centenar, son casi invisibles a pesar de poner banda sonora a desfiles de moda, a espectáculos teatrales o de estrenar música absoluta con normalidad.
Publicidad
Esa normalidad que reclama un pianista especializado en música contemporánea como Diego Fernández Magdaleno «siento necesidad de estrenar a mujeres, me gusta. Pero no lo hago por ser ellas, pongo la partitura en el atril y no distingo más que la calidad» era impensable hace apenas un siglo. En 1914 Joaquín Turina escribía convencido: «Niego en absoluto que la mujer tenga condiciones para la composición. Afortunadamente en España se desconoce aún esta terrible plaga de compositoras y eruditas: En París, ¡qué horror! Estudian composición con más ahínco que el hombre». El buen sevillano comprobaría hoy que aquel horror parisino se repite en su país. Magdaleno celebra que haya «muchísimas y excelentes compositoras en España ahora mismo. Además conviven creadoras de distintas generaciones». Por cierto que logró el premio Nacional de Interpretración el mismo año, 2010, que Elena Mendoza era distinguida con el de Composición, que por primera recaía en una mujer.
El Trío Adartia organizó recientemente un ciclo de conciertos especializados en música de compositoras históricas. Además de ellas, cuyo punto de encuentro es Valladolid aunque imparten docencia en varios conservatorios de la comunidad, tocó un dúo de pianistas de Cáceres también partituras de escritoras románticas. Cuando la bonanza económica permitía patrocinios de conciertos especializados, Adartia divulgó la música de alemanas, francesas y españolas con buena respuesta del público. Arantza Hernández, la chelista del trío, se licenció en la Universidad de Oviedo con una tesina sobre Charlotte Morman, otra intérprete del violonchelo que «se vestía con su instrumento y unas pantallas que proyectaban imágenes desde su pecho para salir al escenario en la Bienal de Venecia». La casi coetánea de Du Pre concebía la música como performance.
De Ozaita a López de Rego
A partir de ese trabajo Arantza empezó a interesarse por las compositoras y por la Asociación de Mujeres en la Música, de la que ha sido secretaria hasta hace unos meses. Allí digitalizó los fondos, todas las asociadas depositan sus obras, «algunas escritas a mano». La investigadora probó con el trío partituras de mujeres hasta especializarse en un repertorio de «gran calidad» pero desconocido. «A veces cuando estamos ensayando sí notamos algo distinto, como si las mujeres fueran más originales a la hora de resolver algunas frases. Son pequeños detalles, pero los grandes compositores repiten algunas cosas y en cambio ellas lo resuelven de manera distinta. Son diferencias muy sutiles, su calidad está por encima de cualquier otra consideración».
La Asociación fundada por María Luisa Ozaita y dirigida hoy por la compositora Cruz López de Rego forma parte de un movimiento internacional liderado por la Fundación Donne in Musica, amparada por la Unesco. Promover la música escrita por mujeres, estrenarla y estudiarla son sus principales objetivos. También son centros de referencia para prestarse e intercambiar partituras. La Asociación española tiene en torno a un centenar de asociadas y entre otras iniciativas concertísticas, dirige el Festival de Getxo. «Somos más de las que están en la Asociación. Hay algunas que prefieren asociarse en la general de Compositores», asegura Mercedes Zavala, compositora que precedió a López de Rego. «Es un fenómeno de compositoras jóvenes que ven con recelo el apellido de 'mujeres' como si les fuera a restar mérito. Luego cuando comienzan su carrera profesional suelen entender el por qué y cambian de asociación».
Publicidad
Frente a Zavala, un nombre ya consolidado en la composición internacional, Iris Azquenizer está comenzando un camino que no sabe dónde la llevará. En su biografía coinciden dos generaciones de compositoras, la de su madre, María Escribano y la suya. Ambas intérpretes, ella chelista y Escribano pianista, y las dos escritoras de música.
«Estudié interpretación pero me he criado con mi madre así que para estudiar las escalas de piano escribíamos cada semana una obra. Siempre tuve la necesidad de componer pero registro mis composiciones desde hace año y medio. Ya tengo encargos». Por ahora «he escrito composiciones para chelo solo, preparo una grabación sobre estas obras» y también algo para piano. «Tres intérpretes relacionadas con Arenas de San Pedro Andrea Casarrubios, Irene Mateos y yo estrenamos allí una pieza para tres chelos en el Festival de de Boccherini, en mayo». Allí comenzó Andrea a estudiar música a los dos años con la madre de Iris.
Publicidad
«Mi madre perteneció a una generación que estaba muy unida, probablemente sea la primera en la que hubo un empeño conjunto por sacar sus proyectos adelante juntas. Vivió la explosión de las compositoras. Ahora todo eso se ha normalizado. Yo acabo de empezar, estreno mis propias obras o mis amigos, si les gusta me las piden. Ser mujer no es ni mejor ni peor, lo que está mal es el mundo de la cultura para todos, hay menos oportunidades y ayudas para todos», dice Azquenizer. Está escribiendo dos piezas para el coreógrafo Jean Philippe Dubry. «Escuchó mi música y le gustó y estamos creando dos partituras desde dos artes distintos. Trabajamos a partir de un estado».
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión