«Me hacía mucha falta reírme»
Regresa al teatro como aristócrata lesbiana en 'La duquesa al hoyo y la viuda al bollo', superado ya el episodio de su supuesta indigencia
ISABEL IBÁÑEZ
Martes, 27 de enero 2009, 10:25
Llega Terele caminando sobre tacones con una dificultad que revela el deshábito, como si a la Régula la fueras a calzar unos 'manolos'. Rebusca un cigarro en su bolso. «¿Fumas?, ¿no tendrás un...?», pregunta. Pero acaba por encontrar el paquete de Camel, «¡Uf, menos mal! ¡Estoy en racha!», salta. Y puede ser, tras un año «muy duro» en el que ha tenido que dar públicas explicaciones después de que varios programas de televisión emitieran unas imágenes en las que se la veía sentada en la calle junto a un pobre de nombre Manuel. Pero pasados los malos momentos, trabaja ahora en el teatro Muñoz Seca de Madrid en la obra que estrenó el jueves, 'La duquesa al hoyo y la viuda al bollo', donde encarna a una aristócrata homosexual.
«Me llamó el otro día una amiga lesbiana para darme la enhorabuena por este trabajo, y cuando le expliqué cuál es mi papel se ríe y me dice: 'Pero Terele, ¡si tú eres demasiado hombre para hacer de lesbiana!', ja ja ja», bromea ella con esa voz suya tan particular: «De niña, las monjas me decían que me acercara al coro para que escuchara a las demás. Luego descubres que está bien, pero hasta entonces tienes un complejito... Si voy a comprar el cupón, el ciego me contesta 'gracias, señor', igual que si llamo por teléfono. Y por no dar explicaciones, pongo la voz más de grave y ya está».
Íñigo Ramírez de Haro ha escrito la comedia en la que podremos verla, de momento, en Madrid. És también autor de obras tan polémicas como 'Me cago en Dios', que el 2004 fue criticada por los obispos y sufrió la violencia de dos tipos que, en una de las representaciones, subieron al escenario y, al grito de 'Viva Cristo Rey', golpearon a autor y protagonista. Pero es que, además, Ramírez de Haro es sobrino de la duquesa de Medina Sidonia, conocida como la 'duquesa roja', sobre la que escribió recientemente un libro. Curiosamente, el papel que interpreta Terele Pávez se llama la 'duquesa de Villa Sodomia' y, aunque en el programa de mano insisten en que «cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia», no sería de extrañar que algunos levantaran la voz e, incluso, la mano. Terele, que no quiere líos, niega la mayor: «Le dejé bien claro a Íñigo que no quería oír hablar de eso, que este personaje no está inspirado en nadie. Es que, si no, no hubiera hecho la obra. Se puede parecer en alguna cosa, pero nada más».
-Dice que con esta obra se está riendo de sí misma.
-Sí, mucho. Me ha venido muy bien porque me he liberado, ahí no hay ni complejos ni nada, y tampoco hay acritud ni nada escabroso. Es muy surrealista y tiene algo de Ionesco porque los personajes dicen una cosa y piensan otra. Y me hacía falta la disciplina.
-¡Al fin hace de rica!
-Sí, me hace una ilusión, ja ja ja...
-Y eso que tampoco parecen importale mucho esas cosas.
-Bah, sí, no viene mal. Una cosa es que no me mate por ello, pero que tampoco me mate no tenerlo.
-Y ha recuperado la risa.
-Sí, me hacía mucha falta reírme. Pero de esta manera, no con esa irónica que te va bloqueando, esa que te crees que te ríes y no te estás riendo. Yo llevaba una temporada que no me reía tanto, porque me han pasado muchas cosas, ha sido un año bastante duro, pero ahora me parto por todo.
-Después de su última aparición ante los medios, aquella en la que aclaró que no estaba en la indigencia, ¿tenía miedo de enfrentarse de nuevo a la opinión pública?
-Allí fuimos desnudos, sin saber lo que íbamos a hacer. Fue una barbaridad, había estado de la noche a la mañana durante diez días en todos las televisiones y había que hacer algo. Era algo paranoico, ¡si yo estaba viéndolo todo en mi casa desde el principio! Pero bueno, eso es lo de menos. Ahora ya hasta nos reímos.
«Sin un duro»
-¿Cómo pasó aquel mal trago?
-Entro y me encuentro con 150 cámaras, que ni Julio Iglesias. No se puede explicar, fue algo así como 'aquí estamos, pues hola'. Y noté un silencio... Las preguntas fueron de lo más cuidadosas, casi hablé yo más de lo que quería hablar, aplaudieron dos o tres veces y ya noté una emoción y un cariño... ¡Mira! Se me pone la piel de gallina de recordarlo. Alguien me preguntó '¿Tiene usted problemas con el alcohol?', y a estas alturas no me pareció mal, fue lo más duro que hubo, y dije que no, que bebo o no bebo, que me puedo beber Madrid entero como no beber nada. Así como el tabaco no puedo dejarlo, con el alcohol no tengo un problema. La gente que me conoce sabe que bebo por aburrimiento. Mal, si yo no digo que esté bien, pero bebo porque me da la gana.
-Dijo entonces: 'Tengo cierto tirón con cierta gente'. Se refería a Manuel, el pobre de su barrio al que bajó un bocadillo y con el que se le veía sentada en las imágenes. Se encuentra usted a gusto con las personas de la calle, ¿verdad?
-Sobre todo me gusta que ellos se sientan bien conmigo. Hay quien me dice, '¡pero cómo te hablas con ese drogadicto!', y yo le miro así y digo 'pero... ¡qué dices!'. Unas palabras y un buen trato le pueden cambiar la vida, porque eso mismo me ha pasado a mí aunque en otro estilo, cuando andaba yo 'qué mal, qué mal' y alguien te apoya, como si te sacara de una mala foto. Las personas de la calle suelen ser supereducadas, no se atreven ni a mirarte, y cuando les miras bien no se lo creen. Bueno, luego a veces se pasan con la confianza pero bueno... Fíjate en mí, a pesar de que me ves maravillosa tengo que decir a mis amigos que sigo igual, que aunque me vean con joyas no les puedo devolver nada de lo que les debo, ja ja ja.
-¿Ha tenido que pedir dinero prestado a los amigos?
-Hombre, a algunos amigos sí, un día pides tú y otro te piden a ti. Ésta es una profesión difícil pero muy solidaria. Nos ayudamos unos a otros. Lo digo porque alguno estará pensando 'lo que estará cobrando Terele', porque de repente me van a ver en el 'Hola'. Pero sigo igual, oye, sin un duro.
-Su hijo Carolo ha estado siempre a su lado.
-¡Lo que ha pasado mi hijo este año! Se ha portado, no ha ido a ninguna televisión a cobrar dinero, ni nada. Y ahora, que estoy metida en lo de esta obra, pues mientras dure me hace casi todo menos planchar, que si no yo no podría. Me despierta a las siete y media con el desayuno, me hace la compra, la comida... abro la nevera y ahí lo tengo todo. Está pendiente y yo lo único que hago es disfrutar.
-Suele decir que en España hay una lista de actores listos, otra de actores tontos y otra con Terele, en lo que a cobrar se refiere.
-Es verdad, te dicen 'vas a cobrar esto' y tú 'ah, muy bien, muchas gracias'. Se han aprovechado de mí y de otros actores. Si saben que tú lo vas a hacer encantada...
Ni hablar de Ian Gibson
-¿A quién le debe más Terele?
-Pues mira, creo que desde al camarero que me puso una caña en un momento dado y hablamos dos o tres cosas, al portero que te lanza una sonrisa en un día de preocupación, al taxista que te lleva gratis un día que no tienes, al supremercado que un día te fía... a todos los que te hacen la vida posible.
-'Tengo mala fama, pero seguiré a mi aire' es frase suya. ¿Quizá no se entiende que es usted un espíritu solitario y sufridor, pero libre?
-Soy todo eso pero de pacotilla. Claro que sí soy todo eso, es un lujo que me permito a veces pero... Tengo las mismas obligaciones, responsabilidades y angustias que el resto, pero luego igual hay un momento en que me desentiendo de cosas que otros no, y me da igual tener sofá o no tenerlo, o tener zapatos que no tenerlos. Quizás he prescindido de cosas que no debería, y no es que me sienta orgullosa, porque he ido dejando que me diera igual todo y eso está muy mal porque tiene que haber un límite... Claro que entonces no sería verdad porque no puedes ir por la vida diciendo 'voy a ser así'. Algunas sufren las cosas de una manera y se van a la peluquería y me parece maravilloso, pues yo no, yo me corto el pelo por no ir.
-Dicen que también ha sido rebelde en algunos rodajes.
-No es verdad. He tenido problemas como todos los actores. Pero me he educado en un colegio de monjas y sigo teniendo a la monja directora encima de mí y sigo queriendo que me quiera y que vea que lo hago bien. A lo mejor soy rebelde conmigo, digo 'no fumo y no fumo' pero luego pienso 'qué pesada, pues fumo y ya'. Así que soy una mala consejera para mí misma; me aburro y me digo 'vete a la porra'.
-Para explicar toda esta vida suya, hay quien apunta a un dato de su biografía como una de esas cosas que marcan a fuego, el hecho de que su padre fuera la persona que detuvo a García Lorca. Ian Gibson se puso en contacto con usted y sus hermanas para escribir un libro...
-¡No!
-No quiere hablar de esto.
-No quiero hablar de ese señor. Si quieres hablamos un rato de Lorca y de mi padre, pero de ese señor no, porque no sé qué coño, y lo pones así, tiene que ver ese señor con Lorca, que parece que tiene la exclusiva y el dolor. ¡Claro que marca una historia así! Todos tenemos una marquita en casa. Fue una barbaridad lo que pasó y ya está. Eran otros tiempos y otra historia y luego vienen los oportunistas. Pero ni la historia fue así, ni nada, y no se trata de ir contestando a ese señor para que sus libros crezcan. No nos ha interesado. Claro que marca lo que pasó en una profesión como ésta y con una persona tan maravillosa como era Lorca. Pero igual de supermaravilloso era mi padre.
-¿Sufrió por la gente de alrededor?
-Hombre, siempre ha habido algo ahí, una sombra extraña, pero no vas a ir por la vida diciendo '¡pues anda que tú!'.
-¿Qué pensó cuando Garzón ordenó exhumar los restos de Lorca?
-Que sería muy hermoso bien hecho, es evidente, pero con respeto, con silencio, no en la tele con todos los huesos ni queriendo hacer fanatismos con la política. Pero eso se tenía que haber pensado exquisitamente y no brutalmente, asaltando, porque ésa era la sensación, lo importante parece que era decir quién era el culpable, en vez del respeto a esos seres que quieren tener a su familiar, y que me parece precioso. El tiempo que ha pasado merece por lo menos el respeto de que todos hemos aprendido algo.
Otra vez de Celestina
-¿Es mujer de izquierdas?
-Mira, yo soy la auténtica española, porque he tenido novios de todos los lados y he tomado café con todos. Soy tan española que da asco lo mío, soy el ejemplo de la mujer española que no se ha enterado nunca de dónde era éste o el otro. Me han hecho homenajes los socialistas, los de derechas y los de IU. Y digo que esto es lo más glorioso: si no tengo coche, no tengo nada, tengo más deudas que el Alcoyano, pero cuando yo peor he estado en mi vida, cuando estaba en un peligro tremendo de dejarme del todo, de repente me han tratado todos con tanto cariño...
-¿Anda enamorada?
-No, no, ¡qué va! Y tampoco me imagino con esta edad. Y en otras me parece bien, pero yo no, porque no me lo pide ni mi cuerpo ni mi mente. Yo ya me enamoro de todo, del autor de esta comedia, que es para comérselo, le digo 'eres tan rico que hasta coqueteas conmigo para darme moral'.
-Está a punto de cumplir 70 años. ¿Se pasa rápida la vida?
-Para mí que ni ha empezado. Sí ha pasado rápido, sí.
-¿Se siente joven?
-Me siento todavía, no sé todavía qué, pero me siento que todavía estoy y que voy a hacer cosas. Me estoy preparando para volver a hacer 'La Celestina', pero la del libro, una Celestina a la antigua, nada de moderneces. Vaya, espero que no se le ocurra a otra, ja ja ja...
-Sabe que inspira cariño, ¿verdad?
-Noto que quiero tanto que recibo mucho. Me pasa por la calle...