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M. A. LÓPEZ
Jueves, 5 de junio 2008, 20:35
Varios paneles situados en el zaguán de la Casa de los Picos muestran ejemplos clásicos de productos de uso cotidiano diseñados en el siglo XX. Allí están, entre otros, la cafetera italiana de Alfonso Braletti (1933), la silla Wassily de Brener (1925), el bloque básico del juego de construcciones de Lego (1949); junto a ellos, como representante del siglo XXI, aparece el iPod de Apple diseñado por Tony Fadell en el 2001. En otro gran panel repleto de frases está la síntesis de qué significa diseño. Bastan dos. Una es de Enzo Mari: «Diseñar supone siempre rechazar un estándar y enfrentarse a un vacío». La otra, de H. A. Simon, alude a lo que se diseña: «Artefactos dirigidos a cumplir objetivos».
Los paneles forman parte de la exposición que permanecerá en la entrada y el patio de la Casa de los Picos hasta el 18 de junio como reclamo para los posibles interesados en cursar los estudios superiores de Diseño de Producto, una especialidad única en Castilla y León que la Escuela de Arte y Diseño de Segovia pondrá en marcha el próximo otoño. De momento, sólo veinte alumnos podrán estudiar esta especialidad que, como todas las de grado superior de formación profesional, ofrece salidas profesionales casi inmediatas al terminar la carrera, ya que más del 90% de los que acaban se incorporan al mercado profesional en pocos meses. Y los que no lo hacen es porque deciden ampliar los estudios.
La exposición de la Casa de los Picos también es una muestra de los caminos por los que discurre el diseño actual, pero a través de varios proyectos de fin de estudios realizados por algunos alumnos de las escuelas superiores de Diseño de Producto de Alcoy (Alicante), Palma de Mallorca, Vich (Barcelona) y Valencia.
Uno de estos proyectos, presentado en el centro valenciano, pertenece a una segoviana que finalizó allí el grado superior después de estudiar en la Casa de los Picos. Cristina Sanz Migueláñez presentó en Valencia un proyector de sombra de vivos colores para espacios públicos, y no descarta que algún día pase de ser un prototipo y entre en producción. Y de que sus diseños son válidos da fe que un mes después de terminar los estudios logró un contrato para trabajar como diseñadora en una empresa segoviana.
Cotidianos
Los diseños de las otras escuelas son ejemplos de objetos cotidianos, de 'artefactos' con un fin concreto, productos industriales, mobiliario urbano y doméstico, embalajes (cuya apariencia es tan importante hoy día como la del objeto que protegen) y otros objetos de uso cotidiano. Así, entre las propuestas de fin de estudios hay marquesinas de autobús, silas y mesas, jarras, platos de viaje con tapa, juguetes (un bolso-flor y un muñeco, Johnny Macarroni), una fuente que bien podría ser un lavabo o un sistema de iluminación de fuentes.
Dentro de tres años, de la Casa de los Picos saldrán los primeros graduados superiores en Diseño de Producto, la nueva titulación para la que el centro segoviano oferta veinte plazas en el primer curso. La exposición también sirve para que los interesados conozcan las condiciones de acceso: desde Bachillerato, superando una prueba; de forma directa, desde los ciclos formativos de grado superior. Una vez dentro, para obtener el título hay que superar tres cursos y hacer el proyecto final. La directora de la escuela, María Victoria Armentia, no puede garantizarles el futuro, pero no duda en afirmar que «las empresas con departamentos de diseño son cada vez más», así que «es fácil que todos los titulados se incorporen muy pronto al mercado de trabajo».
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