Rebelión a bordo del 'Sky Wonder'

Francisco Guijo, de 53 años, tenía previsto estar tal día como ayer en Atenas, pero, muy a su pesar, desde primera hora de la mañana ya se encontraba al frente del establecimiento de reparación de electrodomésticos, Guijo, que posee en la calle Teófilo Ayuso de Segovia, después de cuatro horas de sueño y de vivir una pesadilla que comenzó a las 12.30 horas del martes en Kusadasi.

Junto a su mujer, Teresa Llorente, y al matrimonio formado por Juan Manuel Prieto (director del colegio San José) y Rosario Gallego, Guijo tomó el pasado domingo un vuelo en Barajas con dirección a Estambul para emprender al día siguiente un crucero que les llevaría por el Mar de Mármara hasta Éfeso y Atenas, como principales destinos de un feliz viaje que hubiese finalizado el próximo domingo.

Pero el crucero fue meteóricamente abortado cuando la popa del buque 'Sky Wonder' encalló en un banco de arena próximo al lugar de atraque. «Al poco de salir de Estambul nos encontramos con vientos de hasta 60 nudos (120 kilómetros por hora) que hicieron la travesía un poco incómoda y retraso más de dos horas la llegada a Kusadasi», relata Guijo. Una vez allí, un práctico del puerto y dos remolcadores intentaron conducir el barco por el canal que comunica la ensenada con el muelle «con vientos de entre 80 y 90 kilómetros por hora y sin hélices laterales que facilitasen la operación, el propio barco, de 240 metros de eslora (largo) y 30 de altura, se convirtió en un inmenso velamen y fue donde le mandaba el viento», explica el pasajero, que empezó a temerse lo peor: «Tengo el título de patrón de vela y me dí cuenta de que la situación no estaba controlada». Y así fue.

«¿Miedo?, no»

La peor parte se la llevó uno de los remolcadores que chocó con el saliente de una escollera que el paquebote casi roza, aunque acabó aculado sobre un bancal de arena junto a la bocana del puerto. «Enseguida me dí cuenta de que aquello era imposible», prosigue Guijo. Y tampoco se equivocó esta vez. Los esfuerzos por desencallar el barco resultaron infructuosos incluso con la pleamar de la noche. Se zafó de ese fondo pero fue a parar a otro.

A bordo había 1.058 pasajeros, en su mayoría españoles y portugueses, de los cuales 83 eran residentes en Castilla y León.

Pasaron las horas del martes viendo cómo se sucedían los acontecimientos y disfrutando de los entretenimientos del hotel flotante. «Nos dedicamos a la buena vida y el trato fue exquisito», afirma. «¿Miedo?, no. Estuve algo alarmado cuando intentaron acercarlo desde el muelle porque temí que se inclinase el barco y que el mobiliario y los enseres se precipitaran sobre el pasaje. Menos mal que desistieron», relata. Con el tiempo apaciguado y la mar más calmada, el miércoles pudieron bajar a tierra y visitar Éfeso. De vuelta al barco, el 'Sky Wonder' continuaba encallado.

A lo mejor volvemos

Al día siguiente, la compañía Pullmantur, propietaria del barco, anunció que les iba a repatriar y ofreció a los afectados un bono de descuento del 50% en su próximo crucero. El pasaje se reunió en asamblea y exigió la devolución del 100% del billete -930 euros más tasas por persona en el caso de los cuatro segovianos- amenazando con no abandonar el buque. La empresa accedió, mantuvo el vale y les trasladó al aeropuerto de Esmirna. Desde allí partieron tres vuelos rumbos a Barcelona y Madrid (dos), el primero con clientes sudamericanos con billetes transoceánicos de retorno. En él último viajaron Francisco y Teresa y Juan Manuel y Rosario, que salió con retraso y llegó a Madrid a las 4.00 horas de ayer.

«Hombre, ha sido una faena, aunque nunca perdimos el sentido del humor. Además, regresamos con un vale descuento y, quién sabe, a lo mejor lo utilizamos este verano», afirma Guijo.