El misterio del pequeño Yeremi
EFE
Domingo, 9 de marzo 2008, 02:19
La desaparición del niño Yeremi Vargas, de la que se cumple mañana se cumple un año, guarda un curioso paralelismo con un cuento infantil que su madre, Ithaisa Suárez, le regaló años antes: Yeremi desaparecía en Vecindario (Gran Canaria) cuando jugaba en la arena con su cubito.
Con su voz cadenciosa y mirada alejada, la joven madre de Yeremi llama la atención sobre el reciente hallazgo del librito entre las cosas del niño y destaca las semejanzas que, al leerlo, encuentra ella entre la ficción del cuento y la triste realidad que vive, pero que, por contra, aviva su esperanza.
'El misterio de la piedra mágica' es el título del cuento personalizado, promoción de una marca de pañales, que Ithaisa encargó en el año 2000 para Yeremi, cuando no había cumplido un año, y que ahora enseña con la esperanza de que «ojalá se cumpla» su final feliz.
«Una mañana, Yeremi José (nombre real del niño), de ocho meses, de Vecindario, estaba jugando en el parque. Con su cubo y su palita, estaba excavando la arena para construir un castillo...», comienza el cuento, que a continuación refiere cómo «por un extraño encantamiento el parque en el que estaba jugando desapareció» y Yeremi «se encontró en un bosque encantado».
«¿Me parece increíble que en el cuento Yeremi desaparezca como le vi por última vez», explica Ithaisa en su domicilio familiar, donde nunca falta nadie por si suena el teléfono.
Fue el 10 de marzo del 2007, pasadas las 13.30 horas, en un solar a escasos metros de su vivienda familiar del barrio de Los Llanos, una zona tranquila y humilde de la localidad de Vecindario. Es un lugar sosegado y, como el suceso, inopinado. Yeremi, de siete años, sucio de tierra, jugaba con sus primos; Aaron, de nueve años, y Alexis, de cinco.
Herminia Santana, abuela de los tres niños, llegó en coche con Ithaisa de comprar pollo para comer y les gritó: «¿Suban chiquillos a comer!» Pero Yeremi nunca subió y desapareció a escasos metros de su abuelo y unos tíos, que se encontraban todavía en la puerta de casa.
Creen que alguien se lo llevó entre las 13.35 y las 13.40 horas por la calle de atrás del solar, a donde no solía ir el menor a jugar, pero allí se encontró su cubito amarillo, derrumbado, como única señal de lo que pudo pasar.
«Estoy deseando que aparezca como en el cuento y volverle a ver como cuando desapareció, con su cubito, y que todo esto no haya sido más que una pesadilla», afirma Ithaisa.
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