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Grupo de alumnos de las antiguas escuelas de Villabasta. / EL NORTE
Achaques de la edad
PALENCIA

Achaques de la edad

Especiosa Ayuela, la vecina más longeva, relata las principales costumbres de Villabasta

S. DE LAS SÍAS

Miércoles, 3 de octubre 2007, 02:39

Tras varios años recopilando datos y entrevistando a los vecinos, Faustino Narganes Quijano y Emiliano González Díez sacaron a la luz en el 2004 un libro con la historia abreviada de seis localidades del curso medio del Valdavia. Recogieron los principales acontecimientos, plasmaron costumbres y tradiciones e hicieron todo lo posible para encontrar imágenes antiguas y simbólicas de Villaeles, Villanuño, Arenillas de Nuño Pérez, Villasila y Villamelendro.

Dejaron un hueco también para Villabasta. Para incluir apuntes sobre toponimia, como el lugar repoblado por Abasta. Sobre heráldica, con su escudo con castillo donjonado. Sobre su pasado más lejano, con las hazañas de los Mendoza, Duques del Infantado. O el más cercano, con el relato de los protagonistas directos de décadas atrás, con los que un día fueron niños y posaron junto al profesor para fotografiarse a la salida de clase, en las antiguas escuelas, ahora reconvertidas en centro socio-cultural.

La fotografía en blanco y negro de la página 97 atestigua los tiempos de máximo desarrollo que vivió el pueblo. La estampa, con una treintena de rostros, lo demuestra y no deja lugar a dudas. En cualquier caso, para el más desconfiado, receloso, suspicaz y escamado, se añade ahora como apoyo la conversación con una de aquellas protagonistas, con la vecina más longeva de la localidad: Especiosa Ayuela del Campo, que acumula experiencia en una larga y bien llevada lista de 95 años.

El baile

La artrosis y la artritis han provocado deformaciones en sus manos y un continuo dolor en sus rodillas que le impide desenvolverse con la agilidad deseada. Sin embargo, asegura conservar intacta y nada dolorida su memoria. Por eso, dice, no solo rememora los días de escuela, sino las jornadas en el campo de ayer, «mucho más sacrificadas que ahora», el baile que se organizaba en las fiestas en el viejo ayuntamiento y la vida que tenía el pueblo. «No éramos cuatro gatos como ahora, había mucho más ambiente. Había 50 vecinos con 50 casas abiertas, y habitantes quizás más de 200», exclama Especiosa.

«Menos mal -continúa señalando- que la cosa cambia en verano gracias a la llegada de hijos, familiares y amigos, que llenan y animan de nuevo las calles. Algunos se quedan incluso hasta septiembre para participar en la fiesta de la Virgen del Camino», apunta Ayuela del Campo, que detalla que la patrona llegó a contar con una ermita dedicada a ella dentro del casco urbano que se dejó caer. «Por eso ahora la talla luce en un altar en la iglesia. Pregúntaselo a otros que, aunque sean más jóvenes, igual lo conocieron. O al menos, de ello han oído hablar», matiza.

El diálogo concluye con la petición de una foto. Para ilustrar una historia abreviada. Especiosa no dice que no, pero prefiere que se publique una antigua, para que haya gente que se fije y se cuestione qué hay que hacer para revitalizar esos núcleos del medio rural que, al contrario que ella, no han podido o sabido sobrellevar los achaques de la edad. Próximo pueblo: Villasila de Valdavia

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