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Un grupo de personas recibe formación en Accem.
El fin de las prestaciones obliga a muchos inmigrantes a volver a sus países desde Valladolid

El fin de las prestaciones obliga a muchos inmigrantes a volver a sus países desde Valladolid

Los afiliados foráneos a la Seguridad Social han caído de 25.713 a 9.180 durante la crisis

Víctor Vela

Viernes, 15 de agosto 2014, 18:06

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El padrón municipal recién actualizado con cifras de 1 de julio acaba de sufrir otro bocado, un nuevo descenso que sitúa el número total de habitantes en 307.929 (son 1.494 menos que a principios de este año) y que se ve de nuevo sometido por el flujo de extranjeros, de vecinos inmigrantes que después de años residiendo en la capital han tenido que regresar a sus países de origen empujados por una precaria situación económica, por la crisis, por el paro y, sobre todo, por el fin de las prestaciones.

Si durante los últimos años hubo familias que intentaron agotar las posibilidades, continuar en Valladolid a la espera de que la economía remontase y se volviera a generar empleo, muchos hogares han visto imposible encontrar trabajo y se han encontrado con el fin de sus prestaciones de desempleo. Así, sin curro y sin ayudas, se han visto forzados a hacer la maleta y regresar a sus países de origen. A 1 de julio, el número de ciudadanos extranjeros que vivía en la capital bajaba hasta los 16.051, desde los 17.288 que marcaba el padrón a 1 de enero. Esto supone un descenso de 1.237 en los primeros seis meses, una media de casi siete personas (dos familias) menos al día.

Y, de nuevo, el mayor retorno mira al otro del Atlántico, a Sudamérica, que durante ese semestre ha recibido de vuelta a 785 personas. Hay descensos especialmente significativos, como los registrados entre la comunidad colombiana, la ecuatoriana o la brasileña. Muchos de estos países, explican desde las asociaciones que trabajan en Valladolid con población inmigrante, viven ahora mejores oportunidades de empleo que las que existen en España, como por ejemplo Colombia, que parece vivir un despertar económico.

Y además, en algunos casos se han iniciado políticas de retorno en varias de estas naciones (como Ecuador)que facilitan no solo el papeleo, sino también la mudanza y el traslado de coches y pertenencias para volver a los países de origen. Desde la asociación Accem (que en Valladolid tramita los documentos y acompaña a la población extranjera en los pasos para el regreso a su país)explican que, también en algunos casos, es posible obtener, de forma anticipada y junta, la prestación contributiva por desempleo generada en España durante su vida laboral.

Muchos de estos ciudadanos que ahora se ven forzados a abandonar Valladolid llevaban años en la ciudad, llegaron en tiempos de bonanza (los mayores incrementos se registraron entre 2002 y 2008)y encontraron empleo, sobre todo, en la agricultura, en el servicio doméstico y especialmente en la construcción.

La crisis del ladrillo y por extensión la de otros factores ha sumido en un pozo a muchas de estas personas y, después de meses en el paro, ven cómo se les acaban las ayudas y carecen así de recursos. «La mayoría vive aquí en Valladolid en pisos en alquiler y no tiene una extensa red familiar.En sus países de origen pueden disponer de propiedades, de padres o hermanos que ayuden al mantenimiento del hogar», añaden desde estos colectivos de ayuda al inmigrante.

Este mismo miércoles (13 de agosto), el Ministerio de Empleo ha publicado un avance de su anuario sobre el mercado de trabajo entre la población foránea. Ylos datos ya evidencian algunas de las razones por las que esta operación retorno se ha acelerado durante los últimos meses. Por ejemplo, en la provincia de Valladolid, entre 2012 y 2013 cayó el 11,4%el número de trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social.

La media de 2013 era de 9.180 personas (51,4%hombres) la mayoría en el régimen general, con 1.441 en el de empleadas del hogar, 1.068 en el sistema especial agrario y 1.058 en los autónomos. En ese año 2013 se formalizaron 18.243 contratos a ciudadanos procedentes de otros países (cuando el año anterior fueron 20.808)y la mayoría en el sector servicios.

El retroceso en el mercado laboral de la población inmigrante gana más perfiles cuando se recurre a los datos de 2007, los últimos en los que la sombra de la crisis no se asomó a la estadística y la vida cotidiana de los españoles. En aquel año se firmaron 22.974 contratos, aunque solo el 11,24%fueron indefinidos, lo que da muestra de que los trabajadores foráneos siempre han tenido menos garantía de continuidad en sus empleos. En 2007, el número de afiliados era de 25.713 (o sea, 16.533 trabajadores extranjeros más que en 2013)y el 19,2% de los contratos sellados eran a tiempo parcial. Las últimas cifras ahondan en esos contratos precarios, no solo por esa tremenda temporalidad (el 89,77% fueron por obra y servicio o eventuales), sino también porque los empleos a tiempo parcial subieron hasta el 30,6%.

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