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Aspecto que presenta actualmente la iglesia de El Carmen de Abajo.
Un proyecto recuperará la fastuosa fachada churrigueresca de El Carmen de Abajo

Un proyecto recuperará la fastuosa fachada churrigueresca de El Carmen de Abajo

Obra de Manuel de Larra Churriguera, fue absorbida casi totalmente por la actual residencia universitaria

francisco gómez

Domingo, 31 de enero 2016, 11:43

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Tal y como se encargaron de propagar por la Corte algunos escandalizados testigos, parece ser que cuando los reyes de España visitaron en 1922 la ciudad de Salamanca, tuvo lugar esta curiosa conversación. Admirada por la belleza abrumadora del centro histórico, la reina Victoria Eugenia en algún momento de su recorrido no pudo menos que suspirar, ¡Ah, la vieja ciudad de Salamanca!. A lo que algún avezado acompañante de la regia delegación respondió: «no se preocupe, majestad, que ya estamos tirando todo lo viejo».

La anécdota sirve para ilustrar la escasa valoración que durante largas décadas tuvo buena parte del patrimonio salmantino. Culpa de ello tuvo sin duda la Guerra de la Independencia (donde la ciudad perdió cerca de la mitad de su caserío histórico), cuyas consecuencias agravaron las desamortizaciones del siglo XIX, además del general desprecio hacia muchas antiguas construcciones.

Dañina mezcla a la que por si fuera poco vino a sumarse, además, una dosis de progreso mal entendido, que se tradujo por ejemplo en la decisión de hacer atravesar la carretera nacional Villacastín-Vigo (la que luego sería N-501) casi por el centro de la ciudad, arrasando con algunas edificaciones notables como el templo románico de San Adrián o el convento de los carmelitas.

Aquí comienza precisamente esta historia en la que ahora Salamanca quiere reencontrarse con un glorioso episodio de su pasado, el que lleva directamente al magno complejo religioso que en su día fue conocido por sus dimensiones como El Escorial salmantino, el convento de San Andrés.

Todavía hoy perteneciente a los Padres Carmelitas, el actual edificio con este nombre situado en la confluencia de Rector Esperabé y Arroyo de Santo Domingo es solo una pequeña parte de lo que llegó a ser aquel colosal convento. Pero pese a todo este espacio guarda aún hoy innumerables secretos que podrían empezar a salir a la luz.

Y es que la orden está trabajando en un ambicioso proyecto de intervención de la residencia carmelita con el fin de dotar de visibilidad a uno de los grandes tesoros del barroco salmantino, hoy casi absolutamente desconocido. Se trata de la portada churrigueresca que daba acceso a la antigua capilla de la Venerable Orden Tercera del Carmen, lo que hoy se conoce popularmente en la ciudad como la iglesia de El Carmen de Abajo.

La portada tiene unas impresionantes dimensiones, equivalentes a un edificio de casi tres plantas y cuenta con el valor de ser el último gran trabajo en la ciudad del crucial taller de los Churriguera. En concreto, fue una realización de Manuel de Larra Churriguera, hijo de Mariana de Churriguera (hermana de los célebres arquitectos José Benito, Alberto y Joaquín) y del escultor salmantino José de Larra. Es la última gran aportación en la ciudad del escultor y arquitecto que ya había trabajado previamente en las obras de la Catedral Nueva o en la biblioteca barroca de la Universidad.

Manuel de Larra Churriguera se hizo cargo en 1755 de unas obras que habían comenzado una década antes y que se habían visto desatendidas por distintas causas. Construyó para la Venerable Orden Tercera del Carmen una capilla devocional que remató con una gran portada adintelada y protagonizada por molduras y recovecos muy del gusto churrigueresco. El elemento más destacado de la portada es sin duda el escudo coronado de la orden, de una labra muy delicada al igual que los dos angelotes que lo sostienen.

Una obra magnífica en su conjunto pero cuya contemplación ahora es prácticamente imposible. No solo porque el elemento sea casi totalmente desconocido y apenas nadie se interese por él, sino porque en la actual disposición del edificio su visión ha quedado totalmente opacada por la construcción que lo rodea.

Cuando en el siglo XX se lleva a cabo la nueva residencia, se decide respetar la portada churrigueresca, pero se deja un pequeño espacio de separación, prácticamente un patio de luces, lo que a pesar de la buena disposición de la comunidad carmelita a facilitar las visitas a las personas que lo solicitan, la observación del monumento es realmente compleja y tiene que hacerse desde las ventanas que dan a ese patio en los distintos pisos de la residencia y una de las escaleras.

Planta baja

Por este motivo, la orden ha decidido remodelar por completo la planta baja de la residencia, lo que incluye como medida más destacada crear un espacio diáfano junto a la portada, eliminando los tabiques que actualmente crean las distintas estancias en esa zona y asimismo colocar para las plantas superiores una nueva pared con más espacio transparente que permita contemplar la portada en su conjunto más fácilmente.

El proyecto en el que se está trabajando se completa además con un ascensor, igualmente transparente, que permitiría también recorrer a distintos niveles los detalles de la portada, hasta la ventana alta que otorga la iluminación al coro.

Un proyecto que será presentado a las administraciones, aunque la orden es consciente de que «en los momentos actuales tendremos que sufragarlo básicamente con nuestros recursos propios», aunque la idea es que la intervención pudiera ser sostenible en parte con la apertura a las visitas turísticas del espacio.

Por el momento, la remodelación tendrá que ser supervisada por la Comisión Territorial de Patrimonio. Una ocasión, no obstante, para que salmantinos y visitantes puedan tener una noticia más cabal de lo que supuso el impresionante convento de San Andrés, ya que esta gran portada daba acceso a lo que era solamente una «pequeña capilla devocional» en el conjunto monacal.

De hecho, fue encargada como un adosado al convento por la Orden Tercera, lo que a la postre sirvió para que una parte del complejo se salvara, ya que al ser propiedad de una agrupación de laicos la capilla no fue desamortizada y se respetó en el trazado de la carretera Villacastín- Vigo que pasaría justo por el medio de lo que era el antiguo convento, que llegaría desde la muralla medieval hasta algo más allá de lo que hoy es el IRNASA, dimensiones que hacen comprender que fuera precisamente denominado El Escorial salmantino.

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