16 personas declararán por el accidente del pozo Emilio de la Hullera

El Presidente, la cúpula directiva, los ingenieros y los vigilantes de seguridad del pozo Emilio del Valle de León, propiedad de la Hullera Vasco Leonesa, tendrán que declarar en el juzgado, en calidad de imputados, por el accidente de 2013 en el que murieron seis mineros y resultaron heridos otros cinco.

Según ha hecho público la RTPA, el auto del juzgado de instrucción número 4 de León no concluye el delito o falta por el que deberán declarar. La querella la presentaron las viudas de los fallecidos y los heridos.

Las primeras declaraciones serán las de los directivos Antonio, Aurelio y Arturo del Valle el próximo 30 de junio aunque serán un total de 16 personas las que están imputadas por la tragedia del pozo Emilio.

Fueron minutos antes de las dos de la tarde del 28 de octubre de 2013 cuando un grupo de mineros se vieron sorprendidos por una bolsa de gas grisú. A 620 metro de profundidad y a escasos minutos de que terminase su turno, Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias y Roberto Álvarez encontraron la muerte.

Nada pudieron ni ellos ni los compañeros que rápido acudieron a su auxilio ante la magnitud del escape de gas que algunos han calificado de auténtico tsunami. Los peores presagios de todos los que trabajaban en el pozo Emilio se cumplieron y en el exterior se había instalado la confusión.

La cuenca, más que nunca se tiñe de negro

No fue hasta dos horas después cuando se conocía la trágica noticia. Seis mineros habían fallecido y cinco habían resultado heridos, uno de extrema gravedad. Seis muertes que dejaban rotas para siempre a seis familias que no podía creer lo que estaba ocurriendo.

Numerosos medios de comunicación locales y nacionales se agolpaban a las puertas del pozo Emilio donde se sucedían las muestras de dolor de los familiares de los fallecidos. Lágrimas y gritos desgarradores que no encontraban consuelo en los abrazos de los amigos y compañeros ante una pérdida irreparable.

Una tragedia que sacudió con fuerza a todo el país, pero sobre todo a una provincia, a una comarca y a un sector luchador que se derrumbaba como un castillo de naipes ante la puntilla a dos años de una lucha que por momentos dejó de tener sentido alguno.

Desde ese 28 de octubre más que nunca la cuenca de Ciñera se tiño de negro, el negro del luto y del dolor por la muerte inesperada de seis mineros, seis hombres que han dejado un importante vacio entre sus familiares y sus compañeros que hoy más que nunca claman justicia y piden que su memoria perviva por siempre.