Alejandro Tous y Ruth Núñez comparten de nuevo escenario con 'La pausa del mediodía'

'Yo soy Bea' les unió, profesional y sentimentalmente. A partir de esta popular serie, Alejandro Tous y Ruth Núñez son pareja y comparten su propia productora teatral,que ahora les une sobre el escenario con la representación de 'La pausa del mediodía', de Neil Laboute, una ácida comedia dirigida por José Troncoso que representan en el teatro Arlequín de Madrid.

Según el propio Alejandro, esta aventura teatral es "una comedia ácida, divertida, rápida y con un final con sorpresa". Para Ruht, "tiene una estructura particular, muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver, los diálogos son muy ácidos e inteligentes y la función cuenta algo que a nosotros nos tocaba de alguna manera y que pensamos que es interesante contar".

Ambos reconocen que no corren buenos tiempos para la producción teatral. "Son tiempos malisimos, horribles, nuestra idea cuando creamos la productora era poder trabajar a nuestro gusto pero corren unos tiempos en los que no es tan fácil como parece hacer las cosas como a uno le gustaría, así que básicamente estamos en la lucha, como todo el mundo", explica Ruth.

Alejandro explica que la subida de precios es una dificultad añadida a la crisis general de España. "La mayor (dificultad) es lo difícil que está todo, la subida del IVA también ha sido un problema, lo hemos asumido nosotros como productores para no cargárselo a la gente que tiene ya bastante y no vendrían al teatro si subimos los precios".

Los dos recuerdan cómo se conocieron en 'Yo soy Bea' y lo que les unió: "Lo bien que nos llevamos, nos entendemos muy bien, somos como la noche y el día pero nos anclan muchos puntos en común. Fuimos muy amigos antes de ser novios, trabajábamos juntos y nos conocíamos muy bien, eso es muy bueno a la hora de consolidar una pareja. Desde que nos conocimos preparamos juntos todos los personajes", explica Alejandro.

Ruth también reconoce que los problemas domésticos que puedan tener nunca se trasladan al trabajo: "No, el escenario es sagrado para nosotros, en escena no somos novios, entramos a un juego mágico y todo lo demás no existe. Si no fuera así no lo disfrutaríamos, sería una locura".