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Jessica Jones. La no heroína de Netflix, ni víctima ni florero

Jessica Jones. La no heroína de Netflix, ni víctima ni florero

En el día contra la violencia machista es buen día para recordar al nuevo personaje femenino de Netflix, una mujer alejada de los estereotipos que suelen aquejar al sexo femenino en el género de los superhéroes o el ‘noir’

M. E. García

Miércoles, 25 de noviembre 2015, 21:06

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Alan Moore volvió del revés el género superheroico con Watchmen en los ochenta. Fue y es mucho más que un cómic, es justo llamarlo novela gráfica: por su extensión, profundidad, complejidad de sus personajes, etc. En esta obra Moore retrataba a una serie de superhéroes sin superpoderes, con sus enormes defectos, su decadencia y su lucha por mantenerse a flote. Una imagen muy alejada de otras figuras como Superman, Batman, Spiderman en fin, los clásicos.

Con los años llegaron las superheroínas, un intento por aproximar a las chicas al género sin olvidar a los hombres: el físico curvilíneo y excesivo siempre ha sido un referente. Chicas con carácter sí, pero siempre perfectas, sexys, explosivas, buenas, justas, divertidas.

Y un día Marvel quiso cambiar su registro. Decidió que debía poner a la venta un producto más adulto, más serio. Y así llegó Jessica Jones hace tan solo 14 años. Sus historias escritas por Brian Michael Bendis y dibujadas por Michael Gaydos, se titularon Alias (como su agencia de detective privado) aunque Netflix no puede usar ese nombre por la serie de J. J. Abrahms.

Como decía Sabina «las niñas ya no quieren ser princesas», así que Bendis buscó un término medio entre ser princesa y tronista y descartó a las princesas de barrio, para parir a Jessica. Este gran personaje pertenece al mismo contexto que Los Vengadores, los X-Men y hasta Guardianes de la Galaxia, entre otros pero su carácter y su tono está muy alejado de ellos. Su serie regular acabó después de publicar tan solo 28 números. Después se ha utilizado en Los Nuevos Vengadores y ha cruzado destinos con otros superhéroes de esta editorial.

La serie de Netflix

En la serie conocemos a la Jessica Jonnes (genial Krysten Ritter, la novia de Jessie en Breaking Bad) pasota, descreída, alcohólica, con fobia al compromiso, borde y pragmática. Una detective privada que no quiere verse involucrada con sus clientes. Pero también noble, preocupada más por los que tiene delante que por llevar a cabo su venganza, su redención.

Intentó convertirse en una superheroína y solo consiguió frustración y dolor, mucho dolor, un trauma, un maltratador y un enorme estrés post traumático que todavía no ha conseguido dominar por mucho whisky que beba ni por mucho que recite los nombres de las calles de su infancia.

Nada de trajes ajustados (chistes sobre el tema si se hacen), solo unos vaqueros, una cazadora desgastada y una bufanda apolillada. Nada de dulzura, justicia o sentido del deber. No quiere ser amable, no quiere ser un héroe. Jessica usa sus superpoderes (superfuerza, vuela, más o menos, y es casi invulnerable) en contadísimas ocasiones.

Esa mezcla de poli de True Detective y Wonder Woman, esa vuelta de tuerca a Verónica Mars, esa mujer profundamente herida, oscura y compleja está muy lejos de ser un personaje femenino habitual. No hay nada extraño en retratar a protagonistas retorcidos en series para canales por cable. Walter White y Frank Underwood son solo un par de ejemplos de hombres así. Antihéroes los llaman, más bien son villanos.

La protagonista y el antagonista

Jessica no es mala, pero es turbia y noble. El ambiente en el que se desarrollan las tramas es malsano y realista, muy de novela negra. La trama se basa en las consecuencias, en este caso en las que tuvo la primera batalla de Los Vengadores. Por eso la trama se desarrolla en Hells Kitchen. Y de consecuencias Jessica sabe demasiado, esa es la clave de esta serie. Cualquier acción tiene un efecto aunque los actos los guie la buena fe sus consecuencias pueden no ser las esperadas.

Esta serie es la segunda del matrimonio entre Marvel y Netflix y faltan otras dos. La primera, Daredevil ha dejado un buen sabor de boca a los fans (después de aquella terrible película protagonizada por Ben Affleck) y todo lo que en Daredevil es físico aquí se vuelve psicológico, retorcido, traumático trufado de temas como el abuso físico y sexual, la violación, etc.

Y ahí está la clave: la violencia ejercida a través de la dominación. Kilgrave (El Hombre Púrpura en los cómics), el maravilloso antagonista que disfruta del poder de controlar mentalmente a las personas. Las somete a su voluntad obligándoles a llevas a cabo actos que jamás hubiera cometido en un estado normal.

Killgrave no quiere dominar el mundo, aunque podría, y eso da miedo. Podría haber hecho que se firmara la paz mundial pero es un psicópata, un sádico que disfruta profundamente de la humillación, del espectáculo que supone para él ver cómo se consumen sus víctimas una a una, poco a poco. La profunda herida de deja en aquellos a los que somete y el miedo que les inculca se cuela muy dentro. Es un delincuente sexual, un violador, tan solo busca satisfacer sus deseos, no importa cómo, no importa dónde.

La cotidianidad de su maldad es lo que le hace escalofriante. Quizá uno de los mejores villanos de cómic jamás creados al que encarna un siempre maravilloso David Tennant (el mejor Doctor Who de la actual etapa). Una manera de entender la historia basada siempre en personas y escenarios que aunque no son reales podrían serlo.

Da miedo de verdad, miedo con mayúsculas. Un miedo que no se puede llevar al cine porque entonces los padres no pagarían porque sus hijos vieran la película. El miedo que consume, del que se huye, del que te escondes y que siempre te encuentra al no ser que un día le plantes cara. Y Jessica Jones lo hace. Es cierto que tiene superpoderes, aunque no le sirvan de mucho contra él. Consigue sobreponerse al miedo, hacer frente a sus fantasmas

Las mujeres en la edad de oro de las series

Puede que Jessica Jones sea la principal representante de protagonistas femeninas que sin muchas florituras y menos dulzura consiguen enamorar al público. No buscan el reconocimiento de todos. No quieren gustar a todos. Solo buscan un lugar en el mundo. La ya mencionada Verónica Mars, pero también Olivia Moore (iZombie), Vanessa Ives (Penny Dreadful), Jessica Hyde (Utopía), Irene Larra (El Ministerio del Tiempo), Ana Lucía(Perdidos), Carrie Mathinson (Homenand) la ristra de personajes femeninos de 'Juego de Tronos', las presas de Orange is the new black, la mayoría de las compañeras del Doctor y cada vez más.

Y es que en Jessica Jones no hay mujeres fatales, ni víctimas, ni floreros, ni villanas. De hecho, parece que se cachondea del machismo imperante en los géneros de superhéroes y detectivesco. Y va más allá, pocos son los roles masculinos realmente positivos en la historia: Luke Cave y poco más (tendrá su propia serie el año que viene). Los personajes más profundos y complicados aquí son mujeres.

Es difícil calibrar hasta qué punto tiene que ver que la showrunner de Marvels Jessica Jones o simplemente Jessica Jones sea una mujer ya que sigue de una manera bastante fiel lo publicado en los cómics, escritos y dibujados por dos hombres. Un dato, Jeryn Hogart, la abogada homosexual en la serie, en el cómic es un hombre.

Un soplo de aire fresco un personaje femenino tan oscuro y complejo como Jessica Jones, en el que se retrata a la mujer como algo más que un simple complemento. En días como hoy seguro que hacen falta más Jessicas Jones y menos Carries Bradsows.

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