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José Manuel Blecua, durante su ponencia en Futuro en Español, en Fuensaldaña.
«La Academia está en proceso de transformación para ser una empresa»

«La Academia está en proceso de transformación para ser una empresa»

José Manuel Blecua se despidió de la dirección de la Real Academia Española con una conferencia en las jornadas Futuro en Español, en el Valladolid donde aprendió a caminar

Victoria M. Niño

Viernes, 12 de diciembre 2014, 17:46

«Así como llevo en el corazón el Campo Grande porque aquí aprendí a caminar, guardaré este día en el recuerdo como el último acto en el que intervine como director de la Real Academia Española». José Manuel Blecua (Zaragoza, 1939), responsable de la RAE en una etapa «dura», anunciaba así una «decisión tomada solo conmigo mismo». A pesar de que no quería seguir los pasos de su antecesor, Víctor García de la Concha que la dirigió 12 años, sí vislumbró una segundo mandato. El catedrático emérito de la Autónoma de Barcelona abandonó ayer esa posibilidad. Los problemas económicos de la institución han sido «determinantes» y no le altera la sonrisa el anuncio del secretario, Darío Villanueva, quien se había postulado como sucesor.

«La Academia está en un proceso de reestructuración. Se ha creado una empresa con autonomía que la haga independiente de potenciales subvenciones estatales y patrocinios de la Fundación pro-RAE. Esto no es una transformación fácil y ahora se abre el procedimiento. La empresa tendrá un consejo de administración y un consejero delegado que será el director de la Academia. La Junta de Gobierno deberá elegir quién». El académico del sillón h asumió la dirección el último año del Gobierno de Rodríguez Zapatero cuando la RAE era un«proyecto de Estado» y la ha desarrollado con el Gobierno de Rajoy. Ha pasado de una financiación anual de 3,6 millones de euros a 1,6. En el contexto de la crisis económica, este filólogo ha cambiado su visión y ha entendido los nuevos tiempos de manera distinta a algunos de sus compañeros académicos.

«Las Academias nacen en momentos distintos. Las hay muy nuevas como las de las Ciencias Morales o la de Farmacia y otra señeras como Bellas Artes, con su gran museo, o la de la Historia. El caso de la RAE es un poco especial, quizá por su importancia en los últimos años en la enseñanza, en la relación con América, en la Fundeu. Hay que dar respuestas a una sociedad cambiante», explica el que fue también director del Instituto Cervantes.

«Estamos en una coyuntura distinta determinada por el cambio del papel y los ingresos por venta de libros. El pasado mes tuvimos 43 millones de visitas al diccionario online y en el anterior 47, es decir, 90 millones en dos meses. Tenemos 700.000 seguidores en twitter. Ha cambiado nuestras relación con el usuario, que ya no es un señor que compra el Diccionario o la Gramática en la librería, sino que nos consulta a menudo o incluso nos tiene en el banner del ordenador. Hay un cambio de sociedad y eso obliga a la RAE a afrontar el suyo, que es duro. Para funcionar necesita ser empresa». Es difícil imaginar a los académicos atendiendo al criterio de rentabilidad, ¿qué pasará con los lexicógrafos que preparan el trabajo de cada comisión? «Están contratados fijos. En cuanto a la rentabilidad, será un reto», dice con mueca pícara. «Lo que es indudable es que el Estado no puede subvencionar a la RAE. Ha ido descendiendo la partida económica. Un país con cinco millones de parados tiene problemas gravísimos que resolver».

El pasado día 10 Pérez-Reverte, uno de los académicos más jóvenes, lamentaba «el abandono del Gobierno» en la presentación de una versión del Quijote para adolescentes. El filólogo cervantino amplió la sonrisa cuando se le pregunta por el idealismo del planteamiento. «Hace tiempo que dejé ese escenario».

Desde la silenciosa h seguirá investigando en los diccionarios del XVIII, esa pasión que hizo pública precisamente en su discurso de ingreso en la RAE. Y atendiendo la evolución semanal de su equipo, el Real Zaragoza.

Desde Cervantes

Antes de estas palabras, Blecua había encandilado al público en Fuensaldaña con una reflexión sobre la prensa y la lengua. El autor del primer libro de estilo de La Vanguardia «qué misterio el de los libros de estilo», dice quien ha podido leer el desvío de sus normas en el diario catalán recordó que «la primera referencia de una gaceta ya está en Cervantes. Así de grande, antigua y prestigiosa es la vigencia del periodismo». En su viaje a Valladolid «recordaba a Azorín,a Delibes, a Vargas Llosa, pero sobre todo mi gran recuerdo era para el discurso de García Márquez en Zacatecas, en el primer congreso de la lengua en 1997 cuando conmovió los cimientos hablando de ortografía». En Zacatecas «se reunieron 400 periodistas de periódicos y agencias. Nunca antes había habido esa sensación de extensión y universalidad de la lengua. Por entonces ya había 1.000 periódicos digitales y gracias a la edición digital de El sol de Zacatecas podíamos conocer la temperatura antes de salir del hotel». De las autoridades literarias y periodísticas pasó a las palabras. «Pensaba en un neologismo. Por ejemplo la palabra bici, que es una voz peninsular. Lo vi una vez en un periódico de Buenos Aires, seguro que había algún español. La palabra carril-bici se documenta gracias a la prensa escrita».

Blecua recordó la vinculación de la Academia con la comunicación. «Los medios son fundamentales para la lengua, constituyen un apoyo básico y necesario, no en vano el presidente de la RAE es presidente de Fundeu. Desde 2005 damos respuesta a las dudas de los periodistas y todas la mañanas vemos las dificultades a las que os enfrentáis.Codificar la lengua en presente es complicado». El público reconoció con aplausos el esfuerzo del académico que fue generoso viniendo ayer.

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