El Quintas durante el jucio por la triple agresión sexual de 1999. Luis Calleja

El último rastro del Quintas, el depredador sexual del Duero, se pierde en Portugal

Se trataba de un pequeño delincuente que entraba y salía de la cárcel hasta que en enero de 1983 se produjo el punto sin retorno

M. J. Pascual

Valladolid

Lunes, 4 de febrero 2019, 22:34

Mentar a Manuel Martínez Quintas en Zamora es mentar al diablo. Nacido en Valdecarros (Salamanca) pero vecino del barrio de Pinilla, era un pequeño delincuente que entraba y salía de la cárcel hasta que en enero de 1983 se produjo el punto sin retorno en su historial: Aurora B. L. y José Manuel T. D., de 19 y 18 años, que habían ido a la isla de las Pallas a contemplar las aves, no regresaron a casa. El Quintas confesó el doble crimen. Tenía en su poder la medalla de plata que llevaba la joven y 1.100 pesetas que les arrebató a punta de escopeta. Luego les maniató y amordazó. Unos piragüistas encontraron flotando en el río el cuerpo de la chica. El del chico estaba semienterrado.

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A la izquierda, el cartel difundido en redes sociales tras su puesta en libertad en el 2017. A la derecha en la prisión en 1996. Luis Calleja

El asesino tenía 32 años y se ha pasado media vida en la cárcel. De Topas salió en libertad condicional en 1996 y no tardó un año en violar a otra mujer. Ha cumplido la última pena en la prisión de Lugo y a su salida en 2017 expresó su intención de quedarse en la ciudad. La presión social le hizo huir a La Coruña y fuentes policiales le sitúan hoy en Portugal.

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