Así trabajan hoy en día los detectives
Bajas laborales fraudulentas, robos en casa que no fueron, custodia...
La imagen del detective con gabardina que lleva un bigote falso y se esconde detrás del periódico –en la versión más cómica le hacían agujeros ... al periódico a la altura de los ojos– es solo cosa de las películas. Y de humor. La versión moderna (y real) de estos profesionales es un tipo que no se disfraza, sino que «se mimetiza con el ambiente para ver sin ser visto». «Si tengo que seguir a un hombre de negocios no voy a ir en chancletas, vaya. Ni con traje y corbata si el seguimiento es en un polígono industrial», explica Agustín Ruíz, vicepresidente de la Asociación Nacional de Agencias de Detectives Privados de España (Anadpe).
Profesionales
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1.500 detectives hay, aproximadamente, en España. Muchos trabajan en despachos y otros, como 'freelance'. Para ejercer deben haber recibido formación universitaria de 3 años y poseer la Tarjeta de Identidad profesional. «Entre los detectives de más edad sigue habiendo más hombres, pero entre las nuevas incorporaciones las mujeres son mayoría», explican desde la Asociación Nacional de Agencias de Detectives Privados de España
Ser detective hoy quiere decir que ha completado tres años de formación universitaria y que posee la Tarjeta de Identidad Profesional (TIP) con un número de registro –lo exige la ley para atajar el intrusismo–. Agustín Ruíz, con décadas de oficio en su 'haber', explica, a través de nueve casos ya resueltos, cómo es esta profesión sobre la que existen tantos mitos.
Laboral, un sector al alza
«El 70% de nuestros clientes son empresas y solo un 30% son particulares», señala los porcentajes el detective. Y explica que, en este ámbito, lo que investigan son, sobre todo, «falsas bajas laborales». Como estas.
Cargando barriles después de 9 meses de baja por lumbago
«Una mujer de 42 años llevaba ocho meses de baja a cuenta del lumbago. La empresa sospechó de la baja porque se alargaba mucho y descubrimos que la chica estuvo todos esos meses trabajando en el bar de un estadio de fútbol que regentaba su marido. Cargaba cajas pesadas y limpiaba el local, actividades incompatibles con su dolencia. Los partes de baja seguían activos porque el médico se los renovaba cada cierto tiempo por teléfono. Le llamaba y ella alegaba que le seguía doliendo la espalda».
La dificultad de las sectas
«Las sectas bordean la ilegalidad. Es difícil acabar con ellas, así que nuestra labor suele ir enfocada a tratar de sacar de allí a la persona captada». Una advertencia para potenciales víctimas: «Captan a gente en horas bajas, que está atravesando una depresión, que acaba de perder el trabajo... Se ponen a las puertas de despachos de psicología y reparten una octavilla: '¿Estás harto?, ¿quieres conocer la verdadera libertad en la vida?' y cosas por el estilo». En todo caso, advierte Agustín Ruíz de que las intervenciones de este tipo son anecdóticas en su trabajo.
Una deuda de 50.000 euros por libros y falsas medicinas
«Una familia nos llamó porque su pariente, un hombre normal y corriente de 40 años con familia y trabajo, mostraba una actitud muy extraña y gastaba mucho dinero en comprar libros, suplementos y acudir a charlas de un gurú que le iba a enseñar, supuestamente, cómo alcanzar la pureza. Descubrimos que este líder, en realidad, no llevaba la vida 'pura' que pregonaba, sino que era un estafador. La víctima se había gastado unos 50.000 euros en seminarios, libros y medicinas que no eran tal, solo trigo en polvo, lecitina de soja...».
Ley de Seguridad Privada
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Requisitos: ser mayor de edad, sin antecedentes penales, no haber sido condenado en los últimos 5 años por intromisión en el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen, no haber sido apartado de las Fuerzas Armadas o Cuerpos de Seguridad.
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Lo límites: no pueden investigar la vida íntima que transcurra en el domicilio, usar vehículos o distintivos que puedan confundirse con los de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni investigar delitos perseguibles de oficio.
Cómo estafar al seguro
Hay aquí todo un mundo de 'posibilidades' para los detectives. Y un vasto campo para los pícaros, advierten desde Anadpe.
El socio que se largó con la mercancía
«Dos socios llevaban a medias un negocio de calzado, pero tuvieron desavenencias y uno de ellos cogió su parte del dinero del negocio y lo que consideró que le correspondía de las mercaderías. El que se quedó pensó que sería muy latoso poner una demanda civil contra el otro, ya que podría llevarle años. Así que fingió que había sufrido un robo en el almacén y aseguró que le habían sustraído el material que, en realidad, se llevó su socio porque iban a medias. La aseguradora nos llamó porque le resultó sospechoso que los 'ladrones' se hubiesen dejado tantas cosas de valor que estaban a la vista y solo se hubieran llevado el calzado. Así que no solo el seguro no le cubrió los zapatos supuestamente robados, sino que fue acusado de denuncia falsa y de simulación de delito».
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Los abrigos que ardieron por arte de magia
«Un empresario que vendía ropa de abrigo había tenido una temporada fallida y le quedaron por vender abrigos por valor de 70.000 euros. En un intento de sacar rentabilidad a esa ropa que sería muy difícil ya de colocar, prendió fuego al almacén y avisó al seguro alegando que el fuego había sido fortuito para que le cubriera el coste del producto destruido. El perito sospechó enseguida porque la puerta del almacén no había sido forzada y descubrimos que el fuego no podía haber sido fortuito porque se encontraron varios focos de incendio en la nave, separados unos de otros».
El ladrón que se llevó hasta el cepillo de dientes eléctrico
Los particulares también simulan siniestros. Como aquel hombre que aseguró que le habían entrado a robar en casa. «Para hacerlo más creíble taladró la cerradura, pero cuando sacamos el bombín vimos que no estaba taladrado a la profundidad necesaria como para afectar a los mecanismos de cierre. Es decir, que no podían haber abierto así la puerta. Por otro lado, resultaba desconcertante que los ladrones se hubieran llevado la enorme cantidad de objetos que el inquilino denunció que le faltaban. Entre ellos, cosas que normalmente nunca se llevan porque no tienen valor, como un secador de pelo o el cepillo de dientes eléctrico».
Patrimonio
La quiebra del padre y el negocio boyante de la hija
«Un proveedor de perfumes acumulaba varias deudas con los fabricantes. Así que cerró. Lo sospechoso es que, casi inmediatamente, su hija abrió otro negocio que en realidad era el mismo, solo que a nombre de ella para no tener que asumir la deuda contraída por el padre. En estos caso, la labor del detective es acreditar que una empresa es, en realidad, una sucesión de la otra y que ha sido fundada solo para esquivar la deuda».
Cuenta Agustín Ruíz que este caso fue sencillo pero otros se complican porque la persona tiene varias empresas, como aquel empresario que se dedicaba al negocio de las naranjas. «Con una empresa compraba, traspasaba la mercadería a otra y con esa segunda vendía. El proveedor, al que no solía pagar, le reclamaba la deuda, pero como la firma con la que compraba las naranjas no las vendía, nunca tenía ingresos. Conseguimos acreditar que ambas compañías eran de la misma persona y, por tanto, el proveedor pudo finalmente cobrar la deuda».
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