Tecnoestrés, 'meeting madness'… o cómo la tecnología nos amarga la vida en el trabajo
Un 64% de los trabajadores dicen sentirse angustiados por el exceso de control y notificaciones en su entorno laboral, según una reciente encuesta
La transformación digital supuso un antes y un después en el mercado laboral. Especialmente en el marco de las profesionales más técnicas, donde el móvil ... y el ordenador se han convertido en herramientas indispensables. Y esta adopción tecnológica masiva ha traído tantos pros como contras. Por un lado, encontramos la posibilidad de trabajar en cualquier parte, sin necesidad de acudir a una oficina (lo que ha facilitado la conciliación familiar de muchos); por otro, la dificultad para separar la vida profesional de la personal.
Según las conclusiones del estudio llevado a cabo por la firma Adaptavist, numerosos trabajadores aseguran haber experimentado un empobrecimiento de su estado de salud (física y mental) a causa de la tecnología adscrita a sus empresas. Concretamente, el estudio sondeó a 4.000 empleados de Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Alemania, quienes dijeron estar más estresados, desmotivados y desconectados de sus entornos laborales por el aluvión de notificaciones y la supervisión perpetua propiciados por la digitalización de los procesos a su cargo.
Esto último ha derivado en la adopción de una serie de términos anglosajones que, con el tiempo, nos resultarán cada vez más populares (lamentablemente). La piedra angular es el llamado tecnoestrés (que se ha acabado adaptando al castellano), la ansiedad provocada por el exceso de canales de comunicación simultáneos habilitados por las empresas. Así, en una jornada cualquiera, sus trabajadores pueden estar atendiendo a hilos de correo electrónico, peticiones de reunión en su agenda corporativa, aplicaciones de mensajería interna e incluso llamadas telefónicas que imposibilitan trabajar en varias tareas simultáneas.
Un 64% de los encuestados por Adaptavist reconoció padecer tecnoestrés y, entre quienes teletrabajan, un 17% afirmó sentir la necesidad constante de probarle a sus superiores que estaban aprovechando el tiempo, lo que lleva a echar horas de más elaborando métricas y reportes (también a no rechistar si en alguna ocasión les endosan asuntos 'urgentes' en su tiempo de descanso).
Falta de contacto directo
Igualmente relacionado con el trabajo remoto, el concepto de 'quiet cracking' hace referencia a la desmotivación que sufren muchos trabajadores por sentirse cada vez más desconectados de sus empresas. La falta de contacto directo con sus colegas y superiores (quienes terminan convirtiéndose en poco más que una cuenta de correo a la que remitir encargos) hace que se replanteen su sentido de pertenencia a la organización. Incluso el porqué de las tareas que emprenden, muchas veces enumeradas en tablones virtuales sin más explicación. Todo esto ocurre sin que los directivos ni los equipos de recursos humanos sean conscientes; de ahí que hablemos de un «desapego emocional silencioso» por parte de los empleados (un 40%, en el caso de la muestra consultada).
El exceso de canales de comunicación agobia a los trabajadores
Otro problema es el 'meeting madness', cuando una empresa convierte en rutina la convocatoria de reuniones que, en la mayoría de casos, resultan totalmente prescindibles (terminan sin conclusiones u objetivos claros y, de hecho, podrían haberse sustituido por una mera consulta a través del correo electrónico). Esto supone, por tanto, una nueva fuente de angustia mental para unos trabajadores que, según estima Adaptavist, pasan una media de 4,3 horas semanales reunidos. Prácticamente el mismo tiempo (4,4 horas) que dedican a quedar con sus amigos. Y ya no digamos cuando estas reuniones son telemáticas e invaden nuestro tiempo 'libre' o nos aprietan a agenda porque hay que encajarlas sí o sí, estés trabajando en otra cosa o no.
¿Más quebraderos de cabeza con la tecnología de por medio? No importa el país en que preguntemos: un porcentaje considerable de trabajadores aseguran temer que la adopción de las Inteligencias Artificiales termine dejándoles sin empleo (The Standard habla de un 58,4% en Reino Unido; Continental de un 61% en Alemania y Microsoft de un 70% en India). Sin embargo y contra todo pronóstico, Adaptavist detectó que grandes modelos de lenguaje como ChatGPT también pueden contribuir a una mejora del ambiente laboral: un 48% de los empleados que la usan de forma fluida dijeron sentirse más motivados y, de hecho, algunos expertos creen que puede ser la solución a muchos de los problemas aquí abordados.
Algunas firmas han comenzado a usar IA para acortar reuniones y minimizar el número de correos electrónicos (mediante resúmenes y puestas en común automatizadas, por ejemplo). Gracias a ello se ganan horas para dedicarlas a lo realmente importante y los empleados dejan de sentirse frustrados por dar vueltas en círculo.
Con todo lo expuesto, el consultor Cannon Lafferty concluye que las empresas deberían invertir en recursos humanos tanto como en modernizarse tecnológicamente: «Dichos avances sirven de poco si no contribuyen a evitar que tus empleados se 'quemen' y desmotiven, lo que pasa por proporcionarles herramientas que faciliten su trabajo en lugar de angustiarles».
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