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Obras para la ampliación del canal ferroviario sobre el río Esgueva. Alberto Mingueza

Valladolid

Vecinos de Pilarica protestan por las obras ferroviarias sobre el río Esgueva: «Las casas tiemblan, literalmente»

Los afectados reprochan que las intervenciones «avanzan sin transparencia ni diálogo» contra las reiteradas peticiones de reunión por parte de la asociación vecinal

Lorena Arias Duque

Valladolid

Viernes, 8 de agosto 2025, 16:56

Para sumarse a las críticas contra la ampliación del entramado ferroviario sobre el río Esgueva, se formalizan las quejas de la Asociación de Vecinos de ... Pilarica, que van más allá de las molestias y el impacto medioambiental ocasionados por la intervención, y ponen por escrito el «profundo malestar y preocupación ante el silencio institucional del concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Valladolid y de Adif AV, tras la solicitud formal para mantener reuniones informativas sobre las obras de construcción de la tercera vía ferroviaria que atraviesan la ciudad».

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En un comunicado oficial, la Asociación reprocha que la vecindad de Pilarica «una vez más, está siendo ignorada» porque, a pesar de sus reiteradas peticiones, no ha recibido «respuesta alguna» por parte de los responsables de la intervención, a quienes exige «responsabilidad, diálogo y transparencia». El eje central de la reclamación se concreta en la «falta de información» que los vecinos dicen estar padeciendo con respecto a todas y cada una de las distintas partes del proyecto. Por un lado, aseguran que no se les ha alertado de «las consecuencias medioambientales» que, sin embargo, «ya son visibles, con una clara alteración de las características del río Esgueva y un impacto directo sobre su biodiversidad». Por otro lado, y con especial relevancia para los residentes, señalan que «el miedo a daños estructurales es real. Las casas tiemblan. Literalmente. Los vecinos sentimos vibraciones preocupantes en nuestras viviendas y nadie nos dice nada. Nadie nos ha explicado qué medidas de seguridad se han previsto ni si existe algún control sobre los efectos que estas obras puedan tener sobre las edificaciones residenciales» por lo que se ha generado «un clima de temor ante posibles daños en las estructuras».

Son estas sus incertidumbre respecto a esta nueva fase de la obra, que corresponde a una cadena de intervenciones iniciada hace meses para operar en un tramo de siete kilómetros entre la estación de la capital y la conexión con el nudo norte y la Variante Este de mercancías. La vía en construcción es la tercera de la ampliación del canal ferroviario y la segunda de alta velocidad, que ya en su momento fue calificada como «aberración urbanística y ecológica» por el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Ignacio Zarandona, a quien corrigió Adif alegando que la estructura es «provisional» y destacando la posesión de los permisos correspondientes para la realización de estos trabajos».

En cuanto a los contratos que se han aprobado en relación con las obras, la asociación también manifiesta «un profundo desencanto y enfado en el barrio» a causa de «adjudicaciones cuestionables» como la otorgada recientemente, ligada al mismo proyecto, a un consorcio de compañías entre las que señala, en concreto, a Ferrovial y se preguntan si «es esta la empresa que debe liderar una obra pública de esta magnitud». De seguido, ha denunciado que «una vez más, las grandes decisiones urbanísticas se toman sin escuchar a quienes se verán directamente afectados: las y los vecinos» y han comparado esta forma de actuar al «despotismo ilustrado del siglo XVIII», citando el característico principio de «todo para el pueblo, pero sin el pueblo».

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Las peticiones de los vecinos, que ya vienen sonando por esta y otras cuestiones desde hace un tiempo y que ahora, a la espera de una respuesta, quedan plasmadas en el papel, se concretan en varios puntos: En primer lugar, «una reunión urgente con el concejal de Urbanismo y los responsables de Adif Alta Velocidad». Además de «una explicación clara y detallada del proyecto, su cronograma, sus impactos y las medidas de seguridad adoptadas», con la promesa de poner en marcha «una evaluación independiente sobre los posibles daños a viviendas y al entorno natural». Por último, pero no menos importante, «transparencia absoluta en los procesos de adjudicación vinculados al proyecto».

«La clase política solo se acuerda de nosotros en periodo electoral», afea la Asociación de Vecinos de Pilarica. «Somos un barrio que lleva años viendo como un muro nos parte en dos y, en vez de eliminarlo, cada vez se hace mas grande, con más tráfico ferroviario, con más molestias para los vecinos y, por lo que parece, a nadie le importa», protesta el grupo. Las exigencias son claras y, más allá, los vecinos advierten: «no estamos dispuestos a convertirnos en un daño colateral».

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