Consulta la portada de El Norte de Castilla
De izquierda a derecha, María de la Concha Morán, Susi de la Fuente, Anca Savu y Lubo Petrov. Ramón Gómez / Alberto Mingueza / Rodrigo Jiménez

Valladolid

Vecinos y negocios de La Rondilla, entre el hartazgo y la esperanza

La vuelta a la casilla de salida de la nueva oficina de la Tesorería de la Seguridad Social prevista en el barrio, a medio construir desde hace cuatro años, provoca sentimientos encontrados en residentes y trabajadores

Lunes, 4 de agosto 2025, 07:14

«Estamos hartos. Es una tomadura de pelo». Con esta contundencia se expresa la presidenta de la Asociación Vecinal de La Rondilla, María de la ... Concha Morán, cuando se le pregunta por el edificio de la Seguridad Social previsto desde hace más de una década en el solar que ocupó el colegio San Juan de la Cruz. La nueva Oficina Integral del organismo en la calle Cardenal Torquemada, 1 tenía que haber comenzado a funcionar en 2019 para atender a los 140.000 usuarios potenciales del norte de Valladolid, pero de ella lo único que hay en la parcela es la estructura.

Publicidad

Las obras comenzaron con retraso (en 2020) y se paralizaron un año después debido a un cúmulo de incidencias, reclamaciones y recursos que han devuelto el proyecto a la casilla de salida. Así las cosas, no es extraño que la paciencia de los habitantes del barrio esté agotada. «Han sido dos, tres veces las que hemos hablado con la Subdelegación del Gobierno, hicimos una quedada delante... y nada», critica María de la Concha en referencia a la última movilización de los residentes, la cacerolada que llevaron a cabo el pasado 6 de junio. Casi dos meses después los trabajos siguen tal cual como estaban, atascados.

«Estamos en un 'impasse' a ver si mueven ficha, pero si no la han movido hasta ahora con estos calores la mueven menos», lamenta la presidenta de la agrupación vecinal, que añade que desde la Secretaría de Estado de la Seguridad Social les han trasladado «lo que sabíamos, que va a haber una nueva licitación». «Da pena lo que han invertido ahí, y a ver qué pasa porque en el último concurso hicieron un presupuesto sin contar con lo que estaba hecho y tuvieron que reprogramarlo», recuerda Morán, que apunta que además están pendientes «del mercado, que no acaban de abrirlo y lo van dilatando, dilatando...».

«Penoso» y «bastante triste»

«Me da rabia porque para no hacer nada, que lo hubieran dejado como estaba», apostilla en alusión al derribo del antiguo centro escolar Suriñe, «una vasca de Mondragón» criada en Valladolid que vive en la zona desde hace 40 años. Parada junto al esqueleto de hormigón y acero, sentencia que «tenemos lo que merecemos». Unos metros más allá Basi Sáez aboga por retomar los trabajos «pronto», porque «cuando una cosa se empieza hay que terminarla». Esta salmantina lleva 45 años en La Rondilla y pasa a diario por allí, como lo hacía antes de jubilarse camino de la farmacia de la calle Imperial en la que tenía su empleo. «Lo veo todos los días de mi vida y lo vi siendo un colegio y sí es verdad que es muy penoso, es bastante triste», señala.

Publicidad

Lo dice mientras compra en el quiosco de prensa Caseta propiedad desde hace 28 años de Susi de la Fuente, que acodada en el mostrador tiene una vista completa del armazón inacabado que sustituyó al San Juan de la Cruz. «Cuando lo hundieron yo sí que me alegré», reconoce, porque estaba «tan degradado» que «solo había miseria, disgustos y vivencias que existen pero de las que eres más consciente cuando las tienes enfrente» (dentro llegó a morir una joven toxicómana). Respecto a su sustituto, incide en que «todo han sido problemas que se han ido acumulando, porque a este inmueble le han pasado cosas que a la Escuela de Arte no le han pasado aunque han coincidido en el tiempo». Eso no quita para que sospeche que la oposición a los planes de la Administración ha podido influir en las continuas demoras. «Con cada cosa es 'patadita para adelante', porque no lo queremos», opina.

Eso no le impide expresar su deseo de que «se termine cuanto antes» dado que se ha iniciado, algo que también hace desde la esquina opuesta Anca Savu, la dueña de la cafetería Azul. Hace tres años que esta joven rumana se hizo cargo del negocio, ubicado en un lateral de la plazoleta a la que se asomarán las futuras dependencias de la Seguridad Social. Junto a ese espacio arbolado estará el acceso a la sede de la Tesorería y es donde ella tiene instalada la terraza. «Si se abre lo que tiene que abrirse, las oficinas, sería un buen negocio para nosotros, pero hay que saber esperar, como digo yo», comenta con prudencia. En el mismo sentido se expresa Lubo Petrov, propietario desde hace doce años del bar Plaza en el chaflán de Cardenal Torquemada con Rondilla de Santa Teresa, que cree que cuando empiece a funcionar «lo vamos a notar en la caja seguro». Si es que ocurre, matiza, porque «este año iban a empezar» y no habido ningún movimiento. «La gente está harta y si alguna vez sale en el periódico lo comenta, pero si no, no», concluye este hostelero búlgaro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad