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Marcos Esteban, Rubén Villanueva y Raúl Domínguez, en su habitación de Cuzco. El Norte
Coronavirus: testimonio de vallisoletanos atrapados en Cuzco

Vallisoletanos atrapados en Cuzco: «Quiero volver con mi familia, mi mujer y mi hija»

Marcos Esteban está recluido desde el lunes con dos amigos en una habitación de hotel. Unos 300 españoles en Perú están en contacto por Whatsapp y esperan solución

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Jueves, 19 de marzo 2020, 16:51

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Seis metros cuadrados. Es lo que mide la habitación en la que Marcos Esteban y sus dos amigos, Rubén Villanueva y Raúl Domínguez, vallisoletanos los tres, se encuentran recluidos en Cuzco, Perú, desde el pasado lunes. Llegaron el día 11 de marzo, de vacaciones, y el lunes día 16 el Gobierno peruano decretó el estado de emergencia por el coronavirus, con restricciones a la movilización de personas especialmente estrictas por la noche, desde las 20 horas hasta las 5 de la madrugada, cuando nadie puede circular por la calle. «Inmovilización social obligatoria», la llaman. «Quiero volver con mi familia, mi mujer y mi hija», ruega Marcos. Asegura que han intentado contactar con la Embajada española, situada en Lima, y con el Viceconsulado de Cuzco, sin lograrlo. El correo electrónico de la Embajada devuelve automáticamente una contestación con consignas a seguir. «El Gobierno de España está trabajando en coordinación con el Gobierno del Perú para el retorno de los ciudadanos españoles que se encuentran de turismo en Perú y que tengan billete de avión comprado hacia España, con fecha de retorno prevista durante el periodo de estado de emergencia sanitaria por el COVID-19 en Perú y que se vean imposibilitados de retornar a sus hogares en España».

La visión de los tres amigos atrapados en la habitación de su hotel -¡y bendito wifi!- es muy distinta. «Vinimos el 11 de marzo para conocer el país, de turismo, tres amigos. Todo fue muy rápido, como ha sido en todo el planeta, nos cancelaron el vuelo de salida, cancelaron el espacio aéreo, decretaron el estancamiento social y la embajada española en Lima no tiene ningún contacto con nosotros», lamenta Marcos Esteban. «No nos están ayudando en nada».

La falta de contacto personal, deja en nada las buenas palabras del Ministerio de Asuntos Exteriores, dispuesto a repatriar en cuanto pueda a los 65.000 españoles que se han calculado que están en el extranjero como no residentes, es decir, turistas. El saldo general es mucho mayor. 2,54 millones de españoles viven en otros países, según los datos del propio Ministerio. Solo en Perú, según el Instituto Nacional de Estadística, son 28.165 los españoles que viven habitualmente.

«A través de grupos de whatsapp de españoles en Perú hemos contactado con casi 300 personas que estaban de vacaciones. Nos hemos enterado de que en Lima a seis españoles les han echado de sus hoteles. Una pareja de españoles tenía un apartamento alquilado y los han acogido», explica Marcos, que asegura que han rellenado todos los datos que solicitaba la Embajada, los han enviado y han hecho lo que se les ha pedido. Su temor es incumplir el estado de emergencia y correr el riesgo de meterse en un problema mayor. «Ayer salíamos a un supermercado para comprar algo de comida y la Policía nos dijo que no podíamos. Que nos buscáramos la vida», cuenta.

«La ministra [Arancha González Laya] esta mañana ha dicho que se hacía todo lo que podía, pero que no podía enviar un avión para cada español. No queremos un avión para uno, sino para 300 personas que están atrapadas en Perú», explica Marcos.

A distancia sufre por su familia, como sus compañeros, pero también por su negocio, un establecimiento hostelero que hoy, como todos, luce cerrado en Valladolid. «Tengo un pequeño negocio de hostelería, debería estar haciendo papeleos», dice. Y su único consuelo es que en el hostal en el que se encuentran «hay wifi y los dueños son gente amable y muy buena y en la medida que ellos pueden están ayudando». Aunque notan cierto recelo hacia los turistas en un país que de momento cuenta con 145 casos confirmados de positivos por coronavirus en una población de 32 milones de habitantes.

Mientras esperan, la habitación, con tres camas, y sus teléfonos móviles son su conexión con su mundo. El hilo por el que esperan que lleguen las buenas noticias de una repatriación que, dadas las dificultades en todo el mundo, se antoja complicada. «Es posible que vaya a peor, sobre todo en este país, que no cuenta con tantos recursos como España», advierten. Por eso la urgencia.

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