Valladolid prepara con toldos y sombra la lucha contra los 'columpios sartén'
La concejalía de Medio Ambiente analizará este verano las zonas de juegos infantiles y seleccionará dos para adoptar medidas de cara al próximo año
Son hornos en verano. La arquitecta Carla Silva se refiere a ellos como 'columpios sartén'. Son esas zonas de juegos infantiles que en la calle, ... a pleno sol, sin árboles cerca ni sombra a su alrededor, se derriten por las altísimas temperaturas del estío. Los materiales y el tipo de suelo influyen. Si están en avenidas junto al tráfico o con sobredosis de cemento, también. El concejal de Medio Ambiente, Alejandro García Pellitero, ha explicado que técnicos del servicio de Parques y Jardines analizarán durante las próximas semanas las diferentes zonas de juegos infantiles de la ciudad (hay más de doscientas registradas) para implantar, «ya el próximo verano», medidas que ayuden a mitigar el exceso de calor en estos espacios.
«Nos moveremos por dos criterios fundamentales. El primero será la intensidad de uso», dice García Pellitero. Buscarán zonas que sean especialmente visitadas por las familias vallisoletanas. El segundo, que se trate de espacios amplios, con un importante número de columpios y atracciones, con el objetivo de maximizar la inversión.
El Ayuntamiento seleccionará, conforme a estos criterios, dos espacios para instalar, de cara al próximo verano, unos toldos o materiales textiles que arrojen una sombra generosa sobre balancines y toboganes. «Habrá que estudiar qué tipo de instalaciones son las más adecuadas, si merece la pena, pero la idea inicial es colocar unos toldos que se puedan desmontar durante la época invernal», asegura el concejal, quien recuerda que ya hay instalaciones de este tipo, por ejemplo en una zona de columpios del parque Galileo Galilei, en Los Santos-Pilarica.
Se trata de un pequeño espacio lúdico con dos toldos amarrados con cadenas a unos postes de madera. Es una solución inicial que desde Parques y Jardines quieren mejorar para colocar en parques más grandes y con más uso. «No se trata de una inversión barata, así que hay que estudiar el mejor modo de llevarla a cabo y dónde implantarla. No puede ser que el toldo sea más caro que el columpio que se quiere tapar», indica el concejal.
Sería un primer paso -para analizar luego sus resultados y la respuesta de la ciudadanía- en esta lucha contra los 'columpios sartén' que ha abanderado la arquitecta Carla Silva.
Esta investigadora, experta en temas de Urbanismo, recabó durante el verano pasado (junio, julio y agosto de 2024) los datos reunidos (a las 13:00 horas) por los satélites Landsat-8 y Landsat-9 de la NASA, que reflejaban la temperatura en superficie. Y los cruzó con la ubicación de más de 2.500 parques infantiles de Madrid. La conclusión fue que en el 64% de ellos se superaban los 41 grados, con picos que, en algunos casos, alcanzaban los 50. «Estos datos reflejan la temperatura de las superficies (como suelos, pavimentos y mobiliario), no la temperatura del aire, pero se aproximan a la experiencia térmica real que sienten quienes usan estos espacios», asegura la arquitecta en el visor con los datos referidos a Madrid, la ciudad foco del estudio.
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El impacto del calor varía en función de las características de cada uno de estos espacios lúdicos. Por ejemplo, la temperatura es mucho más agradable si se encuentran en parques frondosos, en zonas con árboles que ofrecen sombra, como el caso del Campo Grande en Valladolid. La cosa se complica si los columpios están en zonas sin árboles, sin edificios cercanos que arrojen sombra (los barrios de amplias avenidas suelen tener más problemas) o con suelos de caucho negro, lo que eleva las temperaturas. También influye si los columpios están ubicados en zonas ajardinadas o con sobredosis de hormigón.
Y es importante si se trata de estructuras con nuevos materiales o son esos clásicos toboganes de acero inoxidable, que queman con tan solo tocarlos en las horas de sol más intenso. Cuenta Silva, cuyo estudio ha aparecido ya en varios medios, que comenzó a preocuparse por esta situación al acompañar a sus hijas a unos columpios en el Campo del Moro, en Madrid, y constató que los arquitectos y urbanistas acostumbran a centrar sus estudios en las viviendas y otras dotaciones públicas, pero no en los parques infantiles.
Zonas ajardinadas
«Actualmente, se contemplan como espacios despejados, sin ninguna sombra. Esto provoca que en la mayoría de climas de la península, el parque se quede sin usar durante los meses de verano y parte de la primavera», advierte Silva, quien propone soluciones: «Es importante incorporar vegetación u otros elementos que creen sombras y generen corrientes de aire. También disponer de suelos que atrapen la humedad, como arena o césped, incorporar fuentes... La presencia del agua es importantísima. Los parques deberían parecerse más a una zona ajardinada de lo que se parecen ahora», asegura la arquitecta, quien en su trabajo de Internet ofrece la posibilidad de opinar sobre este tipo de espacios. «Hay un tema que se repite en estos cuestionarios. Los padres prefieren contar con espacios con barreras por aportan seguridad y delimitan claramente que el espacio es solo para niños. Y las quejas sobre el calor se dan entre personas que dicen acudir por la tarde, no en las horas centrales del día, por lo que este problema es generalizado a lo largo de la jornada».
«El trabajo -resume Silva- es preliminar. Pero las primeras conclusiones son que hay parques que, por su ubicación (orientación, densidad de edificios, cercaniá a masas forestales amplias...) tienen peor respuesta ante eventos de calor. Los peores están en zonas urbanas abiertas poco densas que cuentan con poca sombra de edificios», insiste la arquitecta, quien recuerda que el informe es un primer paso. «La siguiente fase sería analizar el comportamiento de los partes respecto a su configuración».
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