Valladolid espera otra ola de calor en un año que supera la temperatura más alta de la historia

Así que si se tiene en cuenta que las previsiones estacionales de la Aemet apuntan a que el próximo trimestre, de agosto a octubre, va a ser más caluroso de lo normal por estas latitudes y que el recién estrenado mes también arranca con fuerza en lo que a altas temperaturas se refiere, todo apunta a que 2025 está llamado a romper todos los registros en cuanto a calor.

El año en curso, de momento, suma una temperatura media inédita de 14 grados, 1,3 por encima de lo normal (12,7), conforme al periodo de referencia de 1990 a 2020. Este registro supera a los alcanzados durante el mismo periodo, de enero a julio, de los tres años más cálidos de la historia desde que existen registros, Y no hay que irse muy lejos para encontrarlos en las efemérides meteorológicas, ya que fueron, por este orden, el 2022, el 2023 y el 2024.

La temperatura media de los siete primeros meses de los tres últimos años fue, en el mismo orden en el que después concluirían como los más cálidos registrados jamás, de 13,9 grados en 2022, 13,8 en 2023 y 13,7 en 2021. 2025 supera así por una décima a 2022.

Y el calor, a corto plazo, tiene visos de ser el protagonista del arranque de agosto. Las previsiones apuntan a que Valladolid, y el conjunto de la península, afrontará a partir del próximo lunes un potente episodio cálido que se podría prolongar prácticamente durante toda la semana que viene y en el que se augura que el mercurio podría llegar a rondar los 40 grados, con mínimas que se situarán en torno a los 20.

El responsable de este cambio del tiempo, que se irá gestando poco a poco a lo largo del fin de semana, con un ascenso progresivo del mercurio, obedece en términos meteorológicos a que «la configuración sinóptica asociada será bastante estacionaria, caracterizándose por la extensión del anticiclón atlántico por el área cantábrica y por la persistencia de una depresión aislada en niveles altos al suroeste de la península», tal y como explica la Aemet antes de ahondar en que «la posición de esta estructura, junto con la circulación anticiclónica sobre el continente africano, favorecerá la entrada de una masa de aire muy cálida y seca» que provocará la inminente llegada de un «episodio de ola de calor» que alcanzará su punto álgido entre el lunes y el martes, con esos picos que rondarán los 40 grados en el caso de Valladolid, y de toda la provincia (y la meseta).

El mercurio, de momento, volverá a rondar los 35 grados durante el fin de semana, algo que no ocurría desde el 17 de julio, y de lunes a miércoles se esperan mínimas que rondarán los 20 grados que marcan la categoría de noche tropical y máximas de entre 39 y 40. Después se espera un ligero descenso térmico, solo eso, hasta el domingo siguiente, cuando se espera que las máximas bajen de los 36,4 grados que, en el caso de Valladolid, marcan la consideración de una ola de calor cuando se supera ese registro durante tres días consecutivos o más. Y esta vez puede que el episodio ronde los seis, de lunes (4 de agosto) a sábado (día 9).

De ocurrir así sería la ola de calor más larga del presente verano. La anterior se registró entre los días 28 de junio y 2 de julio, cuando se alcanzó un pico de 38,1 grados y el mercurio no bajó de los 37 durante esos cinco días seguidos. El último día de aquel episodio, el miércoles, 2 de julio, se vivió una singular efemérides meteorológica. Durante la madrugada se vivió la única noche tropical del presente verano, con una mínima de 23 grados -la sexta más alta de la historia- registrada a las 7:10 horas. Pero los avatares del tiempo quisieron que por la tarde, y fruto de una tormenta, el mercurio se desplomará hasta alcanzar la mínima del día, de 19,8 grados, a las 23:59 horas. Así que en los registros oficiales de la Aemet aquella noche tropical, que lo fue, no figurará al quedar anotado que la mínima de aquel día fue de 19,8, por debajo de los veinte.

El pasado mes de julio comenzó, al igual que parece que va a ocurrir con agosto, con una ola de calor y una primera quincena marcada por unas temperaturas anormalmente altas, hasta el punto de que la temperatura media de esos primeros quince días del mes fue 25,2 grados, 2,5 por encima de lo habitual. En aquellas primeras semanas, además, se sucedieron algunas tormentas, en su mayoría secas, que dejaron los paupérrimos 5 litros por metro cuadrado recogidos, al final, en todo el mes, 7,9 menos de lo habitual (12,9).

Durante la segunda quincena del mes pasado no cayó una sola gota. Y apenas hizo calor. Las temperaturas se moderaron e, incluso, dejaron registros inusualmente frescos. Tanto es así que la temperatura media de esa última mitad de julio se situó en los 22,4 grados, 0,3 por debajo de lo habitual. Hizo fresco, sí, pero con valores más o menos normales.

El caso es que julio, en su conjunto, acabó siendo más cálido de lo normal en Valladolid, con una temperatura media de 23,7 grados, uno por encima lo habitual (22,7) para el periodo de referencia de 1991 a 2020. Tanto las mínimas como las máximas fueron también un grado más cálidas de lo habitual con esa notable diferencia entre la primera y la segunda quincena, según recogen los registros de la Aemet.

La temperatura más alta de julio, y del año, se alcanzó el día 16, con 38,4 grados. Y la más baja, tanto del mes como del verano en curso, con tan solo 11,8, el día 21. Solo se registraron cinco días con precipitaciones apreciables, del 2 al 5 y el día 12, con la jornada más lluviosa, que tan solo dejó 3,7 litros, registrada el día 4.

Julio, no obstante, mantuvo el tipo en cuanto al calor. En lo que va de año solo marzo fue más frío de lo habitual (-0,9 grados). El resto de meses, encabezados por junio, enero y febrero -apenas hubo invierno a tenor de las temperaturas que dejaron los dos primeros meses del año-, fueron más cálidos de lo normal. Junio, con una temperatura media prácticamente idéntica a la de julio, 23,4 grados (3,6 por encima de lo habitual), algo que no debería ser así, se situó como el segundo más cálido del presente siglo y de la historia, solo por detrás del vivido en 2017, cuando se alcanzaron los 23,5.

El caso es que a lo largo de este año ha hecho mucho calor y eso hace que 2025 se sitúe por ahora con registros que superan a sus tres antecesores, que fueron los años más cálidos de la historia (2022, 2023 y 2024), todos ellos durante el último lustro.

El año, en paralelo, está dejando buenos registros hídricos, pese a un julio muy seco, algo habitual, por otra parte, en dicho mes. Pero es que el primer semestre del año fue más que húmedo y a día de hoy se han recogido en Valladolid 358,8 litros por metro cuadrado, 123,2 más de lo normal para el periodo de enero a julio, lo que arroja un saldo positivo del 53%.

El mes más lluvioso de 2025 fue marzo, con 84,4 litros por metro cuadrado recogidos (53,4 más de lo normal); seguido por enero, con 79,2 (34,7 más). Todos los meses hasta el de julio fueron, sin excepción más húmedos de lo normal.

De manera que ahora mismo se han recogido ya el 83% de las precipitaciones esperadas para el año completo (433,4) a cinco meses vista para su finalización. Las previsiones estacionales de la Aemet, no obstante, apuntan a que el próximo trimestre será más seco de lo habitual con un 50% de probabilidad o, a lo sumo, normal (33%).

A corto plazo, con esa ola de calor en ciernes, no se atisban precipitaciones durante el arranque del mes de julio. Lo que si se disparará, a partir del lunes, será el mercurio. Hasta rozar o puede que alcanzar los 40 grados. Y es precisamente ese registro exacto, con 40 grados alcanzados el 22 de agosto de 2023, el más alto registrado en Valladolid en los últimos decenios para dicho mes (desde el último tercio del siglo XX). La temperatura más alta desde que hay registros fiables fue de 41,4 grados. Se alcanzó el 15 de julio de 2022. Tanto aquel año como 2023 encabezan por ahora la lista de los más cálidos de la historia. Y 2025 apunta maneras.