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Valladolid despidió 2024 como el quinto año con mayor número de defunciones en la provincia del último medio siglo. Lo certifica el Instituto Nacional de ... Estadística (INE), que este miércoles ha publicado la estimación de fallecimientos, semana a semana, durante el año pasado. En total, 5.216 vallisoletanos perdieron la vida en Valladolid, lo que convierte a 2024 en uno de los ejercicios con mayor número de muertes desde 1974.
En cabeza se sitúa 2020, el año de la covid, cuando el número de defunciones se disparó hasta las 6.300. Los dos años posteriores a la pandemia están en segunda y tercera posición (5.428 muertos en 2022 y 5.320 en 2023). En cuarto lugar se cuela 2015 y en el quinto puesto se sitúa este 2024, en el que se registraron 83 fallecimientos más que en el año anterior (2023), en sexta posición. De este modo, el pandémico 2020 y los años que han venido a continuación se han encaramado, directamente, a lo más alto del listado de ejercicios con más defunciones.
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Si nos fijamos en el detalle semanal, esos días de contagios disparados al principio de la pandemia (cuando se decretó el confinamiento más duro) son los que encabezan la lista histórica de defunciones.
La peor de todas fue la semana número 14 de 2020 (en torno al 1 de abril) cuando fallecieron 271 vallisoletanos. A continuación está la semana 15 (241) y luego, la semana 13 (la inmediatamente anterior al pico), con 211 muertes. La primera ajena a la pandemia que se acomoda entre las semanas con más defunciones es la número 29 de 2022 (en torno al 8 de julio), cuando Valladolid vivió un episodio de intensa ola de calor.
De hecho, las temperaturas extremas (tanto las de mucho frío como las de asfixiante calor) suelen concentrar las cifras más altas de muertes. Y este fenómeno se repitió durante 2024.
Si analizamos, semana a semana, lo ocurrido el año pasado, vemos cómo la mayor parte de las esquelas y funerales se anotaron en los primeros compases del año. La semana más luctuosa fue la tercera, con 146 defunciones, seguida por la primera de enero (con 144). En esas fechas, Valladolid (y el conjunto de España) estaba inmersa en un repunte de las enfermedades respiratorias y los casos de gripe, lo que incluso llevó al Ministerio de Sanidad a imponer (de nuevo) el uso de la mascarilla en los espacios públicos de hospitales y centros de salud.
La medida estuvo en vigor desde el 10 al 18 de enero y aunque luego no era obligado llevarla, desde la Consejería de Sanidad sí que recomendaron su utilización. De este modo, se intentaba poner freno a unas semanas complicadas, después de que a finales de 2023 se alcanzara un pico de enfermedades respiratorias (1.508 casos por cada cien mil habitantes en Castilla y León) y que el máximo de gripe se alcanzara la segunda semana de enero (con 236 casos por cada cien mil habitantes). La tercera semana con más fallecidos de 2024 fue precisamente la última de diciembre (hace apenas unos días), de nuevo con las autoridades sanitarias atentas a los casos de gripe, al tiempo que insisten en la necesidad de vacunación.
Aquel episodio de principios de 2024 tuvo un claro impacto en la salud de los vallisoletanos y esas semanas se sitúan entre las veinte con más fallecidos del último medio siglo.
Al margen de estos máximos entre enero y febrero, el otro pico de defunciones en Valladolid se produjo en mitad del verano, en las semanas que sirven de bisagra entre julio y agosto. En esa quincena (aproximadamente desde el 29 de julio al 12 de agosto), Valladolid anotó 229 muertes. En ese periodo se concentraron las jornadas en las que la capital sudó con el mercurio disparado. La temperatura máxima de 2024 se alcanzó el 10 de agosto, con 39,2 grados (al día siguiente hubo 38,3). También fueron destacados los 38,9 grados del 28 de julio. A finales de ese mes de julio se encadenaron seis jornadas por encima de los 36 grados. Además, las temperaturas mínimas se situaron más allá de los 20 grados (con 23,3 de mínima el 30 de julio).
En esos días de tardes bochornosas y noches tropicales, Valladolid vivió ese otro pico de fallecimientos. Y parece que la provincia se tendrá que acostumbrar cada vez más a ese impacto de defunciones estivales.
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Diego González Redondo
Esther Bengoechea
Un informe de la Comisión Europea (publicado el pasado verano) sitúa a Valladolid como uno de los territorios europeos (se analizaron 1.368 de 30 países) que más sufrirá el incremento de muertes relacionadas con el exceso de calor. El estudio, publicado en la revista científica 'The Lancet Public Health' atribuye una tasa de 16,82 muertes por cada 100.000 habitantes en Valladolid por temperaturas extremas (en el conjunto de la provincia, supondrían unos 87 fallecidos al año). Si los valores medios aumentaran 1,5 grados de media (de aquí a 2100), la tasa se elevaría a 30,50 (lo que implicaría 158 muertes, si se mantiene el actual número de vecinos de Valladolid).
En esta evolución impacta de lleno la estructura demográfica de la provincia, ya que se trata de una zona cada vez más envejecida. Esto explica también que las cifras más altas de mortalidad se hayan concentrado en los últimos años, ya que la de ahora es una población con menos jóvenes y más vecinos de edad avanzada. Y además, con una larga longevidad, que hace que los fallecimientos se produzcan cada vez más tarde.
La primera semana de enero se cerró con 114 fallecidos en Valladolid, según las primeras estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone una media de 16 muertos cada día en la provincia y un descenso del 20% con respecto al arranque de 2024. El año pasado, por esas fechas, Valladolid estaba inmersa en un pico de gripe e infecciones respiratorias que incluso llevaría, días después, a imponer el uso de mascarillas en los centros sanitarios. Este año, la cifra de muertes en la primera semana de enero es casi idéntica a la registrada en 2021 y 2022 (todavía con alta influencia de la covid). El mejor inicio de año fue, precisamente, 2020. Ese año hubo 92 muertos en la primera semana de enero, pero a partir de ahí la cosa se empezó a complicar con la llegada del coronavirus.
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