Un carril menos en el puente de Hispanomérica hasta septiembre
Las obras permitirán tensar y reparar los tirantes de la infraestructura en el lateral de subida a Parquesol y se revisarán los del otro lado
Las primeras retenciones se dejaron notar a primera hora de la mañana y a mediodía, cuando los operarios procedieron a cortar uno de los dos ... carriles del puente de Hispanoamérica en sentido Parquesol. Un tajo que ya se había anunciado el pasado día 5, pero que comenzaba finalmente este lunes y se prolongará hasta finales del mes de septiembre, aunque el corte de tráfico podría anularse a primeros del mes de septiembre, en torno al 4. Después habrá que terminar de desmontar los andamiajes que servirán para acometer los trabajos. Y aquí, en los plazos, el Ayuntamiento de Valladolid incorpora una salvedad: «Salvo que las inspecciones revelen la necesidad de intervenciones adicionales».
Porque la actuación de mantenimiento se llevará a cabo en los tirantes del puente de esa margen derecha en sentido Parquesol. Sin embargo, al mismo tiempo se aprovechará para inspeccionar «los cartuchos inferiores de los tirantes del lado contrario», anticipaba el Consistorio. Si todo está en orden, no habrá necesidad de cortar el tráfico rodado en ninguno de los dos carriles, aunque sí se impedirá el paso de peatones y ciclistas, tal y como ocurre en el tramo ahora en obras.
La reparación se centrará en algunos de los tendones que forman parte de los tirantes del puente. Se han detectado «fallos en algunos de los tendones», explicaba el Ayuntamiento, que al mismo tiempo tranquiliza a los ciudadanos respecto a los riesgos estructurales del puente. «La pérdida de capacidad estructural es mínima y muy inferior al margen de seguridad», explican, a pesar de lo cual se ha decidido intervenir y revisar en profundidad los diez tirantes de ese lado, antes de inspecciones los otros diez que sujetan la plataforma.
No es la primera vez que el puente de Hispanoamérica se somete a una intervención de este tipo. La infraestructura se inauguró en el año 1999 y ya ha pasado en este tiempo de vida por algunas vicisitudes. Por ejemplo, en el año 2007, cuando se intervino para tensar uno de los 20 tirantes. Para ello se contó entonces con una empresa especializada de Madrid para que se encargara de sustituir varios de los cables de acero entrelazados y cubiertos de polietileno, que con el paso del tiempo se habían deshilachado.
Dos años más tarde, justo cuando se cumplía una década desde su inauguración, se tuvo que cortar el paso desde la avenida de Salamanca para realizar tareas de reparación que afectaban a la junta de dilatación del puente.
El mantenimiento de los tirantes es, por tanto, algo habitual en este tipo de puentes. El de Hispanoamérica tiene un hermano gemelo en Sevilla, conocido como el de La Barqueta, que presenta también una estructura de hormigón que sujeta los tirantes que sostienen la plataforma. Y eso es mucho decir, porque el tramo de ronda interior que recorre el puente es de 156 metros y es una de las vías más concurridas de la capital. Esta semejanza con la infraestructura sevillana no es casual. Sus padres son los mismos, los ingenieros Juan José Arenas y Marcos Pantaleón. El puente llamó la atención desde el mismo día de su inauguración, en mayo de 1999, con fuegos artificiales incluidos y con críticas de la oposición por el elevadísimo coste y por el retraso. Comenzó a proyectarse en el año 1991, debía haberse terminado en 1997 y finalmente se remató a un mes de las elecciones municipales de 1999. Costó 1.273 millones de pesetas. Convertido a euros y actualizado con el IPC desde aquel año, hoy habría supuesto una inversión de unos 14 millones de euros.
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