Valladolid

Tarantino se pasea por Cantarranas: el mural que rinde homenaje a 'Reservoir dogs'

El mural reproduce una de las míticas imágenes asociadas al filme (estrenado en 1992) en la que se ve a Tarantino junto a Michael Madsen, Harvey Keytel, Tim Roth, Steve Buscemi o Chris Penn (y su chaqueta de chándal). Casi parece escucharse la melodía de 'Little green bag' mientras se pasea por la zona junto al señor Marrón, el señor Naranja, el señor Azul...

El autor de este mural es el artista callejero que firma sus obras como R. y que es responsable de la sombras virales que ha dibujado en varias calles del entorno (una pieza de ajedrez en un bolardo, la torre de Pisa en un buzón, el Cristo de Río de Janeiro junto a la Antigua o el acueducto de Segovia en la plaza de la Universidad). Y ya hay vallisoletanos que se han acercado por allí para sacarse una fotografía con los banda 'entrajada'.

'Reservoir dogs' supuso el debut en la dirección de Tarantino (cinéfilo, fetichista, amante del cine de serie B) y ya entonces dejó clara su impronta de violencia, humor negro, narración fragmentada y mimo por las bandas sonoras. Dicen que el título de la película (perros encerrados, se tradujo en español) pudo nacer en los tiempos en los que Tarantino trabajaba como dependiente de un videoclub en Manhattan Beach. Un cliente se acercó para pedirle una película y Tarantino le recomendó 'Au revoir, les enfants', de Louis Malle. A partir de aquí, es imposible saber qué mecanismo se activó en la cabeza del cliente, que escuchó mal el título ('Au revoir, les enfants') y le dijo a Tarantino: «Venga, dame esa de 'Reservoir dogs'». La otra teoría dice que esta era una expresión habitual en las películas policiacas francesas de la 'nouvelle vague', que utilizaban algunos personajes como sinónimo de «canalla» o «rata».

La película pasó con buenas críticas por el festival de Sundance y se llevó luego los premios de Mejor Director, Mejor Guión y Premio de la Crítica en el de Sitges. En Valladolid estuvo durante más de cuatro meses en cartel, aunque de una forma casi subterránea. No fue una apuesta clara (solo se proyectaba en los Manhattan) y en apenas una semana los tres pases diarios se quedaron, solo, en las sesiones golfas, de madrugada. Por aquella época, competía con otras películas de más tirón, como 'Algunos hombres buenos', 'El guardaespaldas', 'Drácula', 'La ciudad de la alegría', 'Alerta máxima' o 'Belle epoque'. Así que, 'Reservoir dogs' ya se estrenó en Valladolid como película de culto. «Perros encerrados», decía entre paréntesis la publicidad de la cartelera, donde se jugaba con la competencia del 'Drácula' de Coppola: «No se deje chupar la sangre por vampiros 'pasaos'». A finales de mayo de 1993, todavía podía verse en los 'Casablanca'.

Fernando Herrero publicó su crítica en El Norte de Castilla el 1 de febrero de 1993. Le puso cuatro estrellas en la valoración técnica. Solo dos en la comercial (sin duda, por ese paso casi clandestino por las salas vallisoletanas de la época). Habría que revisar hoy, seguro, esas dos estrellas a la vista de lo que 'Reservoir dogs' ha generado después. Y empeza su texto (visionario) Fernando Herrero: «Atención a este nombre: Quentin Tarentino [se coló una erratilla que no se repite en el resto del texto], que acaba de realizar una obra vigorosa, espléndida, original desde el cine negro, en la que aúna la estética de la tragedia griega con la del realismo casi sainetesco, el lenguaje fílmico con el teatral, la estructura narrativa lineal y la circular, la violencia extrema y la farsa. 'Reservoir dogs' es hoy un gran film, que ojalá sea el preludio de otros muchos».

Y ahora sabemos que lo fue, porque después vinieron 'Pulp fiction' (1994), 'Kill Bill' (2003) o 'Malditos bastardos' (2009). «A los Coppola, Coen, Scorsese y demás de última hora habrá que añadir este nombre, también italiano, de un joven realizador que tiene ese algo tan importante que es lenguaje propio», seguía Herrero, que solo le ponía pegas al doblaje.

Y ahora, los personajes de aquella película se pasean por Cantarranas en Valladolid.