Un fin de semana de Navidad «pasado por agua» dará paso a un final de año de nieblas y tiempo otoñal

Las lluvias, de entrada, serán las protagonistas de las próximas horas. Las primeras llegaron en la tarde de ayer y para este noche, prácticamente coincidiendo con la hora de la cena, se prevé el paso de un segundo frente. El tercero y otro más descargarán agua con más intensidad durante el fin de semana, tanto mañana (Navidad) como el domingo. Y partir de ahí, en la transición hacia el lunes, se prevé que amainen las precipitaciones y que sople el viento con intensidad durante esas dos jornadas, especialmente en la del lunes, fruto de una posible ciclogénesis explosiva próxima a Portugal. Para ese día se esperan rachas fuertes de viento procedentes del oeste, que puntualmente pueden venir acompañadas de alguna llovizna. Las temperaturas, salvo el sábado, se mantendrán suaves superando ampliamente los diez grados. Y así, sin heladas, se prevé que continúen durante toda la semana central de las Navidades.

El cambio sustancial del tiempo se producirá entre el martes y el miércoles, cuando se impondrá la situación anticiclónica con epicentro literalmente en Castilla y León. Ya no lloverá, las temperaturas continuarán siendo suaves y se darán todos los ingredientes para la formación de nieblas hasta el fin de semana de Año Nuevo. Y pueden ser «persistentes», advierte Jesús Gordaliza antes de concretar que es bastante probable que la semana que viene, a partir del miércoles, «podamos estar embutidos en la niebla durante tres o cuatro días». De no ser así, el mercurio volvería a superar los diez grados con mínimas nocturnas suaves. Será, en cualquier caso, «un fin de año de temperaturas más otoñales que invernales» en el que las lluvias, primero; el viento, a continuación, y las nieblas, para finalizar, protagonizarán el tiempo durante los días centrales de las Navidades.

Las precipitaciones previstas para estos tres primeros días, en cualquier caso, no parecen suficientes para evitar que el año concluya con un ligero déficit de precipitaciones, que a día de hoy supera los cincuenta litros por metro cuadrado, la misma cantidad que debía recogerse en diciembre, en el que por ahora solo han caído 10,4 litros en Valladolid.