El doctor Julio Flores y las doctoras Isabel Gallegos y Zandra Soto; Sandra Ibarra, presidenta de la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad Frente al Cáncer; Elisa Ramos, psicóloga de la AECC, y Cristina López, paciente. José C. CastilloE
Aula de Salud Recoletas

Sandra Ibarra: «La vida, incluso con cicatrices, sigue siendo vida»

El Aula de Salud Recoletas pone voz al valor del apoyo humano y los avances médicos frente al cáncer de mama

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 15 de octubre 2025, 09:43

El Centro Cultural San Agustín acogió la celebración de una nueva entrega del Aula de Salud Recoletas. Una cita llena de esperanza que estuvo organizada por la Unidad de Mama de la Unidad de la Mujer, el Hospital Recoletas Salud Campo Grande, en colaboración con la Fundación Sandra Ibarra y El Norte de Castilla. Bajo el título 'Voces que acompañan: conversaciones sobre el cáncer de mama', el encuentro remarcó la importancia del diagnóstico precoz, los avances médicos y el valor del acompañamiento humano en el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se celebra el 19 de octubre.

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Sandra Ibarra, presidenta de la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad Frente al Cáncer, abrió el acto destacando la importancia de celebrar esta fecha como un día «para reflexionar, unir fuerzas y poner el corazón sobre la mesa». Habló por propia experiencia y lanzó mensajes de esperanza: «Estoy celebrando 30 años de propina desde que me diagnosticaron en 1995. Es un privilegio celebrar la vida, porque es un regalo». Subrayó que la prevención sigue siendo «la palabra mágica», ya que «el 40% de los cánceres son evitables», y reivindicó que «el cáncer es una cuestión de salud global que debe tratarse como tal». También defendió el poder del lazo rosa, al señalar que «el cáncer no es rosa, pero ese color ha conseguido que se hable del cáncer y eso ha salvado vidas» y concluyó apuntando que «el cáncer de mama se enfrenta con cada gesto de empatía. La vida, incluso con cicatrices, sigue siendo vida».

La primera en intervenir en la mesa redonda, que estuvo moderada por la periodista Andrea Díez, fue la doctora Zandra Soto, responsable de la Unidad de Mama y especialista en ginecología de la Unidad de la Mujer Recoletas Salud, quien subrayó que «cada día intentamos acompañar, escuchar y cuidar de forma personalizada y en equipo a todos nuestros pacientes». En cuanto al ámbito quirúrgico recordó que el abordaje «ha pasado de una cirugía estándar para todas las pacientes a una cirugía personalizada, adaptada a cada caso, a cada tumor y, sobre todo, a cada persona». Concluyó en que el reto del equipo médico «no es solo curar el cáncer, sino acompañar, escuchar y cuidar durante todo el proceso».

Le siguió Isabel Gallegos, especialista en oncología médica del Hospital Recoletas Campo Grande, quien profundizó en los avances de las terapias dirigidas y la medicina personalizada. «El cáncer no lo trata una sola persona, sino un equipo multidisciplinar. Los mejores resultados en supervivencia llegan cuando los casos se valoran entre todos», abundó. Recordó los enormes avances que se han realizado en el cáncer de mama, «que no es una única enfermedad, sino muchas, con comportamientos muy distintos», lo que explica que todavía no exista una cura universal. Para esta profesional, no hay dos pacientes iguales, «por eso hablamos de medicina personalizada y de saber qué necesita cada persona y cuándo», dijo.

Julio Flores, especialista en oncología radioterápica, destacó el papel fundamental de la oncología radioterápica como uno de los pilares en el tratamiento del cáncer, junto con la oncología médica y la cirugía. Se centró en cómo la tecnología ha transformado radicalmente esta disciplina con progresos tan importantes como la reducción del número de sesiones necesarias para tratar un cáncer de mama, la mejor precisión de los tratamientos y la reducción de los efectos secundarios. «Detrás de cada máquina hay un equipo y un paciente que respira, que confía y que lucha», señaló.

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Numeroso público se sumó al aula de salud.

El momento más emotivo llegó con el testimonio de Cristina López, paciente de cáncer. Una mujer valiente, con una actitud positiva y llena de esperanza, que señaló que fue diagnosticada de forma tardía. Tras meses de dolores y diagnósticos confusos, un TAC reveló que tenía metástasis en el hígado y un tumor de nueve centímetros en el pecho. «Pensé que eso significaba muerte», recordó. En apenas diez días comenzó tratamiento con quimioterapia e inmunoterapia y en seis meses el tumor y los ganglios habían desaparecido. Cristina nunca se resignó. «Mi familia y amigos no me dejaron caer» y un año y medio después le confirmaron lo que parecía imposible: no había metástasis activas. «El cáncer se cura. A veces no solo con medicinas, sino también con actitud. Hay que creer que es posible», dijo emocionada y entre aplausos

La psicóloga de la AECC, Elisa Ramos, también habló del acompañamiento emocional y de las redes de apoyo. «Las personas somos cuerpo y mente. El cerebro es un órgano más y hay que atenderlo porque en él están nuestras emociones y pensamientos», explicó. Recordó que recibir un diagnóstico de cáncer supone «entrar en un universo que se descoloca completamente», donde se alteran las rutinas, las expectativas y la seguridad. Por ello, insistió en que no se puede afrontar el cáncer solo, y que pedir ayuda psicológica «no es una debilidad, sino una necesidad». «Nuestro objetivo en la AECC es mejorar la calidad de vida de quienes están pasando por un proceso tan complicado», afirmó.

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Al final se abrió un turno de preguntas que permitió compartir dudas y algunas vivencias, y aprender que el cáncer de mama no solo se combate con tratamientos, sino también con información, apoyo y empatía.

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