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Parece que una impresora 3D es capaz de construir lo imposible. Que si el casco de Iron Man, que si una maqueta en miniatura de ... Hogwarts, un Pikachu, hasta un busto de Nikola Tesla. Y no solo para decoración, también para confeccionar objetos funcionales. Como la estructura de un mando, partes de un coche teledirigido o el ratón para un ordenador. «Hasta la tapadera para las pilas».
Lo matiza Álvaro San José, presidente de la Asociación de Microbótica de la Universidad de Valladolid (Amuva). Vamos, que con la robótica parece que todo es posible, que se puede crear y construir cualquier cosa. Hasta dónde lo permita la imaginación, eso sí. Da fe de ello ese cepillo para las uñas, con un motor incorporado y un clavo pegado en un extremo -«para desnivelarlo»- que al activarse se convierte en un coche gracias al movimiento que produce el contrapeso. Todos estos inventos se muestran durante esta semana en la Escuela de Ingenierías Industriales, que acoge hasta el viernes la feria de robótica Robolid.
«Son las jornadas en las que nos abrimos más al público. Donde enseñamos y englobamos todo lo que podemos llegar a hacer durante el curso», explica Pablo Acebes, de la directiva de Amuva. Porque todos esos aparatos, esos robots, esos coches, son fruto de la actividad que realiza la asociación, formada por 55 miembros, en su mayoría estudiantes de Ingeniería Electrónica y Mecánica. Ellos son los artífices de estas creaciones, que reformulan objetos cotidianos.
Desde ese cepillo para las uñas, a un mando de Play Station que ahora no funciona en la consola, sino en un brazo robótico. Pero la feria no se centra solo en la exposición, también es recreativa. Para niños y mayores. «Hemos incluido juegos de robótica para los más pequeños, se acercarán colegios durante estos días. Lo que buscamos es llevar la robótica a cualquier persona que pueda estar interesada en ella».
Más aún ahora, cuando la robótica es parte fundamental en muchos proyectos educativos, que acercan este mundo a las aulas. «Estos últimos años nos hemos dado cuenta de que cada vez está más incluido en las asignaturas. Para nosotros, que nos gusta tanto este mundo y algunos nos dedicamos a ello, es muy bonito que vengan y explicarles un poco más en profundidad cómo funciona la robótica». Y lo hacen con cosas «sencillas», a su juicio. Lo son para ellos claro, pero en el fondo no es tan fácil. Por ejemplo, ese mando de consola que mueve diferentes partes de un brazo robótico y de forma independiente. «Funciona a través de programación, cargas las órdenes, las instrucciones y después con el mando haces que se mueva en uno u otro sentido». Decirlo es fácil, hacerlo es otra cosa.
La feria ha comenzado este miércoles y se extenderá hasta el viernes -«el día grande»- con diversas actividades abiertas al público. La primera jornada estuvo marcada por la competición de 'Rocket League'. Es decir, fútbol con coches que aquí se enfrentan en un campo en miniatura con el objetivo de meter gol. Para los niños también han preparado una carrera de luces led, que avanzan por un circuito -'looping' incluido- pulsando botones. Hasta con un semáforo que indica la salida a los participantes. «Hemos intentado que este año sea más participativo. Cualquiera que quiera puede echar una carrera, siempre es más divertido poder verlo y jugar con ello. Para nosotros la idea es que si vemos alguien jugando, explicarle cómo funciona y desde ahí hacer una introducción a la robótica», explica el presidente de Amuva.
El viernes han organizado una competición de velocistas en un circuito confeccionado por los miembros de la asociación que contará con la participación del robot más rápido de España, otro campeonato de sumo entre las creaciones de los participantes. Y durante toda la feria, otros robots harán las veces de artistas, con vehículos con rotuladores incorporados que pintarán sobre una lona blanca. Por cierto que estos coches se controlan con los mandos a distancia que han fabricado en la impresora 3D, y que de hecho funciona sobre una mesa confeccionando más controladores.
La feria cerrará con una competición de 'Battlebots', un combate entre robots. «Los típicos vídeos de que se dan golpes y salen volando. Pues eso», resumen los miembros de Amuva. O sea un poco de destrucción, pero especialmente construcción. E imaginación, por encima de todo. Desde las confecciones de la impresora 3D al cepillo para las uñas transformado en coche de carreras.
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