Equipo multidisciplinar que trabaja en Progestión. . A. O.

La vida en una maleta de fin de semana

Progestión ya atiende a solicitantes de protección internacional en su centro de Peñafiel, en el que trabaja un equipo multidisciplinar de 25 personas

Miércoles, 28 de abril 2021, 06:52

«El primer día que vi a uno de los chicos llegaba con una maleta como la que yo utilizo para un fin de semana ... . Y pensé: traen ahí toda su vida, en una maleta que yo utilizo para un fin de semana..., y aún así sonríen. ¿Cómo con tan poco pueden darnos todas esas sonrisas? Eso me parece muy importante», relata Carmen Martín, ordenanza del centro que Progestión ha abierto recientemente en Peñafiel para atender a personas solicitantes de protección internacional. Carmen, al igual que su marido, forma parte del equipo multidisciplinar de 25 personas que trabajan en el centro, mayoritariamente mujeres, trabajadoras de la propia localidad y del entorno.

Publicidad

Se trata de una organización sin ánimo de lucro, aconfesional y apartidista, que desde 1990 trabaja con personas que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social, financiada por la Unión Europea, Gobierno de España o comunidades autónomas, entre otros estamentos oficiales. Este año, en su sede de Valladolid, ha abierto la Oficina de Intervención ante Delitos de Odio (OIDO) ofreciendo acompañamiento legal y psicosocial a personas extracomunitarias con permiso de residencia o en trámite. Quien necesite contactar con ella puede hacerlo a través del correo oido.valladolid@progestion.org, o del teléfono: 681295246.

Ana Cruz y Miriam Bautista son la directora y coordinadora técnica del centro de Peñafiel, respectivamente, y explican la ayuda y servicios que se presta en la localidad a las personas acogidas una vez que estas son derivadas por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, financiador de este proyecto. «El concepto de protección internacional ampara a cualquier persona que tema por su vida por razones de raza, sexo, orientación sexual, creencia religiosa..., o que provenga de la trata de blancas o sufra violencia machista». Son personas que proceden de lugares donde «viven una situación que vulnera los derechos humanos».

El sentimiento de empatía

Carmen Martín, 56 años, trabaja como ordenanza en el centro de Progestión. Su día a día va más allá de lo meramente laboral, ya que «lo que más me ha aportado este trabajo es el sentimiento de empatía, de ponerte en su situación. Pensar que si a mí me pasara lo que a ellos, si yo tuviera que irme de mi casa con las manos vacías... (en este punto Carmen se emociona». Mercedes Villamar, (52 años, Peñafiel), trabajadora de la limpieza al igual que Carmen, dice estar viviendo una muy buena experiencia. «Lo que yo he aprendido con este trabajo es a valorar mucho más a estas personas, a entenderles más, porque tiene que ser muy difícil para ellos abandonar sus países y venirse sin conocer a nadie, ni nada. Se les coge mucho cariño, te pones en su lugar. Me ha cambiado mucho la perspectiva. Me gustaría que mucha gente estuviera aquí y lo viviera».

En líneas generales, como subraya Ana Cruz, «el perfil del solicitante es el de una persona que tenga temores fundados de que su vida corre peligro, algo que puede deberse a una situación general que afecta a un territorio o a situaciones individuales».

Publicidad

El programa de protección internacional consta de varias fases (sumando 18 meses), desarrollándose la primera de ellas en Peñafiel, con una duración de seis meses, tiempo en el que suele resolverse el trámite, cubriéndose las primeras necesidades y la autonomía desde diferentes ámbitos según el perfil de la persona. «Tenemos clases de español y se intenta que obtengan un título A2 o B1 para que cuando abandonen este lugar tengan ese nivel y también un conocimiento y concepción de lo que es la cultura y la sociedad española, y puedan desenvolverse en su día a día», refleja Ana Cruz.

A continuación, los solicitantes pasan a una nueva etapa –de unos 12 meses– «para que vayan adquiriendo total independencia y autonomía y así normalicen su vida», objetivo final del programa, anota Miriam Bautista. Esta fase se desarrolla ya en pisos. En este caso se trabaja a nivel individual y colectivo, desarrollando talleres y programas sobre la autoestima o el comportamiento para el control del estrés o el ajuste de expectativas.

Publicidad

Además de cubrir las necesidades básicas del alojamiento, se prestan otro tipo de apoyos, como el jurídico, o el ya citado psicológico. Otras prestaciones van destinadas «a mejorar la empleabilidad para llegar a ese objetivo principal de autonomía e independencia total de la persona. Llegan a un lugar nuevo donde no saben qué es la Seguridad Social, el IRPF, ni cómo es un contrato, por lo que necesitan saber todo eso». Por ello es necesario «que alguien les guíe o acompañe en el proceso de conocer los recursos. Enlazamos todo eso para darles las herramientas y la capacidad de autonomía, que conozcan el contexto en el que viven».

El centro ha creado 25 puestos de trabajo que forman un equipo multidisciplinar (psicóloga, abogada, enfermeras, trabajadoras sociales, profesor de español, ordenanzas, conductores, empleadas de la limpieza, administrativas, mantenimiento, cocinera, monitoras…). Creación de empleo y también repercusión económica al ser del municipio los principales proveedores del centro de acogida peñafielense. El deseo de los responsables del centro es poder desarrollar un programa de voluntariado, en el que participen vecinos, para establecer vínculos con la población.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad