Traspinedo celebra sus festejos de San Martín sin heridos pero con varios sustos

Por la mañana tuvo lugar en la Plaza de Toros Coso de Fuentecilla una capea taurina con dos toros de la ganadería de Astolfi y Núñez del Cuvillo y tres vacas de Arriazu, Hermanos Magallón y Sánchez Herrero, esta última donada por Embutidos Caminero, en un espectáculo entretenido para los aficionados, donde brilló el toro adquirido por el Ayuntamiento de la ganadería de Cebada Gago, un toro que cumplió con creces las expectativas que se habían depositado en él.

Ya por la tarde fue el plato fuerte de la jornada y en la plaza del Rollo, acondicionada para el evento con tierra para mejorar el espectáculo y cubiertos los balcones con banderas de la comunidad Valenciana con crespones negros, se colocaron los cuatro cajones de los toros que se iban a soltar.

A las 16:30 salía el primer astado, un bonito toro castaño de Albarreal, posiblemente el mejor de la tarde, bravo y con mucha nobleza, recibido por los aficionados en la plaza con buenos quiebros y un susto, al resbalar un recortador y caer en la cara del toro. El animal bajó hacia las talanqueras de los soportes con embestidas nobles, siempre a los cites sin maldad y fue posteriormente bajado a la plaza del coso con los bueyes en una bonita carrera.

Le siguió el toro de Cebada Gago, un toro serio, al que de salida recibieron dos aficionados. Pero el astado salió un poco despistado, lo que impidió un buen recibimiento, si bien luego se vieron buenos recortes, uno muy bueno de Cesitar.

Resultó cogido otro recortador de Medina del Campo, sin tener más consecuencias que un varetazo, llegando también a la plaza acompañado de los bueyes después de su lidia por las calles.

Llegaba el turno del Núñez del Cuvillo y si por la mañana había salido bueno, por la tarde no se dejó nada, destacando la serie de muletazos que le dieron Jerónimo y Héctor, donde el toro expresó su nobleza tratando todas las embestidas.

Finalizaba el toro de Hermanos Magallón Vicente, un serio colorado, grande y con kilos, que ya de salida impuso su ley. Pocos fueron los que intentaron quebrarle, quedándose por la calle e imponiendo respeto a los corredores. Uno resultó cogido, levantado a la altura del pecho por uno de los pitones. No llegó a recibir cornada pero sí un fuerte golpe en el pecho.

Pasaba el tiempo y el animal no se quería meter en la plaza, llegando hasta en dos ocasiones hasta la curva de entrada pero dándose la vuelta. Al final, con la ayuda de los pastores y de los organizadores del festejo llegó el toro a la plaza del coso de Fuentecilla ya con la noche caída y las luces del alumbrado público encendidas.

Buen festejo el celebrado con una buena tarde meteorológica, lo que animó a cientos de aficionados a acercarse a Traspinedo y donde sólo hubo que lamentar dos heridos leves.