Tiedra mira al mañana desde su patrimonio y el turismo

Nunca han estado los pueblos como están en la actualidad. Basta un paseo por sus calles y plazas para cerciorarse de sus distintas iniciativas urbanas, sociales, culturales, patrimoniales o medioambientales, que, en todo momento, han buscado mejorar la vida de sus vecinos. Una afirmación que tiene en Tiedra un excelente ejemplo.

La antigua Amallobriga ha tenido claro desde hace años que tenía que promover la conservación de su rico patrimonio como parte fundamental de su identidad, pero también como fuente de riquezas y posibilidad de albergar nuevos usos. En este sentido la adquisición del imponente castillo del siglo XII por parte del Ayuntamiento supuso, en el año 2006, un antes y un después. Tras unos años de costosa restauración, es posible la visita, ofreciendo la torre del homenaje la posibilidad de disfrutar de excelentes paisajes. En los últimos años se ha incorporado en su interior una instalación museográfica en la que, junto a un conseguido atrezo medieval, destaca una atractiva maqueta que reproduce el primer asentamiento de la actual Tiedra.

Este interés por la conservación del patrimonio ha hecho que se ponga atención en no dejar perder edificios municipales de interés como el matadero, el lavadero o el pósito que, de ser bar, se ha convertido en un importante espacio para la cultura tiedrana, al igual que las escuelas, que tras haber sido la sede de la asociación de jubilados Tiedra Vieja y centro de ocio juvenil, ha vuelto a su uso original con la reapertura escolar. Por su parte, la rehabilitación del Concejo, antiguo Ayuntamiento, dio lugar a una interesante Aula Arqueológica.

La puesta en valor del patrimonio ha hecho posible que el turismo haya pasado a ser una parte importante de la actividad económica de la localidad con la llegada de atractivas propuestas, como el centro astronómico, único observatorio en su género de Castilla y León, el centro ecuestre o Tiedra de Lavanda, el primer centro de interpretación dedicado al mundo de las lavandas, que además ha venido a diversificar el sector agrario.

La localidad no ha olvidado poner atención en la conservación de muchas de sus más arraigas tradiciones. Unas tradiciones en las que de una manera especial destaca la de las águedas, que después de más de 350 años, según un documento de 1650, se vuelve a renovar cada mes de febrero con su gran originalidad, valor cultural y riqueza de sus vestidos. Las subastas de las Corderas, en las fiestas del Ofrecimiento, y de las Posturas, en las del Corpus, pertenecen a ese legado vivo que, como un río subterráneo, ha pasado de padres a hijos para conformar la identidad de los tiedranos.

La localidad de Pobladura de Sotiedra es núcleo agregado a Tiedra con escasos vecinos. En estos años se han llevado a cabo obras de pavimentación de calles y renovación de redes, además de alguna intervención en la cubierta de su iglesia de San Andrés.

Como importantes proyectos de futuro el pueblo tiene pendiente la consolidación de la iglesia de San Pedro para su uso como auditorio al aire libre, la declaración de las Águedas como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, la rehabilitación del antiguo cuartel de la Guardia Civil para ofrecer viviendas sociales o la construcción de una residencia que evite que los más mayores pasen sus últimos años lejos de su pueblo natal.

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