Valladolid

San Cebrián de Mazote rinde tributo a la matanza

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Esta cita no solo prometía deleitar los paladares con los exquisitos manjares típicos de este rito, sino que también aspiraba a preservar y celebrar las costumbres ancestrales de la matanza del cerdo, una tradición muy arraigada en el medio rural vallisoletano. La jornada arrancó con una demostración del destazado del cochino a cargo de Iñaki Pérez, carnicero de Bolaños de Campos y un taller de elaboración de jijas para los más pequeños. Éstos, no dudaron en remangarse para remover la carne adobada. A continuación tuvo lugar la comida de degustación en el centro cultural, consistente en un guiso de patatas con costillas, carne de jamón o lomo, morcilla y picadillo.

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«La matanza era un rito ancestral que, año tras año, siglo tras siglo, se celebraba en familia durante los meses más fríos del invierno. No sólo era una fiesta de sacrificio, era lo que garantizaba el sustento de la mayoría de las familias del medio rural. El proceso duraba varios días hasta llenar la despensa para el resto del año. Chorizos, tocino, morcillas, picadillo, entrecuesto… todo se preparaba con mucho esmero y mientras impregnaban la casa y el pueblo de los inconfundibles aromas y sabores de la matanza, igual que ha ocurrido hoy», apunta Miguel Gil, presidente de la Asociación Recreativa y Cultural Miguel Delibes, organizadora de la cita. Éste destacó la importancia de preservar estas tradiciones que definen la identidad del pueblo. «La respuesta de los vecinos y de los hijos del pueblo que viven fuera ha sido impresionante. Muchos han venido desde otras comunidades para disfrutar de este día que sirve de tributo a nuestras raíces, pone en valor nuestra cultura y conecta a las diferentes generaciones. Esta fiesta ha generado nuevos vínculos de hijos del pueblo que hacía tiempo que no venía y que han creado un nuevo vínculo con el pueblo», añadió.

La tarde continuó con un emocionante bingo en el que se sorteó un jamón, tardeo musical con Dj Raúl y para culminar la jornada, un chocolate caliente con bizcochos, con la promesa de que esta celebración se convertirá en una tradición anual.