Robladillo revive la tradición con la fiesta de la matanza

La localidad vallisoletana ha revivido este fin de semana sus tradiciones con la celebración de la cuarta edición de la fiesta de la matanza. Como es habitual, los vecinos se echaron a la calle para participar en este popular encuentro, organizado por el Ayuntamiento y que sirvió para transmitir a las nuevas generaciones el saber matancero en el municipio. Fue todo un homenaje al cerdo, «un animal del que se aprovecha todo y que ha sido la base de la alimentación de la gente sencilla de nuestros pueblos, porque era lo único que teníamos en nuestras casas», tal y como explicó el concejal de Cultura, Raúl Alonso.

El sábado, los vecinos madrugaron para recibir al animal, que pesó 196 kilogramos y que, como marca la normativa vigente, llegó sacrificado y sangrado. En ese momento comenzaron los trabajos de este tradicional ritual, tales como el chamuscado, el raspado y el destazado. Asimismo, para ser fieles a la tradición y mantener el sabor de los productos, utilizaron las técnicas y utensilios de antaño. Más de 150 personas degustaron los primeros manjares matanceros, como son los costillares, la panceta y los lomos, maridados con vinos y orujos de la tierra.

Por otra parte, el domingo llenaron los chorizos, con el picadillo ya oreado. El objetivo de la fiesta, como reivindicó el edil, era «revivir una de las señas de identidad de nuestra tierra». «Forma parte de nuestra cultura e historia y que no queremos que se pierda», señaló Alonso.

Los vecinos también mostraron su cara más solidaria con la recaudación de fondos para la Asociación Española del Síndrome Schaaf-Yang (AESYS), una enfermedad rara que padece Jorge, un joven de 15 años que desciende del municipio.