Una ordenanza de circulación para 103 vecinos y 200 vehículos
San Pablo de la Moraleja celebra la norma, que pondrá fin a los problemas del Ayuntamiento a la hora de instalar señales y evitará más de un sobresalto a los habitantes
Instalar una señal de un ceda el paso, colocar resaltos o prohibir el tránsito de vehículos por diversas vías dejará de ser una utopía para ... los vecinos de la pequeña localidad de San Pablo de la Moraleja, quienes desde esta misma semana celebran la creación de una ordenanza que regula la circulación en las vías urbanas de este municipio de 103 habitantes, aunque casi duplica el número de vehículos con alrededor de 200 censados.
La norma local, que incluye un régimen sancionador con multas de entre 100 y 500 euros, llega al municipio como un bálsamo reparador, ya que los frenazos en seco o los empotramientos de algunos vehículos contra verjas y tapias de viviendas pasarán a una mejor vida, y los vecinos podrán recuperar, con la llegada del buen tiempo, la costumbre de salir a la puerta de casa con la tranquilidad de no sufrir sobresalto alguno con velocidades por encima de lo establecido o derrapes de conductores imprudentes.
«Ya era hora, porque la gente hace lo que le da la gana al volante», asegura rotunda Mercedes Casado, que hace pocos meses vio cómo un camión se llevó parte de la pared de su casa y le dobló la verja que tiene en una de las ventanas y que luce «tal cual me la dejaron». Pero no ha sido la única víctima de actitudes poco apropiadas al volante, ya que «el propietario del huerto que tengo justo enfrente está cansado de cambiar los postes que le tiran los coches y camiones que no circulan como debieran».
Menos suerte tuvo su vecina de calle, Marina Sanz, que hace tiempo vio como un vehículo se empotró en una de las paredes de su casa. «Espero que se cumpla la ordenanza y que todos los que se la salten sean multados, porque no se respeta nada», apela Sanz, que la semana pasada tuvo que salir alertada a la puerta de la calle al escuchar un golpe en seco: «Me asusté mucho y fue un coche que chocó con algo porque la calle es muy estrecha».
Aparte de estos habituales percances, «la ordenanza supondrá un alivio también para Corporación municipal, ya que por cada señal que queríamos instalar dentro del pueblo, teníamos que hacer un pleno y era algo muy tedioso, además de tener que pedir permiso a la Dirección General de Tráfico», explica el alcalde, Francisco Martín González. En estos momentos, San Pablo de la Moraleja tiene ocho señales, aprobadas por el pleno, a las que se suman las que dependen del área de carreteras de la Diputación de Valladolid, fuera de casco urbano. A estos elementos hay que sumar la instalación de varios resaltos por seguridad, ya que el número de niños en verano se multiplican (ahora hay tres residiendo en el pueblo) «y van todos con bicis y muchos tractores van a unas velocidades que el día menos pensado tenemos un disgusto».
Los 27 artículos que conforman la norma local suena como música celestial para los vecinos, como Anselmo Valero: «Lo mejor que tiene es que incluye multas, así que el que no cumpla que asuma las consecuencias y pague». Este mismo pensamiento lo comparte Juan Ángel González que, a pesar de tener suerte de no haber sufrido incidente alguno, insiste en el poco respeto de algunos conductores, por lo que espera que esta normativa mejore la convivencia entre los peatones y los coches, camiones y tractores». El objetivo del Ayuntamiento con esta ordenanza, que cuenta con artículos de otras locales de municipios de la provincia de Valladolid», es el de compatibilizar la seguridad y la comodidad tanto de vehículos como de peatones.
Nuevas reglas
Entre las nuevas reglas, destaca que no se podrán colocar señales de circulación sin previa autorización municipal, y la Administración local solo autorizará todas aquellas señales informativas que, a criterio de la autoridad municipal, tengan un auténtico interés público. Por lo tanto, no podrán colocarse carteles o anuncios que dificulten la circulación o el estacionamiento. Desde esta misma semana la ordenanza concreta en su artículo seis, la prohibición de arrojar, depositar, abandonar o colocar en la vía pública o en sus inmediaciones, materias u objetos que puedan dificultar la circulación de peatones o vehículos, que supongan un obstáculo o un peligro o que impliquen la modificación de las condiciones para circular, parar o estacionar, y si resultara imprescindible la instalación de alguno de los anteriores objetos será necesaria la autorización municipal.
Aparcar en aceras, zonas peatonales, zonas de carga y descarga y en doble fila no estará permitido, al igual que en otros municipios de mayor población o grandes ciudades.
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