Las maquetas recicladas de Antonio Tendero encuentran un nuevo hogar en la prisión de Valladolid
El marino mercante jubilado de Fuensaldaña cede su colección de más de ochenta obras al módulo terapéutico del centro penitenciario, donde inspirarán talleres de reciclaje y creatividad
Por fin, Antonio Tendero puede respirar tranquilo. Después de más de un año buscando desesperadamente un lugar donde sus más de ochenta maquetas —hechas con ... envases reciclados— pudieran seguir a la vista del público, el artista ha encontrado un nuevo hogar para ellas en el módulo 9 del Centro Penitenciario de Valladolid. «Me ha costado muchísimo encontrar un destino para mi obra. Ha habido momentos en los que pensé que acabarían guardadas en cajas o, peor aún, en el contenedor. No podía imaginar un sitio mejor. Allí van a hacer mucho bien», confiesa emocionado este marino mercante jubilado de 87 años, que antaño recorrió medio mundo en barco.
Su colección, realizada a base de tetrabriks, latas, botellas y tapones, ha sido durante unos años un gran recurso turístico para Fuensaldaña, donde estuvo expuesta en las viejas escuelas del municipio. Allí, vecinos y visitantes quedaban fascinados por el talento de Antonio para transformar materiales de desecho en locomotoras, barcos, aviones y diligencias con todo lujo de detalles. Pero el año pasado, el Ayuntamiento le comunicó que debía desalojar el espacio, y comenzó entonces una carrera contrarreloj para encontrar un nuevo destino a su obra. «No buscaba dinero ni reconocimiento, sólo que las maquetas siguieran haciendo feliz a la gente. Han sido muchos años de trabajo y forman parte de mi vida. Por eso, ver que ahora tienen una segunda oportunidad me llena de alegría», explica Tendero.
El giro inesperado llegó gracias a la casualidad. Un grupo de internos del módulo terapéutico del centro penitenciario, acompañados por el equipo técnico —formado por un trabajador social, un psicólogo, un jurista y un educador—, realizó una salida terapéutica a Fuensaldaña hace unos meses. Pasearon por el pueblo, visitaron el castillo y, guiados por la técnica de Turismo, descubrieron la exposición de Antonio. «Cuando vimos aquellas maquetas nos quedamos impresionados. Son verdaderas obras de arte, hechas con todo lujo de detalles y una paciencia infinita», cuentan desde el equipo técnico del módulo 9, especializado en procesos de deshabituación de drogas. «Cuando supimos la historia de Antonio y de que estaba buscando un espacio para que quedaran expuestas y no se echaran a perder, pensamos que nuestro módulo era el destino idóneo», prosiguen.
Así, de aquella visita nació la idea de acoger la colección en una zona común del centro penitenciario. Como exposición permanente para que pueda ser vista también por los familiares de los internos, y también como un proyecto educativo y terapéutico. «Queremos que las maquetas sirvan para concienciar sobre el reciclaje, el cuidado del planeta y también para inspirar a los internos en sus propios talleres ocupacionales», explican desde el equipo técnico. «En el módulo 9 realizamos distintas actividades y el ejemplo de Antonio es perfecto para demostrar que siempre se puede construir algo bonito a partir de lo que otros desechan» añaden.
La inauguración de la exposición en el centro penitenciario tendrá lugar el próximo día 7. Ese mismo día, se impartirá, además, una charla sobre la importancia del reciclaje de residuos, a cargo de Ángel Martín Ramos, de la Mancomunidad Torozos. Allí estará también Antonio, quien asegura sentirse «como un niño con zapatos nuevos» porque su obra pueda ayudar a otras personas. «Me han tratado con un cariño enorme. Me han ofrecido impartir talleres de construcción de maquetas recicladas a los internos, pero yo ahora mismo, por circunstancias personales, no me puedo comprometer a ello. No obstante, el día de la inauguración, les enseñaré lo que pueda y les diré que el mejor maestro es su propia imaginación», señaló. «Estoy contentísimo por el entusiasmo que han mostrado en el centro penitenciario hacia mis creaciones. Me alegra pensar que van a tener una función social, que puedan enseñar algo y dar esperanza. Para mí, mis maquetas lo son todo, y me gusta creer que, igual que a mí me han acompañado tantos años, ahora pueden ayudar a otras personas a encontrar su camino», concluye Tendero.
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