San José y la virgen María buscan cobijo en los hogares de Castrodeza y Robladillo

En pleno corazón de los Montes Torozos, se reescribió este domingo uno de los grandes pasajes bíblicos, el de la búsqueda de posada de la Virgen y San José. La historia tuvo como punto de partida la localidad de Castrodeza, donde la sagrada familia, a lomos de un borrico, desafió los crudos vientos del temporal mientras pedían aposento para pasar la noche antes del nacimiento de su hijo.

Iban camino de Robladillo, municipio que en marzo de 2018 fue reconocido como Ciudad de Belén de los Montes Torozos por la Mancomunidad Torozos. Querían cumplir con la obligación de empadronarse en el censo. Entre cánticos de villancicos, en Castrodeza, fieles a la historia, les negaron posada. «Este es un pueblo pequeño y tenemos todo completo», dijo el posadero. «Pero podéis ir hasta Robladillo, pueblo generoso donde los haya, donde os acogerán con los brazos abiertos», añadió. Después de la tentativa fallida y de nuevo a lomos del burro, San José y la Virgen partieron exhaustos hacia Robladillo (localidad a 17 kilómetros por carretera, seis por caminos), donde a buen seguro les sonreirá la suerte.

Este pequeño municipio se transformará en Belén los días 25 y 28 de diciembre para representar el nacimiento de Jesús con el montaje de un gran nacimiento viviente que celebra su octava edición. Más de cincuenta actores y numerosos animales darán vida al belén y a doce oficios castellanos. Los vecinos llevan un mes preparando con mucha ilusión los decorados y ensayando los diálogos. «Estamos muy orgullosos de su implicación y también del gran número de visitantes que cada año acuden a ver la representación.

Este apoyo masivo nos ayuda a seguir mejorando cada año», explica Raúl Alonso, concejal de cultura del Robladillo. Este acto, organizado con la ayuda de Juan Pablo Hervada, párroco de ambas localidades, sirve para reforzar la unión entre los dos pueblos.