Así es vivir en una casa de paja: «Nuestro único gasto en energía es una bombona de gas al mes para cocinar»
Roberto de la Fuente se ha autoconstruido su vivienda de paja en Mucientes y prescinde de conexión a la red eléctrica abasteciéndose con placas solares, baterías y una estufa de leña
El cambio de vida que buscaba Roberto de la Fuente pasaba por vender el piso en el que residía con su familia en Parquesol y ... construirse una casa de paja en Mucientes. «Vivir en el campo y del campo». Lo primero se le ha logrado, lo segundo está en espera de tiempos mejores, pues su proyecto de montar una granja de engorde de caracoles quedó paralizado con la pandemia.
Roberto irradia satisfacción cuando habla de la casa de paja que comenzaron a edificar él y su mujer en 2016 y en la que viven en la actualidad junto a sus dos hijas. Asistió a varios cursillos, se empapó de conocimientos de bioconstrucción, se puso manos a la obra en los días libres que le dejaba el quinto turno de su trabajo en Renault y en el verano de 2018 entraba a vivir.
Una casa de una planta, 110 metros útiles, entre muros de 60 centímetros de espesor de balas de forraje revocadas con cal. «La casa respira, siempre está al 50% de humedad, ideal para vivir porque mantiene la temperatura constante todo el año; en invierno no baja de 19º y en verano sube como mucho a los 24º. La capacidad aislante y de transpiración de la paja lo hace posible. Hemos utilizado morteros a base de cal y en el interior pinturas naturales, sin plásticos, todo eso redunda en un ambiente más saludable que hace que la gente cuando viene a vernos se sorprenda por la calidad del aire».
Su independencia energética le convierte en envidiable en estos tiempos de facturas disparadas. Una red de placas solares y acumuladores le proporcionan energía sin necesidad de estar enganchado a la red eléctrica ni estar pendiente de lo que cuesta el kilowatio/hora.
En invierno, una estufa de leña conectada a radiadores y alimentada con madera de cepas viejas arrancadas de la zona ayuda a complementar el confort térmico. «Nos autoabastecemos sin ningún problema, se vive perfectamente con la energía solar; disponemos de dos frigoríficos, calentador de agua eléctrico, lavadora, lavavajillas y bombonas para cocinar porque nos gusta más el gas. Ahora nuestra factura energética es solo lo que cuesta una bombona al mes».
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