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El profesor del IES Conde Lucanor de Peñafiel David Hernández. B. Buitrón
Coronavirus en Valladolid: David Hernández : «Entre hacer edificios y formar personas me quedo con lo segundo, es más gratificante»

David Hernández, profesor: «Entre hacer edificios y formar personas me quedo con lo segundo, es más gratificante»

Sus alumnos han logrado un 9,176 en matemáticas en la EBAU

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Viernes, 17 de julio 2020, 08:26

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David Hernández (31 años, Olivares de Duero) pasa unos días de descanso en la montaña después de haber ayudado a alcanzar a sus alumnos, de 2º de Bachillerato del IES Conde Lucanor de Peñafiel, una cima nada desdeñable. Sus 23 pupilos han pasado el trance de la EBAU logrando una nota media en matemáticas de 9,176 sobre 10. Una cota que en montañismo es todo un ocho mil. Un trance que este año ha venido con un plus de complejidad porque el último trimestre han tenido que aprender en casa debido a la covid-19.

Arquitecto por la UVA, tras graduarse en esta disciplina tuvo claro que «entre hacer edificios y formar personas me quedo con lo segundo; es mucho más gratificante», sentencia Hernández. Por ello completó el Máster de Matemáticas para impartir esta asignatura. Desde hace un año lo hace en el instituto peñafielense –antes estuvo en San Esteban de Gormaz y Valladolid capital–, donde ha consolidado la plaza, habiendo sido además el tutor de los aventajados estudiantes que han conseguido tan brillante calificación.

El orgullo por sus estudiantes lo plasmó en un tuit en su perfil de Twitter, que se viralizó y llegó a muchas redacciones de medios de comunicación, que se están haciendo eco de ello. El docente indica que «me siento muy orgulloso por ellos y también porque me siento representado por ellos, porque estudié en el medio rural, en un instituto como el de Peñafiel, en la misma zona, en Tudela de Duero. Muy contento también porque los alumnos han aprendido mucho y todos ellos van a poder aprender la carrera que querían gracias a las buenas notas que han sacado».

«La metodología que utilizo es la cercanía y explicarles muy bien para qué sirven las cosas»

En el imaginario popular las matemáticas no gozan de buena prensa por su grado de dificultad. Para Hernández esta idea se mueve «entre tópico y verdad, porque la gente las tiene bastante miedo». En cuanto a la fórmula que aplica para desmitificar esa idea, explica que «la metodología que utilizo es la cercanía y explicarles muy bien para qué sirven las cosas». «Lo primero es ser muy cercano con los alumnos para que ellos pierdan el miedo cuanto antes», dice. Derribar ese muro es esencial, ya que «cuando te ganas su confianza siempre es más fácil enseñar».

Otro factor de su fórmula de enseñanza es «explicar para qué sirven las matemáticas en el mundo real», calificando también de «tópico eso de que no sirven para nada en la vida real; nada más lejos de la realidad», recalca. «Las matemáticas son el lenguaje de la ciencia y la ciencia es tan amplia que es indiscutible que las matemáticas valen para millones de cosas», como para elaborar las estadísticas de la pandemia que han estudiado estos últimos meses. «También me gusta contar a mis alumnos el tipo de matemáticas que van a enseñarles en las carreras», indica.

Otra forma de acercarse a ellos es a través de Twitter, donde «comparto tuits divulgativos con una imagen que dibujo explicando de forma geométrica un teorema o una fórmula algebraica, algo que creo que es bastante original porque las demostraciones gráficas en matemáticas resultan más útiles, es más visual y fácil».

Mantener la tensión y la concentración de sus alumnos estos meses de confinamiento, impartiendo las clases por Internet, «con los de cursos inferiores sí que ha sido más difícil», comenta el docente, mientras que con los de Bachillerato no ha sucedido esto porque «sabían que se la jugaban con la EBAU». Una tarea que se ha visto complicada por la falta de conexión a la red en algunos pueblos pequeños, «situación que el equipo directivo ha resuelto bien, facilitando tarjetas SIM y tablets a los alumnos que lo han necesitado para que no se descolgasen».

Son «más abiertos y cariñosos»

Sus años como estudiante y docente le hacen conocedor de los problemas y virtudes del ámbito educativo en los pueblos. «Lo mejor de los institutos rurales es la cercanía con los alumnos, con los padres, con los compañeros», señala. Asimismo destaca que «por lo general los alumnos del medio rural son más abiertos, cariñosos y con muchísimo potencial».

En cuanto a las carencias rurales, «Peñafiel tiene una peculiaridad, la N-122, que llevan 20 años diciendo que van a hacerla autovía. Los profesores vamos desde Valladolid y nos jugamos la vida todos los días porque la carretera es terrible. Vemos muchísimos accidentes, atascos, hay mucho tráfico de camiones... Si Peñafiel tuviese una carretera decente los profesores estaríamos encantados de seguir allí porque el ambiente es bueno». «Otro problema es que como la Junta no saca plazas suficientes tenemos una tasa de interinidad altísima». Lo habitual es que los profesores con plaza fija «queramos estar en la ciudad, y esto hace que en los pueblos que están lejos de la capital estén solo los interinos. El problema es que les cambian cada año de instituto y al final no pueden desarrollar un proyecto educativo para varios años», lamenta.

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