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Aumentan los gimnasios municipales para paliar su ausencia en los pueblosHacer deporte está de moda. Lejos de ser simplemente espacios de ejercicio, los gimnasios se han convertido en auténticos santuarios de bienestar para una ... generación que ha decidido tomar las riendas de no solo de su salud física, sino también de su salud emocional. Tras años de cambios en la vida cotidiana, cada vez más personas encuentran en el estos centros un refugio, un tiempo de conexión con uno mismo y un respiro de la rutina.
Los usuarios son cada vez más diversos. Desde jóvenes, hasta adultos, parejas, grupos de amigos, y familias enteras que ven los gimnasios como un lugar donde mantenerse en forma, un espacio donde liberar estrés y un punto de encuentro con sus amistades. Ahora, hacer ejercicio no se percibe como una obligación, sino como un ritual personal.
Y este último motivo es el que ha llevado a muchos pueblos a tomar la decisión de montar un gimnasio municipal. «Yo pienso que antes la generación de mis abuelos se reunían en el bar, y creo que la gente joven de hoy en día se reune en los gimnasios», expresa Jesús Cítores, alcalde de Villabáñez. Hace un mes, el ayuntamiento de esta pequeña localidad de poco más de 500 habitantes ha abierto las puertas de un centro deportivo. Una decisión incentivada no solo por la demanda de la población, sino también por la carencia de gimnasio en la localidad y como una medida para evitar el desplazamiento de sus vecinos. «Los más cercanos son los de Tudela de Duero, pero están masificados. Yo antes iba a Valladolid cuando salía del trabajo. Pero si teletrabajas o trabajas en el pueblo, no eres constante porque tienes que ir y venir y te da pereza», asegura el regidor.
Para paliar esa necesidad, a finales de septiembre inauguraron un pequeño gimnasio dentro del polideportivo. «La instalación estaba prácticamente montada. Hemos tenido que colocar espejos y algunas máquinas, porque las de cardio ya las teníamos», comenta. Aunque solicitaron una subvención de la Diputación de Valladolid para adquirir material deportivo, y esta aún no está resuelta, el consistorio contaba con una partida presupuestaria. Una inversión «no muy grande», de menos de 10.000 euros que el equipo de gobierno espera recuperar en unos dos o tres años. «Ya solo este año con la recaudación de abonos hemos llegado casi a los 4.000 euros», explica.
Y es que, casi el 10% de la población es usuaria del gimnasio. «Ahora mismo hay 45 personas apuntadas», señala. Aunque, es un constante goteo, pues no hacen más que incrementar el número de vecinos interesados por mejorar su salud. «La gente joven va casi toda, pero también personas de entre 40 y 60 años», menciona.
La manera de acceder a las instalaciones es muy sencilla; todo está automatizado y tan solo es necesario un llavero. Lo que son muy económicas son sus cuotas. «Son un poco simbólicas. Setenta euros al año o diez euros al mes. No es para conseguir un beneficio sino para ir mejorando y ampliando las máquinas», manifiesta Cítores. Su objetivo, de cara al 2025, es incluir un entrenador. «Quizá con el Plan de Apoyo al Empleo cojamos a un monitor que de alguna hora de clases», añade.
El regidor tiene claro que si quiere que los jóvenes se queden en Villabáñez, y no se vayan a la capital, debe ofrecerles los servicios que emplean en su día a día. Y, uno de ellos, en el gimnasio.
Misma dogma que tuvieron en cuenta en La Parrilla. Desde el año 2017, este municipio dispone de un gimnasio municipal. «Lo pusimos en marcha para que la gente joven, y las personas que no estuvieran acostumbradas a usarlo, hicieran deporte y tuvieran unas instalaciones que pudieran emplear en el invierno», comenta su alcaldesa, Esperanza Toquero. Sin embargo, también fue una demanda de su equipo de gobierno. «Cuando me reuní con los concejales en la primera legislatura me dijeron que la condición de ir conmigo era montar el gimnasio», cerciora.
Una medida que no vino nada mal el pueblo pues, a día de hoy, son más de cien personas las que están apuntadas. Teniendo en cuenta que La Parrilla cuenta con unos 490 habitantes, es una cifra muy elevada. En su caso, su apertura corrió a cargo del ayuntamiento íntegramente. «Lo hicimos con los fondos propios. No fue muy grande la inversión. Fue todo un poco rocambolesco. Compramos la maquinaria de un gimnasio que estaba embargado en Huelva, y luego lo que se adecuaron fueron las antiguas escuelas para instalarlo allí», señala. Por poco menos de 8.000 euros, la localidad disfruta de un servicio de esta índole.
Ante la alta demanda, el año pasado el consistorio decidió mejorar las instalaciones y hacer un gimnasio más grande en la planta baja de la Casa Consistorial. «Cada vez hay más personas y, sobre todo, en el verano. Es exagerado. Al tener la entrada digital hizo que aumentara el nivel de socios», cerciora Toquero. Por tan solo 14 euros al mes, sus usuarios pueden hacer deporte en horario ininterrumpido de 09.00 a 22.00 horas. Además, cuenta con una monitoria que se encarga de abrir y cerrar el centro y de elaborar tablas de ejercicios para todas aquellas personas que lo demanden. «Sobre todo con las personas mayores, estamos en contacto con el médico, y si les dicen que tienen una dolencia determinada y que tiene que fomentar algún grupo muscular, ella los orienta», explica la primer edil.
Pero, La Parrilla no fue uno de los primeros municipios de la Mancomunidad Pinoduero que decidieron poner en marcha este servicio. A poco menos de 20 kilómetros y casi una década antes, Sardón de Duero fue uno de los pioneros. En 2008 el alcalde que entonces lideraba el equipo de gobierno decidió dar luz verde a este proyecto. Dieciséis años más tarde son más de cien personas las que lo emplean. «Va sobre todo gente joven, pero también más mayor», comenta su alcalde, José Antonio Matesanz.
El centro se encuentra ubicado dentro del edificio del consistorio y está constantemente vigilado. «Por las mañanas está el ayuntamiento abierto y por las tardes, como hay un punto de información juvenil, hay gente controlando la entrada y salida», puntúa. Durante unos años, el municipio contó con un entrenador pero, a día de hoy, no disponen de este profesional y sus usuarios «hacen los ejercicios que les conviene», detalla el regidor.
En su gimnasio sus vecinos trabajan tres tipos de máquinas. «Empujes, tracciones para diferentes grupos musculares y piernas», relata Matesanz. Incluso, ha sido empleado por muchos de ellos para prepararse las pruebas físicas de las oposiciones a Policía, Guardia Civil o Bombero. Y aunque les gustaría ampliar las instalaciones, su alcalde asevera ser «imposible». «No tenemos más sitio. Bastante es con mantener lo que tenemos», añade.
A la lista interminable de localidades de la provincia que cuentan con un gimnasio, en breves meses se sumará uno más; Traspinedo. El equipo de gobierno se encuentra adecuando su Centro Cívico para albergar en él este espacio deportivo. «Estamos colocando la maquinaria poco a poco. Se ha acondicionado el edificio para que sea un gimnasio», comenta su alcalde, Francisco Javier Fernández. No será muy grande, más bien «modesto», pero esperan tenerlo listo dentro de un mes. «Al principio queremos hacer una jornada de puertas abiertas durante unos días para que la gente practique antes de hacer el abono y que haya una persona que de clases o unas primeras indicaciones de cómo funcionan la maquinas. Luego la idea es que cada uno vaya libremente y que alguna vez, durante el año, hagamos alguna jornada formativa deportiva allí», menciona.
Su cuota será «muy simbólica»; 15 euros al mes o 40 euros al trimestre, para los empadronados; o 25 euros al mes y 70 al trimestre para los no empadronados. Contará con mancuernas, pesas con barra olímpica, bancos, cinta de correr, elíptica y bicicleta estática y reclinada. «Para iniciar creo que está bastante bien», asegura.
Debido a la demanda social de sus vecinos, el ayuntamiento decidió poner en marcha este proyecto, que ha contado con la ayuda del Plan V de la Diputación de Valladolid. «Son unos 40.000 euros que hemos destinado a adquirir máquinas y a adecuar el espacio», detalla.
Pero, además, el objetivo de su instalación también es fomentar un hábito de vida saludable y evitar el desplazamiento de sus vecinos hasta gimnasios cercanos como los de Tudela de Duero o ellos de Valladolid. «También para que la gente tenga un rato de desconexión de sus trabajos y para evadirse de los problema y de la rutina del día a día», añade.
Traspinedo espera que su gimnasio municipal tenga un buen recibimiento entre sus vecinos. «Esperamos que tenga mucha acogida. Está preguntando por él mucha gente de todas las edades», cerciora. Y, aunque aún no han abierto sus puertas, Fernández ya está pensando en el futuro del centro. «Acorde a la demanda iremos ampliando la maquinaria», adelanta.
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