Los profesores alertan de las dificultades para respetar la distancia en las aulas en Valladolid
Los sindicatos insisten en la necesidad de rebajar la ratio, sobre todo en las zonas urbanas
«En los colegios más antiguos tenemos menos problemas. Las clases estaban pensadas para albergar hasta 40 alumnos, aunque en algunos centros luego se dividieron. ... Aún así, suelen ser salas más grandes. Pero en casi todas las aulas va a ser casi imposible meter a 25 estudiantes con ese metro y medio de distancia entre pupitres», asegura la directora de un colegio vallisoletano, en pleno rompecabezas para encajar mesas y sillas. «Las aulas más grandes que tenemos son de 48 metros cuadrados. Con distancias de seguridad, solo cabrían 20. Y esta situación se agrava en las aulas más pequeñas», recoge el protocolo de seguridad redactado en el Instituto Ferrari.
La guerra de las ratios se ha convertido en uno de los grandes debates de este inicio del curso escolar.«Si se han reducido los aforos en los bares, los restaurantes y los teatros, ¿por qué no se reducen también en educación?», se pregunta Isabel Madruga, presidenta del sector autonómico de Educación de CSIF. Y la respuesta que se ofrece desde los sindicatos docentes es unánime: por una cuestión económica.
«Rebajar el número de alumnos por aula, que es algo que pedimos desde hace años, no solo con la pandemia, supone contratar más profesores», recuerda Cristina Fulconis, del sindicato de enseñanza STES. O sea, más dinero. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, aseguró la semana pasada que la administración autonómica inyectará 75 millones para sufragar los gastos extra vinculados con la covid.
Entre ellos, la contratación de 800 docentes (600 en la pública, 200 en la concertada) para atender a los nuevos grupos que se generen al desdoblar las aulas que superen el máximo de alumnos fijado para este curso.
El protocolo sellado por el Gobierno y las comunidades autónomas no establece un tope. Cada región tiene libertad absoluta para marcar (si es que quiere hacerlo) un número máximo de alumnos por aula. En Castilla y León serán 22 como techo en Infantil y primero de Primaria. Desde segundo de Primaria hasta el instituto serán 25. Se ha producido una reducción en Bachillerato (antes eran 35)y Secundaria (antes 30). En Primaria se mantienen los 25, aunque ya no se permitirá esa excepción del 10%que autorizaba a tener clases de 27. A partir de ahora, al llegar a 25 habría que generar un nuevo grupo. Y el problema está en las gestión de espacio en esas aulas.
La consejería de Educación ha recomendado que se retiren de las clases todas las estanterías y muebles que no se vayan a utilizar, para así liberar metros cuadrados y poder separar pupitres. «Aún así, si quitas el espacio más cercano a las puertas, dejas la separación con la mesa del profesor (que debería ser al menos de dos metros, para usar la pizarra) y no pegas asientos al radiador, es difícil que haya 25 en clase guardando esa separación», cuentan varios docentes.
La consejera de Educación, Rocío Lucas, aseguró que ese límite de 25 se ha fijado atendiendo a las obligaciones de mantener metro y medio, junto al uso de mascarilla. «Ese número de alumnos encaja en la mayor parte de las aulas», dijo el viernes en una comparecencia junto a la consejera de Sanidad para presentar el protocolo de seguridad ante el nuevo curso. Pero no ha ofrecido datos aún sobre cuántas aulas se desdoblarán ni qué centros se verán afectados. En parte, porque el plazo de matriculación sigue abierto.
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«El Gobierno central tendría que haber establecido una ratio máxima para todo el país», dice Elena Calderón, de CCOO Educación. «Es el Ministerio quien debería haber liderado esta postura. Del mismo modo que en 2012 incrementaron la ratio escudándose en la crisis, ahora podían haberla rebajado. Y no se ha hecho», añade Madruga.
Los sindicatos docentes han consensuado una postura que reclama 15 alumnos como máximo en Infantil. Veinte en el resto de ciclos. «Pero eso tiene dos consecuencias. La primera es la necesidad de contratar a más profesores. La segunda, buscar espacios, porque habría centros sin aulas suficientes», apunta Beatriz García, de UGT.
«Nosotros no sabemos si es mejor llevar la mascarilla desde los seis o los doce años. Ahí no nos metemos, son cuestiones sanitarias. Pero está claro que la principal garantía para evitar contagios y controlar el virus es que haya más alumnos en espacios más grandes. Es verdad que se ha hecho un esfuerzo para que haya menos estudiantes por clase, pero se ha quedado corto», añade García.
«Posiblemente, si se hubiera mantenido la pandemia en los niveles de julio, se podrían haber soportado esas cifras de 25 alumnos por aula. Tal y como está hoy la situación, con las nuevas restricciones, es muy difícil defender esas cifras», insiste Calderón. «Y porque no es lo mismo estar durante dos horas en un cine que seis en una clase», añade García.
La situación, coinciden, difiere mucho entre el medio rural y los centros educativos de las ciudades y los municipios de su entorno. Ahí es donde se localizan los principales problemas, al ser colegios e institutos que ya soportaban un alto número de alumnos. «Por ejemplo, el Emilio Ferrari, el Julián Marías, el Núñez de Arce...», dice Calderón.
Los datos publicados por el Ministerio de Educación apuntan en esa dirección. En Madrid, la media en Secundaria es de 25,9 alumnos por aula. En Cataluña llega hasta 28,9. En Castilla yLeón (que en la media no alcanza las ratios fijadas para esta pandemia, aunque aquí el medio rural tira a la baja de las cifras) es mayor la concentración en Valladolid o Burgos que en Zamora o Ávila.
Y hay que tener en cuenta otra variable: las ratios en la escuela concertada suelen ser más altas, por lo que estos centros han tenido que hacer más malabares para cuadrar cifras. En Infantil, las ratios son de 16,7 alumnos por aula en la pública y de 18,3 en la concertada. En Primaria, 18,9 frente a 23,3. En Secundaria, 23,0 y 25,6 en la concertada. Y en Bachillerato, son 21,9 y 23,9, respectivamente.
«A finales del curso pasado ya se habría tenido que definir un máximo de 15 alumnos en Infantil y de 20 en Primaria para trabajar en la contratación de profesores y organizar los espacios», recuerda Fulconis, quien apunta al posible uso de espacios cedidos por los ayuntamientos como solución. «En el Vicente Aleixandre, que ya va muy justo de espacio, se podrían haber llevado grupos al viejo colegio Rosa Chacel, en desuso», sugiere.
«No valen los parches de última hora porque estaremos así no solo este curso, sino también el próximo. Eliminar aulas de música o de informática para acoger nuevos grupos no es una solución, porque esas salas son importantes y si no se pueden usar, se perderá en calidad educativa», indica Madruga.«El papel lo aguanta todo, pero cuando vas a la realidad del aula, a los espacios disponibles, ves que no se cabe», remacha García.
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