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Julio Jiménez tiene una gorra de Suzuki, ropa motera, un bastón por culpa de una operación de rodilla reciente y un objetivo: ganar el trofeo ... al pingüino de más edad. Porque Julio, «extremeño de Cáceres pero residente en Getafe», tiene 82 años.
«He venido en moto y solo», dice, porque iba a venir con otros dos compañeros «más jóvenes» que al final no han podido, qué cosas, por cuestiones de salud. Así que en hora y tres cuartos, lo que se tarda en llegar con una Suzuki V-Strom de 650 desde Getafe a Tudela de Duero, Julio se ha plantado en Pingüinos a la espera de ver si su último gran rival aparece. Porque ya ha estado dos veces antes en la cita. En la primera le dieron el tercer premio como piloto de más edad. En la segunda, hace dos años, le superó un hombre de 81 años -él tenía 80- «que iba de paquete con su mujer, que tenía 80».
Le operaron hace cuatro meses, «una prótesis total, tenía la rodilla hecha polvo», dice. Aunque tuvo que aprovechar en el peaje para estirar un poco la rodilla, asegura que ha sido un viaje muy cómodo. «Los moteros solemos buscar curvas, pero con lo de la rodilla esta vez he venido por autovía», explicaba. Respirará aliviado su médico, seguro. Ese médico que le ponía cara de incredulidad hace poco. Julio Jiménez cuenta así aquella consulta: «Le dije hace dos meses, en la primera revisión, que si podía hacer gimnasia, pilates, ciclismo, que lo hago habitualmente. El pilates, buenísimo, me dijo. El ciclismo, siempre que no fuerce, también. Y luego le dije 'soy motero'. ¿Qué le parece, debo o no montar en moto? Y me dijo: 'lo primero que me sorprende es que tengas 82 años y montes en moto, y supongo que será una moto grande. ¿Qué quieres que te diga?'. Me aconsejó que no llevara la moto, por la edad y porque con la rodilla recién operada, con una caída me puedo quedar paralítico para toda la vida. Porque además estoy pendiente de una operación de cadera también».
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Con esa conversación, la conclusión que extrajo el paciente, Julio, fue: «Entonces, le dije, 'me deja usted a mi libre albedrío, ¿no?». Y casi se puede intuir la resignación del médico, que seguro que no se sorprenderá de verle regresar a la consulta con el trofeo de piloto de más edad. Si lo consigue, claro. Hasta el domingo por la mañana no sabrá si su último rival, o algún otro, con más de 82 años se ha decidido a echar un viajecito hasta Pingüinos.
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