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Corretea por toda la campa sin un rumbo fijo. Que si a ver si pillo algo de comer aquí, que si esos de allá me ... dieron algo a ver si cuela otra vez, que si a ver si este me acaricia un poco. Se llama Ted y viene desde Albacete. Esta será su tercera edición en Pingüinos, y con apenas ocho años. «Es el que mejor se lo pasa», reconoce Cristina Nieto, la dueña de este perro que camina por toda el recinto de Pingüinos con un pañuelo amarillo de la concentración. El perro pingüinero, vaya. Los dos llevan las mismas ediciones a las espaldas, primero bajo el nombre del motoclub 'Pingüinos de la Mancha' y ahora bajo el de 'Pingüinos de Vallalbacete'. Debajo de una gran pancarta, donde se puede ver a los más de veinte miembros que se reunirán durante estos días, dibujados «a lo 'South Park'» (también sale Ted), han preparado una gran carpa que será su refugio para estos días.
«El primer año vinimos a la aventura y ya nos enteramos de que aquí el frío aprieta, después aprendimos la lección y ahora venimos más preparados», explica. El sitio se lo conocen. «Siempre pillamos el mismo». Una suerte, de los nidos más cercanos a los escenarios, lo que también significa que no andan muy lejos los baños, las barras y los depósitos de leña. Por todos esos caminos seguirá correteando Ted, quien seguro que se convierte en uno de los más queridos por sus vecinos en la campa. A escasos metros se encuentran 'Los Sin Luces'. De momento han llegado cinco, cuatro ellos desde Cádiz. El otro, vallisoletano, es el que aviva el fuego de su hoguera, mientras que el resto descansa, cerveza en mano, al lado del calorcito.
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«Salimos a las siete de la mañana con la moto. Son muchos kilómetros», afirma Juan Manuel 'Titi'. No lo dice por excusarse, que lo de estar pendiente de la hoguera seguro que es rotativo. Hoy por ti, mañana por mí. Y que además hay confianza para hacerlo. «Nos conocimos aquí hace unos años. Me acuerdo, que fue llegar, nos vio y nos trajo una botella de vino y un bocadillo de chorizo. Y desde entonces inseparables. Él baja a Cádiz y nosotros subimos ahora». ¿Y el tiempo? «Este año apunta bien, no hace mucho frío. Si eso parece que un poco de lluvia y ya». Pues si un gaditano dice que la temperatura de Valladolid, y además en Pingüinos, es agradable, es que es verdad. «Hay que venir equipado, nunca se sabe si va a hacer viento, niebla o cómo va a estar la cosa».
Pingüinos ha arrancado de forma oficial este jueves, y poco a poco han comenzado a llegar los primeros motoristas, venido desde diferentes partes de la geografía nacional. Aún se desconoce cuál será el que ha recorrido más kilómetros, que además tiene premio. Pero uno de los primeros, por el momento, es Francisco José Bailén, que ha llegado desde Melilla. «Cogí el ferry allí a las once de la noche, he llegado poco después de las seis de la mañana a Málaga y desde el sur hemos venido». Su historia es la que comparten muchos de los participantes que cada año anidan en la campa, que desde ahora ya no será la Antigua Hípica Militar, sino 'Pingüinos Arena'.
Bailén suma también una cantidad de años viniendo a Valladolid. «De forma ininterrumpida desde 2005, menos dos años que por motivos personales no pude venir. Haces grupo y luego te ves aquí, ya tenemos plan para ir a comer a Peñafiel». ¿Será lechazo, no? «Hombre, hierba no va ser». Esa será su excursión, mientras que las de la concentración han empezado con la realizada hasta Aldeamayor de San Martín, la primera de las salidas, a las que también se suman la de Mojados y otra a Esguevillas de Esgueva.
Frente a los veteranos, los que casi se acaban de estrenar en la concentración. No, no es Naomí, la pequeña que circula con su moto. «Pues llega hasta los 20 kilómetros por hora», dice su hermano. No, no es ella, son los miembros del motoclub 'La cabra negra', quienes vienen de un pequeño municipio de Extremadura, Aldehuela del Jerte. «Un pueblo motero además, somos unos trescientos vecinos y venimos más de diez con la moto», comenta Marcos Esteban Sánchez, quien hace las veces de portavoz. 2024 fue su primera experiencia en Pingüinos, y este año repiten. «Y desde ahora siempre, cada año vamos a venir. Además que hemos aprendido la lección, eso sí. Que el año pasado vinimos sin carpa ni nada, y no veas el frío».
Este año también han traido más compañía en forma de dos ruedas. «Las tres bestias», las define. Unas pequeñas motos que dejan al conductor casi a ras de suelo, pero que son la pasión de este pingüino extremeño. «Son unas joyas, caseras y muy bonitas». El inicio de la concentración se une con la instalación de la falla de Pingüinos, que este año cuenta con un recuerdo a las víctimas y afectados por la DANA en Valencia. Allí, sobre la escultura, se han colocado varias banderas de la Comunidad Valenciana. Justo al lado está Gabriel Diz, brasileño afincado en Valladolid desde 2015. «Vengo a Pingüinos desde 2017 y es lo mejor, te juntas con la gente, estás con los amigos, no se puede pedir más». Mientras, no dejan de llegar motos a la campa. La cantidad de neumáticos que llegan -la organización espera 40.000 participantes- borra las huellas de Ted, que sigue, y seguirá durante estos días, correteando por el recinto. A ver si encuentra algo que llevarse a la tripa.
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