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Fachada del bar en una imagen de los años 30 del pasado siglo.
El Penicilino de Valladolid, Bar de Interés Cultural

El Penicilino de Valladolid, Bar de Interés Cultural

Una propuesta en change.org pretende evitar el cierre del emblemático establecimiento vallisoletano mediante su declaración como BIC

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Domingo, 29 de septiembre 2019, 20:53

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El Penicilino ya existía, lo atestiguan las fotos, en los años 30 del pasado siglo. Y mucho antes. Y dejará de existir, salvo cambio imprevisto, entre febrero y marzo del año próximo, cuando el dueño del edificio comenzará una reforma profunda que acabará con uno de esos bares emblemáticos de la ciudad, recogido por el periodista José Miguel Ortega entre las '100 tabernas vallisoletanas' cuya historia cuenta en un libro. El rumor llevaba muchos meses en la calle y se confirmó este mismo verano, cuando por fin se puso fecha al proyecto.

Ahora, casi cinco mil personas han firmado en la página change.org para evitar el cierre utilizando una fórmula curiosa: su declaración como Bien de Interés Cultural. La petición hace referencia a que esto ya se ha utilizado en otros casos bien conocidos, como el Pasaje Gutiérrez (reconocido como monumento en 1998), la Plaza del Viejo Coso o el Mercado del Val (incluidos como parte del Casco Antiguo de Valladolid en 1978). En el caso del bar vallisoletano, podría acogerse a dos figuras previstas por la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León, promulgada en el año 2002. En ella se define, por ejemplo, la categoría de sitio histórico como «el lugar o paraje natural vinculado a acontecimientos o recuerdos del pasado, tradiciones populares, creaciones culturales o literarias, y a obras del hombre que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico». Y por otro lado se observa la categoría de conjunto etnológico, que se describe como «paraje o territorio transformado por la acción humana, así como los conjuntos de inmuebles, agrupados o dispersos, e instalaciones vinculados a formas de vida tradicional».

Cronología

  • 1872 Lorenzo Bernal, dueño de una fábrica de licores, abre el local. Llegó a ser proveedor de la Casa Real, según recoge el periodista José Miguel Ortega en su libro '100 tabernas de Valladolid'.

  • Siglo XX Juan Martín Calvo, también fabricante de aguardientes, toma el relevo. Pasó a llamarse 'La Solera' y posteriormente, 'Villa Elenita', en homenaje a su hija. Después se llamó 'Taberna de Avelina', el nombre su mujer, Avelina Hernández, creadora del 'penicilino'.

  • 1960 Muere Juan Martín y sigue con el negocio Avelina, que cede después el testigo a su sobrina Sita y su marido, Pepe.

  • 1984 Cristina Martín y Manolo Cossío, sobrinos del matrimonio, se hacen con el local, que vive una época de renacimiento.

  • 2006 Cierran por jubilación el 28 de enero de 2006 y el 24 de febrero un grupo de empresarios locales lo reabre, manteniéndose al frente del local hasta hoy.

El procedimiento, en todo caso, resulta largo. Para empezar, el arranque de la burocracia lo puede promover «cualquier persona física o jurídica». Hay seis meses de plazo para poder resolver si se inicia el expediente o no. En caso positivo, se comunica al Ayuntamiento afectado y eso resulta crucial porque, una vez que comienzan los trabajos para decidir si un inmueble merece ser Bien de Interés Cultural, queda automáticamente protegido hasta la resolución. «La iniciación de procedimiento para la declaración de un Bien de Interés Cultural determinará, respecto al bien afectado, la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección previsto en la presente Ley para los bienes ya declarados», dice la Ley en su artículo 10.3.

Interior del Penicilino.
Interior del Penicilino. Henar Sastre

El tiempo necesario para solventar todo el trámite se prolongaría un máximo de 24 meses a partir de la fecha de incoación, según la normativa. Y si caduca, o no se considera que merezca tal protección, no podrá volver a solicitarse durante los tres años siguientes.

No es la primera vez que alguien maneja la idea de incluir al Penicilino en un catálogo que lo proteja. En 2006 cerró sus puertas brevemente por la jubilación de los anteriores dueños, Cristina y Manuel. Una lectora de El Norte, Lucía Rodríguez Miranda, explicaba entonces en una carta que «el Penicilino formaba parte, junto con 16 locales más de Valladolid, del Plan General de Urbanismo de 1983; medio que les servía para la protección de la decoración y mobiliario fijo interior, por ser inmuebles representativos de una época». Los planes generales posteriores acabaron con esa figura, pese a lo cual, según Lucía Rodríguez, podría acogerse al artículo 17 de la Ley de Patrimonio, que decía que «los bienes muebles e inmuebles del Patrimonio Cultural de Castilla y León que, sin llegar a ser declarados de interés cultural, merezcan especial consideración por su notable valor de acuerdo con lo establecido en el artículo 1.2 de la presente Ley, serán incluidos en el Inventario de Bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León».

«El Penicilino es un lugar emblemático de Valladolid como lo es el Pasaje Gutiérrez, la Plaza del Viejo Coso, El Mercado del Val... Nadie entendería que se derribaran estos lugares. Por este motivo solicito que en el Proyecto de Reforma del edificio se mantenga este lugar tan emblemático que forma parte del ADN de nuestro querido Valladolid», reza la petición suscrita en change.org por Francisco García. Este fin de semana contabilizaba ya más de 4.800 firmas.

Arriba, terraza del Penicilino con su aspecto actual. Debajo, día de la reapertura del bar en el año 2006 y a la derecha, el anterior dueño, Manuel Cossío, en una imagen de 2004, aún con el cartel de «Juan Martín Calvo, Vinos, alcoholes y licores». Henar Sastre y Gabriel Villamil
Imagen principal - Arriba, terraza del Penicilino con su aspecto actual. Debajo, día de la reapertura del bar en el año 2006 y a la derecha, el anterior dueño, Manuel Cossío, en una imagen de 2004, aún con el cartel de «Juan Martín Calvo, Vinos, alcoholes y licores».
Imagen secundaria 1 - Arriba, terraza del Penicilino con su aspecto actual. Debajo, día de la reapertura del bar en el año 2006 y a la derecha, el anterior dueño, Manuel Cossío, en una imagen de 2004, aún con el cartel de «Juan Martín Calvo, Vinos, alcoholes y licores».
Imagen secundaria 2 - Arriba, terraza del Penicilino con su aspecto actual. Debajo, día de la reapertura del bar en el año 2006 y a la derecha, el anterior dueño, Manuel Cossío, en una imagen de 2004, aún con el cartel de «Juan Martín Calvo, Vinos, alcoholes y licores».

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