«Siempre hay que hacerse las mamografías de cribado, te puede ir la vida en ello»
Elena, que ha encarado un diagnóstico de cáncer de mama y superado una cirugía, un tratamiento con radioterapia y otro de quimio, encara el día después: «Ahora veo la vida de otra manera, doy más valor a disfrutarla»
Elena vivió el impacto de un diagnóstico de cáncer de mama agresivo en noviembre de 2022 y encaró una cirugía, sesiones de radioterapia y de ... una quimio «con muchos efectos secundarios». Fue un camino duro, que ve hoy suavizado al mirar hacia atrás, porque lo que más le importa es que puede mirar hacia adelante. Y le gusta lo que otea, lo aprecia. «He pasado un mal muy malo, pero he ganado en ver la vida de otra manera, de doy más valor a disfrutar de las cosas cotidianas», asegura desde la sombra del parque de Canterac que se agradece en una tarde de octubre casi veraniega.
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«No puedo entender esa desidia cuando estamos hablando de una enfermedad muy grave, que se puede ir la vida en ella»
Ese parque que se alza como pulmón verde del barrio de Delicias está cerca del Hospital Universitario Río Hortega. Allí trataron el tumor de Elena y pasa las revisiones con un equipo de profesionales para el que no tiene más que elogios: «Te tratan superbien». Esta paciente de Valladolid defiende las mamografías periódicas de cribado. El programa de detección precoz del cáncer de mama tiene un seguimiento altísimo, mucha 'adherencia' entre las mujeres de 45 a 74 años, pero aún hay quien deja pasar la cita. «Y conozco quien no va por miedo a lo que te puedan encontrar o por descuido... Cuando te ofrecen pruebas de diagnóstico precoz del cáncer, hay que ir siempre, porque te puede ir la vida en ello. Tú vete y, si es para bien, perfecto, y si es para mal, pues a ponerse manos a la obra y tirar para adelante para preservar tu vida», subraya Elena.
Ese es el consejo que da esta paciente desde la experiencia propia de quien no se ha saltado ni un control. Hasta que en uno de ellos le dijeron que había que hacer un estudio más completo, en el que la ecografía y la biopsia posterior a la mamografía inicial confirmaron el hallazgo de un tumor en su pecho izquierdo. «Ahí me rompí», confiesa. Fue el inicio de un tratamiento del que aprendió que «hay que luchar y procurar buscar apoyo y tener fortaleza mental... pensar que se puede salir, porque la fortaleza física, en ese momento, no la tienes».
El apoyo de la Asociación Española Contra el Cáncer
Elena es colaboradora activa de la Asociación Española Contra el Cáncer en Valladolid, donde encontró ese apoyo que procura ahora dar a quien está atravesando ahora por lo que ella ha vivido. Tuvo que dejar de trabajar porque la quimioterapia pasó factura a la energía con la que encaraba el tajo laboral y ahora está volcada en cuidarse con rutinas saludables que marcan horarios de sueño, comidas sanas, ejercicio y actividad social para poner coto al cansancio. «Me gustaría hacer más cosas, pero tengo que ir poco a poco», añade.
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Llega el día internacional que recuerda la lucha contra el cáncer de mama y este año coincide con el escándalo sanitario que se vive en Andalucía por la falta de avisos a mujeres tras las mamografías de cribado. «No puedo entender esa desidia cuando estamos hablando de una enfermedad muy grave, que se puede ir la vida en ella. Yo llevo un montón de tiempo haciéndome cribados y nunca me ha pasado. A lo sumo, al mes de hacerme la mamografía, me enviaban la carta o me llamaban. Eso (por lo ocurrido en Andalucía) es jugar con la vida de mucha gente», lamenta esta mujer que fue diagnosticada de un cáncer de mama en Valladolid hace tres años y que a los cribados añade como herramienta clave en la supervivencia el avance en los tratamientos.
«En mi familia hay una experiencia con el cáncer bastante presente. Mi madre falleció hace 10 años y hay una diferencia tremenda entre lo que le hacían a ella y lo que me han hecho a mí. Ahora es brutal el avance en tratamientos que hay», concluye Elena.
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