Muere 'El Sella', la voz de los feriantes de Valladolid

Quería ver mundo y con 13 años la tómbola de unos tíos de Ribadesella era lo más a mano para ese propósito. Atrás dejó los juegos por las calles de Mojados mientras el horizonte se le abría entre hojas de un calendario salpicado de fiestas con paradas en San Juan, San Fermín, San Roque, San Mateo... y con tal onomástica, decenas de ferias de pueblos y ciudades en las que José Luis Pérez Martín 'El Sella' se ha detenido alguna vez con sus carruseles a cuestas. Este jueves se ha celebrado el funeral de quien ha presidido la Asociación Provincial de Industriales Feriantes de Valladolid durante 35 años (hasta 2013), voz del sector que avanzaba en las fiestas patronales vallisoletanas las novedades de la oferta del centenar de atracciones que, primero cada San Mateo y después por la Virgen de San Lorenzo, ponen luz, diversión y colorido cada mes de septiembre.

Desde la tómbola El Sella ha lanzado micrófono en mano refranes, chascarrillos y bromas a miles de clientes con rifa hasta quedarse afónico, intentando hacerse oír entre el tumulto de voces, música desbocada y sirenas de norias, montañas rusas, casas del terror y caballitos. A esas imágenes regresa su hija Pilar haciendo repaso a una vida que sus padres dedicaron a viajar por toda España: «Tenían la residencia en Valladolid pero estaban fuera de casa desde febrero hasta la fiesta de Los Santos; la mayoría de los niños de los feriantes estaban internos y yo vivía con mis tías para poder ir al colegio», rememora. Si hay algo de su padre que se le viene a la cabeza al recordarle es su «facilidad para darse a querer; cuando algún compañero tenía un problema, abandonaba su propio negocio para poder atenderlo».

Con el tiempo vendió la tómbola a un amigo y a otro le compró la pista de autos de choque. «Acabó dándole problemas de garganta porque se pasaba todo el día hablando por el micro, así que compró la pista de un parque de atracciones de Málaga, la modernizó con coches franceses y después se hizo con otras dos; esta atracción nunca pasa de moda».

La vida de feria en feria de José Luis y su esposa Rosalía de la Cruz ha transcurrido entre caravanas. La última, un tráiler de sesenta metros con dos baños, tres habitaciones, aire acondicionado y calefacción. Sobre ruedas intentaban crear el ambiente más cercano a un hogar convencional, con el negocio pegado a sus puertas y jornadas de trabajo sin horas. «Los coches de choque son la primera atracción que abre y la última que cierra; mi madre se quedaba hasta la madrugada y mi padre se levantaba para abrir; solo se paraban para comer», señala Pilar, que orientó su futuro laboral por otros derroteros mientras sus hermanos José Miguel y David continúan con la saga ferial.

Hasta los 70 años estuvo José Luis Martín Pérez pendiente de la bocina que anuncia el comienzo y el fin de cada viaje entre topetazos y giros de volante de parejas, amigos, grupos de pandillas y solitarios al son del éxito musical del momento, «disfrutando al máximo». «Tenía conocidos de muchos años en pueblos y ciudades que venían a la taquilla a saludarle. Le encantaba ese mundo y ese ambiente, estar unos días aquí y otros pocos en otro lugar». Falleció el pasado martes a los 81 años El Sella, conocido también en el ambiente ferial nacional al haber presidido este vallisoletano la Confederación de Feriantes de España.

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