El letrado José María Tejerina muestra su colección de jurisprudencia. Henar Sastre

José María Tejerina: «Puedo imaginar un ordenamiento jurídico sin leyes, pero no sin jueces»

El penalista vallisoletano corona 44 años de carrera con la condecoración de la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que otorga el Ministerio de Justicia

M. J. Pascual

Valladolid

Lunes, 26 de noviembre 2018, 09:13

Al penalista vallisoletano más reconocido por propios y extraños no le gustan mucho las películas de abogados (ni los juicios con jurado) y, menos todavía, posar para las fotografías. En la primera entrevista que concede a un medio de comunicación en sus 44 años de ejercicio de la abogacia, José María Tejerina (Valladolid, 1945) indica que son muchos los casos que le han quitado el sueño y que, con la edad, le preocupan más «las personas que están detrás de esos casos. No es verdad que uno ya esté de vuelta de todo». Lleva tan a rajatabla lo de deberse al cliente que en toda la entrevista no hubo manera de que comentara ninguno de sus famosos casos.

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–Empecemos por el final. El último trabajo mediático en el que está enfrascado es la defensa del exalcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, por las comfort letter. También le representó en el caso de los áticos de Zorrilla, en 2012. ¿Es cliente y, sin embargo, amigo?

–Sí, son los dos asuntos que ha tenido. Y es las dos cosas: es amigo-cliente, las dos cosas. Hizo la mili conmigo en Monte la Reina (Toro, Zamora). Una época en la que los estudiantes universitarios tenían la posibilidad de hacer la mili en dos veranos y luego hacíamos unas prácticas en el regimiento.

–Usted fue el primer juez togado militar de Valladolid.

–Yo hice oposiciones del cuerpo jurídico y estuve destinado en Valladolid. Y aquí ocupé el primer destino de juez togado militar en la ciudad cuando se creó, me tocó a mí como le podía haber tocado a otro.

–¿Y no le tiró hacer carrera en la jurisdicción militar?

–Sí, estuve unos años, estuve muy bien, estuve muy cómodo. De los mejores recuerdos de mi vida, fue una época muy buena. De hecho, todavía hacemos alguna comida. Y claro, a esta edad ya empiezas a ser un personaje. 'Ah', te dicen, 'he oído hablar de usted'. 'Estupendo, estupendo'. Pero bueno...(Risas). Estuvo muy bien, pero luego la vida te orienta en un sentido o en otro y llegó un momento en el que había la posibilidad de pasar a la situación de reserva y ejercer la profesión, y esa es la razón.

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«A los ingenieros de caminos tampoco les elige nadie, pero son los únicos con competencia exclusiva para hacer puentes»

–A lo largo de su carrera ha defendido a políticos, asesinos, pornógrafos, pederastas...

–Y a jueces. Sí, sí.

–¿Ha tenido que aplicarse alguna vez la objeción de conciencia, renunciar porque estaba convencido de que su cliente era culpable?

–Eso, siempre. Lo bueno que tiene el abogado es que puede ser muy selectivo. Y entonces, eliges. Y ya está. Y sobre todo que yo, más importante que los asuntos, que la materia, que el hecho, que la acción que se le imputa, creo que lo importante es la persona. El problema que ha tenido esa persona y porqué lo ha hecho y cuáles son las razones... Más la persona que el hecho, me ha importado siempre más la persona que la conducta. Y luego he tenido la posibilidad de elegir, es decir, ha habido gente a la que no he defendido porque he considerado que no era... Y esa posiblidad de ser selectivo con los asuntos está muy bien, pero claro, hay que pensar también que el abogado es un personaje que forma parte de un sistema: no habría juicios sin abogados. Quiero decir que es trascendente lo que hace el abogado, aunque no pueda parecerlo en algún momento.

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–¿Cuál es la situación más chusca que ha vivido ante el estrado?

–Ha habido muchas, pero ahora no le sabría decir. Ha habido algunas pintorescas. Si me acuerdo en el curso de esta charleta, se la cuento.

–¿Cuál diría que ha sido el caso de su vida, el que le ha marcado en su trayectoria?

–Yo no creo que haya habido alguno que especialmente fuera un hito señalable. He tenido ocasión de tener asuntos un poco sonoros, pero no ha servido ninguno para decir 'pues oye, esto ha sido la bomba'. He tenido ocasión de defender a gente que ha tenido problemas serios, pero no creo que ningún caso me haya servido de rumbo.

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–Pero no me negará que alguno ha sido de especial trascendencia pública, como el caso de los fondos reservados, en la época de Felipe González.

–Sí, sí, con el asunto de los fondos reservados estuvimos mucho tiempo. El asunto era importante, porque era complejo, había mucha instrucción, pero no creo que haya alguno del que pueda decir: este ha sido el más importante.

–¿Le ha quitado el sueño algún proceso?

–Muchos. Y a medida que te vas haciendo mayor, los asuntos más te preocupan, te intranquilizan y te disgustan. Pasa al revés de lo que la gente cree ('bueno, como este lleva mucho tiempo, el asunto le importa poco). Es así.

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–Desde que empezó su carrera en 1974 se ha modificado unas cuantas veces el Código Penal. ¿Qué artículo suprimiría y cuál añadiría?

–Yo creo que no está tan mal, ¿eh? De verdad. Y sobre todo, es que dan miedo las reformas.Yo creo que ahora, la redacción de los tipos penales se va haciendo cada vez peor, con peor estilo, con artículos de página y media. Creo que hay que dejar al juez que haga su interpretación. El juez es la pieza central del sistema y del Derecho. Se puede uno imaginar un ordenamiento jurídico sin ley, pero no sin jueces. Un juez es absolutamente necesario. Yo creo que más importante que la ley es el juez.

–Es un planteamiento subversivo.

–Bueno. ¡Qué se le va a hacer!

–¿Ni siquiera habría que reformar el Código en delitos que afectan a la libertad sexual? Me refiero a sentencias como las de la Manada y la conocida esta semana que ha levantado polémica por la no aplicación de la tentativa de homicidio a un hombre que apuñaló a su esposa y cuando la estaba estrangulando, desistió.

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–Hay una comisión de expertos, más de una veintena, la mayoría profesores de derecho penal, que están en ello y siguen en ello, porque hacer una modificación no es fácil. Lo de la manada me llamó mucho la atención. Seré de los pocos. Bueno, habrá más, que he leído con atención la sentencia y el voto particular, las dos cosas. Y las dos cosas están bien. Este tipo de delitos no se cometen en las plazas públicas, la gente procura hacerlo de manera oculta. Pero en este caso había una filmación y unas grabaciones de teléfono, algo que es muy difícil que ocurra, y es vista por los jueces. Pero dos ven una cosa y el tercero, otra y tardan seis meses en dictar sentencia. Lo que yo creo es que la sentencia relata hechos que no encajan bien con la calificación jurídica, pero la sentencia es muy correcta, aunque socialmente haya sido muy criticada. Ahora estamos pendientes del recurso de apelación, que está tardando también. Mi impresión es que la revocarán parcialmente. Lo curioso es eso. Que todos ven la misma imagen e interpretan algo distinto, cada uno piensa una cosa.

–Entonces, ¿no habría que perfilar los tipos penales relacionados con la violación?

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–Con los que tenemos, se puede hacer algún retoque. Pero querer perfilar mucho....La certeza de la ley es necesaria porque da más seguridad jurídica, pero descender al detalle menor hace difícil poder acertar. El homicidio se define muy bien: 'El que matare a otro...' Y luego ya veremos si es un asesinato, si concurren circunstancias. Respecto de la libertad sexual, se va perfeccionando, pero la naturaleza humana es compleja y las relaciones humanas también. Y me voy a meter en un charco, pero solo el sí explícito es sí, que no se acaba de entender muy bien si no se conocen y analizan las relaciones entre un hombre y una mujer. El sí es necesario en los dos, pero el sí expreso tropieza con un problema de prueba irresoluble. Es imposible de probar a no ser (perdone la ironía) con un 'fírmeme usted aquí'. El no está claro, pero el sí explícito, es más complicado.

–¿Qué tal lleva en su día a día la justicia digital?

–Lo estoy viviendo a duras penas. Tiene muchísimas ventajas, la informatización de la jurisprudencia, eso es perfecto. Es el camino, aunque no nos guste mucho, y puede suponer en unos años un cambio profundo en la Administración de Justicia. Pero yo sigo pensando en la relación directa, la letra impresa... Yo noo sé leer en el ordenador, me gusta sentir los asuntos, tocarlos. 4.000 folios en un 'pincho' no se los lee nadie. Tengo más capacidad de seleccionar sobre el papel que sobre el ordenador. Y Lexnet es difícil. También la videoconferencia condiciona mucho, la versión del testigo cara a cara... La pulsión directa es fundamental. Si sabes que te están grabando, estás representand, quieres que te vean más guapo, más listo. Es así.

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–¿Cuál es su percepción de la Justicia, que atraviesa hoy las cotas más bajas de credibilidad sobre su independencia por el escándalo de los nombramientos en el Consejo General del Poder Judicial?

–Lo que ha pasado en el CGPJ es detestable, intolerable. No tiene sentido, es absurdo. Pero está pasando y yo creo que no se puede hacer peor. El nombramiento del presidente del Tribunal Supremo y del consejo, cuando ni siquiera han sido designados los vocales que tenían que nombrarle, es lo nunca visto. Olvidando además la independencia judicial, la división de poderes. Es que es tan disparatado, que tenemos que darnos cuenta que el poder del Estado que tiene hoy mejor estado de salud es el Poder Judicial.

–¿Le parece?

–Sí, a mi juicio, sin duda. Entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, el que tiene mejor estado de salud es el Poder Judicial, y hay que cuidarle. Y sobre todo, que los que forman parte de ese Poder Judicial se den cuenta de esa realidad y que les dejemos un poco de autonomía, que constitucionalmente se les reconoce. ¿La designación de los vocales del Consejo y del presidente? Pues es un tema que está sin resolver. A mí, si se me pregunta, y sé que me meto en otro charco, que sean los jueces. Porque solo en exclusiva los jueces son los que tienen ese Poder Judicial. La historia esa de que 'ya, pero es que no tienen la legitimidad democrática porque no han sido elegidos...' Bueno. Tampoco los ingenieros de caminos, que son los únicos con competencia exclusiva para hacer puentes. Hay que buscar fórmulas, pero que sean ellos.

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«La exhumación de Franco tiene muy poco que ver con el Derecho»

–¿Qué opina de la exhumación de Franco?

–Que tiene muy poco que ver con el derecho. Seguramente que habrá argumentos jurídicos en pro y en contra. Debe de haberlos, porque está la gente tomando partido y a mí me parece una cosa incomprensible que después de tantísimos años, se polarice. Dos formas de ver las cosas tan enfrentadas y con tan poco sentido. En el fondo, ¿qué más da? No necesariamente había que poner esto en el foco, me parece que hay problemas de más interés y, sobre todo, es que está muy visceralizada la cosa. La libertad de expresión es otra cosa que tiene interés, lo del derecho al insulto.

–Lo de escupir a Borrell.

–Que se nos está yendo de la manos. No hay un derecho al insulto, eso está claro. Pero tampoco hay un derecho a no sentirme ofendido. El disenso es absolutamente necesario y la expresión de ese disenso, también es necesaria, ya está, eso está aceptado por todo el mundo. Lo que pasa es que hay esta corte de titiriteros, raperos, cantantes, cómicos, payasos, artistas que, al amparo de esa libertad de expresión dicen lo que piensan y está bien hacerlo, pero la crítica a esa libertad de expresión está también amparada por la libertad de expresión. Osea, que se puede decir lo que estamos diciendo sin ningún problema. ¿Y cómo no van a ser importantes los jueces en estas situaciones? Es absolutamente necesario que el Poder Judicial, el más sano de los tres poderes que tenemos hoy en España ponga un poco de cordura, de luz y de orden. Porque lo que yo creo que no se puede hacer tampoco es meter a la gente en la cárcel diciendo que no le ampara la libertad de expresión. Hombre, hay sectores sociales a los que les puede repugnar, herir y molestar o les haga daño determinadas conductas: a unos, las procesiones vaginales y a otros, que Franco esté en el Valle de los Caídos. Lo peligroso es la visceralidad.

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