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El investigador Daniel Rico muestra el simulador dinámico gastrointestinal en las instalaciones de Itacyl. Rodrigo Jiménez

Castilla y León

El Itacyl utiliza un estómago artificial para entender cómo los alimentos mejoran la salud

Dispone desde hace año y medio de un simulador dinámico gastrointestinal al servicio de la industria alimentaria, con el que se desarrollan proyectos en varios hospitales

Silvia G. Rojo

Domingo, 18 de febrero 2024, 00:01

En numerosas ocasiones se escucha aquello de 'somos lo que comemos', para referirse a la influencia que los alimentos tienen en la salud. Está de ... moda hablar de alimentación y de vida saludable en un tiempo en el que el desarrollo de nuevos ingredientes y alimentos funcionales ha adquirido un lugar prioritario en la industria agroalimentaria dada la demanda de los consumidores por este tipo de productos.

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Conocer las propiedades de un alimento requiere un necesario proceso de evaluación que, desde hace poco más de año y medio, se ha simplificado y mejorado gracias al simulador dinámico gastrointestinal (GASTROSIM) con el que cuenta el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).

«Es un instrumento con el que podemos imitar las condiciones gastrointestinales humanas, simula las condiciones fisiológicas y físicas, como puede ser la temperatura o la acidez», explica Ana Belén Martín Diana, Investigador-Jefe del Área de Innovación y Optimización de Procesos de la Subdirección de Investigación y Tecnología de Itacyl.

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El diseño ha sido ideado y se sigue mejorando por el investigador Daniel Rico y es una máquina con tubos que carece de boca, pero cuenta con esófago, estómago e intestino delgado, tampoco tiene intestino grueso.

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«Cuando digerimos vemos qué compuestos atraviesan todo el tracto intestinal y así predecir las propiedades para el organismo», explica la investigadora, «la mayor ventaja del proyecto es que puede reducir el número de ensayos clínicos en humanos y animales a la hora de validar las propiedades de la alimentación».

Esta herramienta se está utilizando en diferentes proyectos entre ellos, el denominado 'Cereals for health', que de manera general, a partir de salvados de trigo y avena desarrolla alimentos dirigidos a enfermos oncológicos ya que «podemos ajustar las condiciones a un determinado grupo poblacional». En concreto, se trabaja en subir las propiedades antioxidantes y rebajar el exceso oxidativo.

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Hasta ahora, los simuladores que existían eran estáticos, «esto es un paso más», subraya, y este es el único que hay en Castilla y León y de los pocos con que se cuenta en el resto del país. Las principales ventajas que presenta el uso de modelos artificiales como ensayos in vitro, en lugar del estudio in vivo de los sistemas digestivos, son por un lado el menor coste (en tiempo y en recursos) y reproducibilidad de los primeros, y por otro las implicaciones éticas de los segundos. Otras ventajas, menos evidentes, pero no menos interesantes de los sistemas in vitro, son la posibilidad de controlar ciertos parámetros y el permitir trabajar con compuestos tóxicos o a dosis tóxicas, en el caso del estudio con fármacos.

Alimentación y fármacos

Por otra parte, tener un conocimiento de cómo los diferentes fármacos y los alimentos interactúan es fundamental para mejorar la nutrición cuando el paciente se encuentra bajo un tratamiento farmacológico.

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Martín Diana resume que con esta herramienta, aplicada a diferentes proyectos, se busca «entender qué ocurre cuando nosotros comemos, esto es un generador de conocimiento, un paso más para lograr fórmulas más efectivas.», por lo que el futuro pasa por seguir trabajando en el área agroalimentaria, también al servicio de empresas como se hace en la actualidad, además de abordar el ámbito clínico, sobre todo el campo de la nutrición. De manera concreta, ya se trabaja en esta línea con el Complejo Hospitalario de Salamanca o el Clínico de Valladolid.

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