David Baeza, Eugenio Olmedo, Alfonso Vera y Chuchi Herrera, integrantes de los Butcher Brothers implicados con Movember. henar sastre

La iniciativa Movember por la salud masculina no esconde sus bigotes tras las mascarillas en Valladolid

El colectivo Butcher brothers busca vías para alcanzar visibilidad para una campaña que se extiende con actos de sensibilización en los colegios

Víctor Vela

Valladolid

Lunes, 9 de noviembre 2020, 07:26

«Mira, claro que llevo bigote», dice Alfonso Vera (Madrid, 1971, en Valladolid desde 1984) mientras se ahueca un poco la mascarilla y un hermoso ... mostacho asoma entre labio y nariz. Con sus pelos todos, aunque no se vean bajo el bozal sanitario. No ha querido Alfonso Vera faltar tampoco este año a Movember, cita solidaria que invita a que los hombres se dejen bigote este mes. ¿El objetivo? Recaudar fondos para luchar contra los cánceres de próstata y testículos y, al mismo tiempo, sensibilizar a la población masculina sobre la necesidad de cuidar su salud, tanto física como mental.

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«Los hombres tenemos seis años menos de esperanza de vida y solemos tardar más en acudir al médico cuanto tenemos un problema», explica Alfonso. Y pone un ejemplo: «Las mujeres son muy conscientes de que el cáncer de mama es un peligro evidente y ellas mismas se exploran. Nadie le cuenta al joven que también se debe hacer explotación testicular. Vigilar si le duele, si tiene algún bulto. Y en ese caso, ir al médico», añade. Alfonso es uno de los Butcher brothers, colectivo que en Valladolid, desde 2014, se suma a la iniciativa internacional Movember, con la organización de eventos deportivos (colaboran con los clubes de rugby, balonmano, baloncesto), citas solidarias en bares y restaurantes, venta de 'merchandising'.

El año pasado recaudaron casi 24.000 euros. Este mes de noviembre, la pandemia se lo ha puesto más difícil. El cierre de la hostelería les ha dejado sin buena parte de sus acciones, las restricciones de aforo les ha obligado a suspender actos multitudinarios como el que habitualmente celebraban en el LAVA. Las mascarillas han llegado para quitarles visibilidad porque los bigotes ahí debajo no se ven.

Para solucionarlo, los Butcher brothers han diseñado unas mascarillas con bigote dibujado (hay dos modelos, 8 y 9 euros en función del número de lavados para su reutilización) cuyo dinero se destinará a financiar proyectos de investigación contra el cáncer de próstata que en el hospital Vall d'Hebron, en Barcelona, pilota el doctor Joaquín Mateo.

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«El coronavirus ha ocultado otras muchas enfermedades que no pueden dejarse de lado por la pandemia. No se puede frenar la investigación –aunque ahora la prioridad sea la vacuna contra la covid– ni tampoco la atención. Obtener diagnósticos tempranos cada vez es más difícil porque se están retrasando citas y pruebas», explica Vera. Y a esto habría que sumar además los problemas de salud mental. «El coronavirus se ha llevado por delante el sosiego y la paz de la gente. Está la incertidumbre económica, los efectos del confinamiento, la soledad. La salud no es solo una cuestión física», insisten los Butcher brothers, los hermanos del carnicero en su traducción al español, ya que el grupo nació en el entorno de la carnicería Rosa, en La Rondilla, de la mano de José Collazos.

Eduardo Cimas es otro de sus colaboradores. Atiende Matojo Barber Shop, una barbería en López Gómez que, durante este mes, destina el dinero íntegro de los afeitados y arreglos de barbas a la causa solidaria. Él se encarga de dejar bien listo el bigote de quienes se quieren sumar al proyecto. «Hay gente que con el coronavirus se ha quitado la barba, porque no es cómodo llevarla con la mascarilla: se dobla, salen marcas, pica un montón. Además, hay que insistir mucho en la higiene, en llevar la barba cuidada (con jabones especiales, bálsamos, aceites) porque pueden convertirse en foco de virus, células muertas». Aunque no se vean los bigotes, muchos están ahí, debajo de la mascarilla, en este noviembre pandémico y solidario.

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«La idea de dejarse bigote en noviembre servía para llamar la atención, cambiar la cara del hombre. La gente que te conoce, de la cola del pan, por ejemplo, se acercaba y te decía: te noto algo raro, ¿qué te has hecho? Al principio daba un poco de corte, pero era la forma de explicar en qué consiste la iniciativa», cuenta Vera. Este año, con la mitad de la cara oculta, es más difícil ese reclamo. Por eso las mascarillas bigotudas. O las vías alternativas para recaudar fondos, como la cerveza artesana que han lanzado (Birrotuda.es).

Y junto a eso, las campañas de sensibilización en los colegios. Henar Sayanero es profesora en Cigales y allí, todo el centro escolar se implica con el Movember. «El objetivo es sensibilizar a los alumnos. Ellos son los pepitos grillo de sus padres, de sus abuelos o sus tíos. Utilizamos los bigotes (decoramos el colegio con algunos gigantes hechos de las hojas de los árboles) para hablar de salud, de la necesidad de cuidarse, acudir a las revisiones (76 vallisoletanos fallecieron en 2018 por cáncer de próstata), al médico cuando es necesario, de hacer ejercicio. Sayanero y docentes de otros centros escolares (como el San Gil, en Cuéllar, o en Pedrajas y Simancas) han elaborado un listado con más de treinta propuestas creativas que otros profesores pueden replicar en sus aulas, desde Infantil a Secundaria.

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La iniciativa, bautizada como Mokids, propone canciones, modelos de huchas, estampas de bigotes como si fueran 'pop art' y un repaso por personajes famosos con bigote, desde Einstein al Capitán Garfio, pasando por Charlot o Asterix. «Este año lo tenemos más complicado para que nuestros bigotes se vean, pero aquí los tenemos, debajo de nuestras mascarillas», concluyen.

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