Halla una cartera y la devuelve con todo intacto en su interior

Cada día se pierden en el mundo cientos de carteras y no todas vuelven a su dueño con todas sus pertenencias intactas. Pero a Francisco Cantalapiedra sí le fue devuelta sana y salva. Estaba haciendo la compra y recibió una llamada: alguien había llevado su cartera a comisaría. Ya estaba pensando en tener que renovar el DNI, dar de baja la tarjeta bancaria y en olvidarse del efectivo que llevaba. Pero no, una persona la había devuelto.

Y esa persona es José Manuel Alonso, un periodista jubilado que se encontraba de paseo con su esposa y se percató de la presencia de un objeto tendido sobre la acera. En un primer instante pensó que podría tratarse de una mascarilla que alguien había tirado al suelo para desprenderse de ella, pero al moverla con el pie se dio cuenta de que era una cartera.

Su acompañante, pensando en la pandemia que nos azota, le advirtió de que podría estar infectada. Otras dos mujeres que estaban alrededor se acercaron a ver lo que ocurría y, con la ayuda de un pañuelo para protegerse de posibles virus, cogieron la cartera. En una primera inspección observaron que en el interior había 50 euros en efectivo y múltiples tarjetas, además del carnet de identidad de Francisco Cantalapiedra, columnista y colaborador de El Norte.

No lo pensaron ni un segundo. La llevaron a la comisaría de Policía Municipal más cercana. Una vez allí y con la colaboración de los agentes, miraron a ver de quién era y el apellido les resultaba familiar. Un hijo de José Manuel apuntó quién podría ser y divagaron sobre si era o no alguien conocido por los presentes. Dejaron la cartera y siguieron con su día, sabiendo que habían hecho una buena labor.

Francisco, tras tener que dejar la compra en el supermercado e ir hacia la comisaría, recogió su cartera. Al abrirla no podía creer que estuviese todo dentro, incluido el dinero.

Antes de abandonar la comisaría Cantalapiedra pidió que le facilitaran el teléfono de la persona que había encontrado su cartera. Llamó a José Manuel y le agradeció su acto de buena fe. Tras hablar unos minutos y ver todo lo que tenían en común, como el periodismo, decidieron fijar un día para verse en persona y tomar un café tranquilamente.