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Francisco Javier se despide tras 41 años detrás del mostrador en Delicias: «Ahora toca vivir»Lo tiene bien apuntado en el recuerdo. El ocho de noviembre de 1983. Fue el primer día en el que él, Francisco Javier Velasco, se ... puso detrás de un mostrador. «Por aquel entonces no tenía ni idea de llevar un negocio», reconoce ahora, con 41 años de experiencia, cuando la cosa ha cambiado mucho. Comenzó en una pequeña tienda («de 25 metros cuadrados») en la calle Arca Real, donde terminó por estar sus primeros 16 años con un negocio en un local que tenía alquilado.
«Estudié una Formación Profesional de Administrativo y trabajé en una empresa, hasta que lo dejé», relata. En ese periodo de tiempo, también se casó. «Si no fuera por mi mujer no sería nadie». Y fue ahí cuando ambos decidieron abrir en Delicias aquella primera droguería. «No conocía el mercado, los primeros meses fueron de pérdidas, de que no sabías ciertas cosas», explica.
Poco a poco, la cosa fue remontando. Hasta que Francisco Javier lo tuvo claro. «Hubo un momento donde dije, vale, este va a ser mi futuro, cuando noté que la tienda comenzaba a quedarse pequeña». Fue entonces cuando él y su mujer quisieron comprar ese primer local de Arca Real. Pero no lo consiguieron. «Y nos fuimos, hasta la calle Zapadores, donde abrimos esta tienda el ocho de noviembre de 1999».
La casualidad quiso que fuera la misma fecha que su primera apertura en Arca Real. La calle Zapadores ha sido durante 25 años la sede de la droguería y perfumería Velasco, donde Francisco Javier se especializó en un tipo de producto que le hizo dar un paso más en su negocio. Los fitosanitarios.
«Hicimos una expansión en ese sentido, y fue muy bien. Venía incluso gente desde fuera de la ciudad a comprar. Pero también me tuve que especializar, hay que saber qué vendes a la gente». Porque eso, el trato con el cliente, es una de las claves del éxito de su negocio, que ha sobrevivido al paso del tiempo y a la proliferación de varios supermercados en los alrededores. «Detrás del mostrador consigues una amistad con los que entran por la puerta. Y lo que quiero y he buscado todos estos años es atender al cliente. No despacharle rápidamente. Ayudarle y aconsejarle, eso es lo que consigue el comercio de proximidad», defiende.
Y con esa filosofía ha conseguido afianzar una clientela que acude cada día a su tienda, que no llega solo con el interés de comprar, si no también con dudas para las que solo él tiene la respuesta. «Tengo mil y pico fichas de clientes. Casi todas por temas fitosanitarios, para que cuando vuelvan saber qué producto se llevaron, por si les vino bien. Porque hay gente que pregunta por cosas que ha comprado, pero que no recuerdan exactamente que fue, entonces yo se lo digo. Una de las mejores recompensas de este trabajo es cuando vuelve un cliente después de un tiempo y te dice que gracias a algo que tú le vendiste ha podido recoger más tomates que el año pasado».
De esta forma, el negocio ha conseguido una cartera de fieles clientes que acuden a la tienda, donde se ofrecen productos desde los fitosanitarios, lejías y colonias. Sobre estas últimas, Francisco Javier hace una comparación que permite ver el progreso que ha hecho detrás del mostrador. «Empecé con 16 referencias de colonias y ahora he acabado con 200». De ese «no conocía el mercado» a la actualidad.
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Sonia Quintana
Y la pregunta del millón. Jubilación, vale, ¿y ahora qué? «Pues ahora a vivir. A estar con mi familia y con mi mujer. Sea lo que sea, me da igual si es ir hasta los fiordos noruegos como si es ir a Navalcarnero, o salir a caminar. Lo que sea». Esto lo tiene claro Francisco Javier, pero hay otra idea que le ronda la mente para su inminente retiro detrás del mostrador. «También me gustaría estudiar Historia o Historia del Arte. Me gusta mucho y siempre me ha interesado. Me encanta ver piedras pero claro, no diferencio si son romanas, árabes o cómo. Además que podría ir a clase sin la presión de tener que aprobar una carrera sí o sí. Es una idea», comenta.
Desde hace unos días, unos carteles anuncian la jubilación de Francisco Javier en el escaparete de su tienda de la calle Zapadores. El local, que ya está a la venta, pasará a otras manos una vez cierre droguerías Velasco. A esa persona que llegue, el actual dueño le ofrece un consejo. «Una de las cosas más importantes es interesarte por lo que vendes». Lejos queda ya ese mes de noviembre de 1983, pero para él todavía hay una fecha más. La última antes de comenzar la nueva vida tras la jubilación. El once de mayo de 2025. «Cuando cumpla 65 años y me despida». Hasta entonces, seguirá un poquito más detrás de ese mostrador. Y después, pues a eso. A vivir.
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